Más de 240 trabajadores de la plantilla de la fábrica de aluminio en Avilés, que perteneció a la multinacional estadounidense Alcoa, cerraron ayer su vínculo contractual después de tres años de lucha con la dirección de la empresa y las administraciones públicas y de movilizaciones con el apoyo de sindicatos y ciudadanos, para acabar en el paro.
Los trabajadores pusieron así fin a una etapa iniciada en 2019, cuando Alcoa vendió sus plantas en Avilés y A Coruña al fondo de inversión suizo Parter Capital, tras anunciar un año antes su intención de cerrar esas fábricas. Sin embargo, Parter Capital no tardó en desprenderse de las plantas de Alcoa y venderlas al grupo industrial Riesgo bajo la denominación de Alu Ibérica.
Riesgo está bajo investigación del Juzgado central 3 de la Audiencia Nacional por su gestión, que llevó a nombrar un administrador judicial al frente de la fábrica.
Posteriormente, ambas plantillas llegaron a un acuerdo con la antigua propietaria para acceder a una serie de compensaciones e indemnizaciones a cambio de abandonar la vía judicial emprendida contra ella. Ese acuerdo permitirá recibir una indemnización de 60 días por año trabajado, más 10.000 euros lineales a cambio de renunciar a la vía judicial contra la multinacional. Ahora, el acuerdo está pendiente de confirmación por parte de las federaciones sindicales y de la homologación del Tribunal Supremo.
