El sector bancario lleva años inmerso en un proceso de reducción de costes y fusiones que se traduce a pie de calle en una menor presencia física. Hay menos entidades bancarias y las que quedan tienen menos sucursales. Tanto que los núcleos menos poblados corren el riesgo de quedarse sin ningún servicio. Pero no solo eso. En España hay 1.620 códigos postales, un tercio del total, en los que sin haber exclusión financiera, tampoco hay elección: solamente está presente un banco. Las dos provincias españolas que más sufren este monopolio bancario son Toledo, con 70 distritos en esta situación, y A Coruña, con 60, según los últimos datos del Banco de España.

La crisis financiera de 2008 desató una marea de operaciones de concentración bancaria que todavía no ha visto su fin. Las más recientes son la de Unicaja y Liberbank —a quien Abanca también quiso absorber— y la de Bankia y CaixaBank. En esta última, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) recurrió al análisis de los cógidos postales para valorar la complementariedad de las redes de entidad y dar finalmente luz verde a la unión tras observar que en todo el país, la nueva entidad pasaría a ocupar una posición de monopolio en 21 códigos postales, mientras que en otros 65 tendría una presión competitiva débil, con solo otra entidad en un radio de kilómetro y medio.

Si el cliente quiere disponer de una oficina cercana en la que realizar gestiones, cada vez tiene menos posibilidades. En el caso de los vecinos de 60 códigos postales coruñeses, no hay alternativa. Y en este caso la entidad dominante es Abanca. Donde antes había oficinas de Caixa Galicia y de Caixanova y tal vez alguna otra que cerro, ahora hay una sola de Abanca. Las viejas cajas de ahorros fueron transformadas en 2011 en NCG Banco, que en 2013 pasó del FROB ( Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) a manos del banquero venezolano Juan Carlos Escotet, para convertirse en la actual Abanca.

El banco gallego es el segundo de España que más códigos postales copa en solitario, 187. Solo superado por Caixabank, que despunta con 460. Por detrás de ambos están Unicaja Banco (171), Ibercaja (127), Caja Rural de Albacete (114), Eurocaja Rural (62), Kutxabank (53), Cajamar (51), Sabadell (38), Caja Rural de Jaén (38), Banca Pueyo (36), BBVA (32) y Cajasur (24). Hay que bajar al puesto 14 para encontrar al Banco Santander. Su bajo grado de monopolio a nivel de distritos es paradójico, ya que el banco de Ana Botín es, solo por detrás de CaixaBank (5.698), el que más oficinas tiene en España (2.939).

El Santander se ha ido comiendo a lo largo de la historia la red de sucursales de los bancos Central, Hispano, Banesto y Popular, que previamente había absorbido al Pastor. Pero su presencia física está concentrada en núcleos más poblados y con mayor competencia.

Abanca domina en Galicia, pero no toda las provincias gallegas están sometidas al mismo nivel de monopolio bancario. La clasificación estatal la lidera Toledo (70 distritos en monopolio) seguida de A Coruña (60) y Badajoz (59). Pontevedra está en cuarto lugar (54) y a continuación, Cáceres (53), Girona (53), Lleida (50) y Ourense (48). Lugo ni siquiera figura entre las 15 primeras.

Concentración “moderada”

Por detrás de Caixabank y Abanca, la tercera entidad más dominante es Unicaja (que este año absorbió Liberbank), única entidad financiera en 171 códigos postales. La concentración bancaria deja cada vez más territorio en manos de los monopolios a nivel físico o directamente de la exclusión financiera. Más de la mitad de los municipios que existen en España (4.443 de 8.131) carecen de sucursal bancaria. En la clasificación europea se considera a España un mercado con un nivel moderado de concentración bancaria, en el puesto 18 de los 27 según el denominado índice Herfindahl-Hirschman, que le otorga 1.081 puntos. El más concentrado es Finlandia (2.250). Alemania (325) es de los que menos.

De las fusiones y la digitalización a la exclusión financiera

El mercado bancario ha cambiado. Bajos tipos de interés, reducción de la rentabilidad, mayores exigencias regulatorias, nuevas tecnologías, irrupción de las fintech. Son algunos de los factores que obligan a los bancos a sumarse al fenómeno global de la consolidación bancaria y a ajustar sus costes, ya sea eliminando servicios o recurriendo a la economía de escala mediante fusiones. En 2008 había 45.662 oficinas de banco en España. Al cierre del año pasado eran 22.271, menos de la mitad. Las fusiones limitan la competencia. La nueva CaixaBank es desde marzo el mayor banco de España por activos tras absorber Bankia. Unicaja y Liberbank dieron lugar también este año a la quinta entidad financiera del país. La siguiente fusión podría ser la de BBVA y Banco Sabadell, según se prevé en los mercados. “Quién sabe lo que traerá el futuro”, dijo a finales del mes pasado el presidente del BBVA, Carlos Torres, sin confirmar nada sobre las negociaciones pero abriendo la puerta. El futuro inmediato trae un mercado bancario con menos operadores físicos y con opciones distintas para el consumidor. A los bancos tradicionales con su red de oficinas se suman otros operadores que prestar servicios exclusiva o mayoritariamente por internet. Este viernes debutó en la Bolsa de Nueva York el banco digital brasileño Nubank, que se posicionó como la mayor fintech de Latinoamérica y superó al Itaú en capitalización al alcanzar unos 48.000 millones de dólares de valor en su estreno. Las alternativas digitales, ya sea en bancos online o por digitalización de servicios de la banca tradicional, son cada vez más predominantes. Pero no todos los consumidores están en posición de seguir ese ritmo y los que viven en poblaciones más aisladas se enfrentan al peligro de la exclusión financiera. Incluso con banca electrónica se necesita cierta infraestructura para acceder al dinero en efectivo. Cerca de 15.000 coruñeses carecen de acceso a un banco o un cajero en su municipio.