Ignacio Aldecoa se enroló durante un mes en el pesquero vasco Alir, para mostrar la belleza pero sobre todo la dureza de este oficio en su novela Gran Sol. El mar alimenta a 4.318 buques de pesca en Galicia, según los datos del Instituto Galego de Estatística de 2020. Y casi 20.000 trabajadores viven de sus aguas en nuestra comunidad autónoma. Pero decrece inexorablemente el número de embarcaciones en los últimos años. En concreto, desde 2004 Galicia ha perdido más de 1.200 barcos de este tipo. Si hace 16 años contaba con 5.565 pesqueros, ahora dispone de 4.318.

El descenso se observa en las tres tipologías de pesca. Según los números del IGE, en 2004 se dedicaban a la gran altura por aguas internacionales un total de 121 pesqueros. En 2014 habían descendido a 113 y actualmente son 99. La pesca de altura en aguas comunitarias ha sufrido un descenso del 50% en sus efectivos. Contaba en 2004 con 144 barcos gallegos, en 2014 con 76 y en 2020 con 72.

En cuanto a los buques que faenan en el caladero nacional (Cantábrico-Noroeste), la caída porcentual ha sido menor aunque se trata del colectivo más numeroso. Sumaban una flota de 5.300 barcos en 2004, bajaron a 4.317 en 2014 y a 4.147 a 2020. Esta radiografía puede trasladarse a nivel de empleo al puerto de A Coruña. Actualmente da trabajo a 5.000 personas en todos los sectores vinculados a la actividad marítima, aunque la cifra se duplicaba antes de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986. De todos modos, con empleo indirecto aún se suman 10.000 personas. Y 200 barcos (pesqueros, mercantes y de otro tipo) entran a diario en sus muelles.

La flota del puerto herculino también se ha recortado, pasando de 121 buques en 2009 a 93 en 2019. Y al igual que en el resto de los muelles gallegos, el 80% se dedican a artes menores.

Aunque llegó a estar formada por 460 barcos en 1981, la armada española del Gran Sol fue bautizada como la Flota de los 300 porque se cifraba así el tope de licencias en aguas comunitarias asignadas por la entonces CEE en el momento de la integración de España (1986). Y la inmensa mayoría de esos buques eran gallegos. En 2005, la Flota de los 300 había bajado a 199. Y en 2007 a 188. Actualmente quedan en activo unos 88.

En sus crónicas para este diario sobre el declive del sector, el periodista Antón Luaces recordaba que A Coruña llegó a faenar con 200 barcos en Gran Sol. Se generaban 10.000 empleos y más de 100 millones de euros. Pero aquellas glorias palidecieron con las reconversiones derivadas de recortes de cuotas o las caídas de precios.

Queda lejos la cita de San Lucas, con la que Aldecoa inicia su Gran Sol: “Dijo a Simón: tira a alta mar y echad vuestras redes para pescar”.

En manos de la Unión Europea

El panorama de la pesca gallega cambió con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (Tratado de Madrid y Lisboa, con entrada en vigor el 1 de enero en 1986 tras su firma el 12 de junio de 1985). Las competencias comunitarias y estatales se actualizaron en el Tratado de Funcionamiento de la UE (aplicado con el Tratado de Lisboa, firmado el 13 de diciembre de 2007). Indica que la Unión dispondrá de competencia exclusiva en la conservación de los recursos biológicos marinos dentro de la política pesquera común. Además, la Unión Europea también dispone de competencia compartida con los Estados miembros en agricultura y pesca, con exclusión de la conservación de los recursos biológicos marinos. Así lo indica textualmente el TFUE en el marco de las atribuciones concedidas por los tratados. El IGE refleja ese progresivo descenso de barcos pesqueros en Galicia. Sin embargo, la Xunta afirma que desde 2009 las cuotas de Galicia en el Cantábrico Noroeste y en Gran Sol casi se duplicaron con 118.000 toneladas más pese a perder la flota. Hay menos barcos pero pescan más.