El carácter minifundista del tejido empresarial gallego, muchas veces criticado como un lastre para el crecimiento y la innovación, tiene algunas ventajas. Las empresas familiares actúan de manera más protectora con sus empleados y según el Anuario 2021 del Foro Económico de Galicia son las responsables de que los daños de la crisis del COVID sobre el mercado laboral se hayan atenuado en la comunidad autónoma respecto a los sufridos por los trabajadores en el conjunto del país.

“Las cifras del mercado de trabajo reflejan también un mejor comportamiento comparado [de Galicia respecto a España], tanto en lo que tiene que ver con los trabajadores afectados por ERTE [expedientes de regulación temporal de empleo] como con la tasa de paro. En este caso, ha ayudado, sin duda, el mayor peso relativo de las empresas familiares en el tejido empresarial de Galicia”, sostiene en el documento el grupo de expertos. El informe ahonda en que los estudios disponibles demuestran la “ mayor resiliencia y efecto estabilizador sobre el volumen de empleo” de las empresas familiares. “Ante una caída en la facturación [las empresas familiares] recortan empleo en menor medida que las no familiares, cuya política de recursos humanos es más sensible a los vaivenes del ciclo”, concluye en texto.

En anuario del Foro Económico hace referencia a que la economía española ha sido la más golpeada por la pandemia de todas las integradas en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) —principalmente por el peso del turismo y la hostelería— y que el producto interior bruto cayó en 2020 un 10,8% en España (según la estimación del INE) y un 8,9% en Galicia, casi dos puntos porcentuales menos. La proporción es similar en el primer trimestre de este año: la economía española cae un 4,2% mientras la economía gallega se reduce en menor medida, un 2,9%. En el segundo trimestre se invirtió el signo y comenzó la recuperación: +19,8% en España y +17,5% en Galicia. La economía gallega resiste mejor el golpe pero rebota con menos vigor.

Varios factores explican las diferencias de comportamiento entre las economías española y gallega, por ejemplo el diferencia peso del turismo. Pero el Foro Económico destaca el factor familiar como una de las componentes más relevantes de la resistencia gallega.

“En lo que a la evolución del empleo se refiere, la fuerte contracción de la economía gallega en el conjunto del año 2020 se traslada directamente al mercado de trabajo atendiendo a la evolución de las grandes cifras del nivel de ocupación. Sin embargo, al contrario de lo sucedido en otras crisis económicas, la caída interanual del PIB en un 8,9% se traduce, con carácter general, en una destrucción de empleo de menor intensidad. Así, la población ocupada y las afiliaciones en alta laboral a la Seguridad Social descienden un 1,9% y los puestos de trabajo equivalente a tiempo completo un 8%” , recoge el informe del grupo de expertos. Por sectores, hostelería, ocio y restauración se llevan la peor parte junto al comercio. También sufren actividades relacionadas con el empleo, la construcción especializada, y el personal doméstico. Por el contrario, las contrataciones subieron en actividades sanitarias y de servicios sociales así como en la educación.

El 1% del personal en ERTE

La herramienta de los ERTE COVID frenó la destrucción de empleo durante los momentos más duros de la pandemia. En pleno confinamiento, en mayo de 2020 llegó a haber en España más de 3,6 millones de personas adheridas a esta situación excepción de suspensión de empleo. Al cierre del mes de octubre quedaban algo menos de 191.000, lo que supone un 1,25% del total de afiliados al régimen general. En el caso de Galicia, la evolución es similar pero con menor proporción de afectados por los ERTE, aunque esta diferencia ya se ha ido acortando. El último mes terminó con 8.431 gallegos en estos expedientes, el 1% de los trabajadores. En A Coruña son 3.398 empleados, el 0,99%.

La empresa familiar sostiene el 86% del empleo privado

Nueve de cada diez (92,4%) empresas asentadas en Galicia son familiares. Este tipo de negocios aporta el 85% del valor añadido bruto (VAB) empresarial de la comunidad (una contribución estimada en unos 22.300 millones de euros anuales) y sostiene el 86,3% del empleo privado en Galicia, según el último informe de la Asociación Gallega de la Empresa Familiar. Las cifras son muy superiores a las que se registran en el conjunto de España, donde estas firmas suponen el 89% del total y generan el 67% del empleo privado, según el Instituto de Empresa Familiar. Esta agrupación está constituida por las 58 principales compañías familiares gallegas, que facturan 11.000 millones de euros anuales y dan empleo directo a 55.000 personas. Gadisa, Hijos de Rivera, Bonilla, Velgalsa y hasta Inditex son algunas de las principales empresas de carácter familiar que tienen su base en A Coruña. Froiz, Leche Río, Megasa, Adolfo Domínguez, Roberto Verino o Cortizo son otras de las firmas familiares más relevantes del tejido empresarial gallego.

Fondos europeos

El Foro Económico de Galicia reclama que la transformación que se prepara para el tejido empresarial al calor de los fondos europeos Next Generation tenga en cuenta la estructura predominantemente familiar del mercado gallego: “Es clave apostar por nuevos proyectos que conjuguen sostenibilidad ambiental, transición energética y digitalización; y tengan en el medio rural y en las empresas de tamaño medio y estructura familiar una referencia principal”, reclama el grupo de expertos, que considera además que “estamos obligados a afrontar los retos del cambio climático y encontrar en ello nuevas oportunidades de negocio para compensar los cierres y crisis industriales en curso y para continuar con la convergencia de Galicia con la media española en niveles de desarrollo”.