Un millón de euros es la financiación que el comité de empresa de Alu Ibérica A Coruña estima necesaria para poder volver a producir en la planta de aluminio de Agrela, cerrada desde agosto por problemas de insolvencia, después de que la Justicia asumiese la gestión cautelar por indicios de saqueo de Grupo Riesgo. Los trabajadores han contactado con clientes de la antigua Alcoa y tienen su compromiso de realizar pedidos suficientes como para que parte de los operarios pudieran salir del ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) y reactivar la fundición. “Tenemos las instalaciones y el personal, tenemos los clientes... podemos trabajar para generar ingresos y al menos no seguir incrementando la deuda”, manifiesta el presidente del comité, Juan Carlos López Corbacho. Según sus datos, Alu Ibérica A Coruña engorda su deuda en 700.000 euros mensuales desde que está parada y en concurso de acreedores. La deuda actual ronda los 20 millones de euros, más de la mitad a las arcas públicas. Para hacerse oír en su demanda de financiación pública, los trabajadores cortaron ayer Alfonso Molina ante la falta de respuesta del Ministerio de Industria.

Trabajadores de Alu Ibérica ayer durante un corte de tráfico reivindicativo en Alfonso Molina. | // VÍCTOR ECHAVE

Para evitar el despido masivo al que se enfrentan los 300 trabajadores en A Coruña —y otros tantos en Avilés— y a falta de que aparezca un comprador con un plan industrial solvente, el comité reclama una intervención pública “quirúrgica” de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). El argumento, además de la defensa de la actividad y el empleo en esta industria privatizada, es la condición del Estado como primer acreedor de Alu Ibérica LC. “De los 20 millones que tiene de deuda la empresa, más de la mitad los debe a las arcas del Estado, así que si el Gobierno financia una salida por lo menos podrá recuperar dinero”, expone Corbacho.

La planta vale 210 millones

Los impagos a Hacienda, a la Seguridad Social o al Ministerio de Industria (por ayudas de emisión de CO2 que debían ser devueltas, por ejemplo) nutren esa deuda de más de diez millones de Alu Ibérica LC con el Estado. “La SEPI tiene que entrar aquí y rescatar la empresa, porque el máximo acreedor de la planta es la administración”, recalca el portavoz de la plantilla. Corbacho incide además en que la deuda es pequeña en relación al valor de la planta, con unos activos que el administrador concursal ha valorado en 210 millones de euros.

El Gobierno ha deslizado que hay compradores interesados, pero lo que no quieren los trabajadores es una nueva venta fracasada, como la que investiga la Audiencia Nacional por posible estafa de Alcoa a Parter Capital en 2019 y su posterior reventa a Riesgo en 2020. El comité apuesta por que sea el Estado, a través de una participación de la SEPI en el capital de Alu Ibérica, quien propicie la reapertura de la fábrica y tutele su reactivación hasta encontrar un grupo industrial adecuado.

El tiempo juega en contra. El ERTE termina en mayo y si no hay visos de una salida industrial, la empresa enfilará la liquidación y los trabajadores, el despido colectivo. “A los únicos a los que hay que presentar aquí un ERE de extinción es al Gobierno y a la Xunta por su inacción y abandono a esta plantilla” , zanja Corbacho. Mientras, mantenimiento de maquinaria, seguros, vigilancia y otros gastos avivan el agujero financiero.

Corte de tráfico en Alfonso Molina

La asamblea que los trabajadores coruñeses de Alu Ibérica celebraran en el edificio de sindicatos en Alfonso Molina para analizar su complicada situación laboral terminó en enfado y desencadenó una protesta con pancartas y neumáticos en llamas que cortó el tráfico en la avenida desde las doce y media de la mañana y durante algo más de media hora. La movilización causó retenciones de vehículos en dirección salida de la ciudad, al ocupar los trabajadores todos los carriles de circulación en ese sentido a la altura del concesionario Marineda Motor. Bajo el lema “Alu Ibérica, solución”, los obreros de la fábrica de aluminio de Agrela (antes Alcoa) lanzaron un SOS por su situación límite, en concurso de acreedores y al borde del ERE de extinción. “La protesta fue por puro cabreo”, admite el presidente del comité, Juan Carlos López Corbacho, después de una asamblea en la que los sindicatos dieron cuenta a la plantilla de la ausencia de respuesta del Ministerio de Industria después de que la semana pasada se comprometiera a tener un encuentro esta semana para valorar el aporte de financiación y mejoras en el cuaderno de venta. La plantilla prepara ya más protestas y reuniones políticas.