Ryanair redujo sus pérdidas un 65% en su año fiscal 2022, que finalizó el pasado 31 de marzo, al registrar unos números rojos de 355 millones de euros, frente a las pérdidas de 1.015 millones de euros del año anterior, marcado por las restricciones a la movilidad derivadas de la pandemia del coronavirus. Durante el periodo, la compañía recuperó con fuerza el tráfico, al pasar de 27,5 millones a 97,1 millones de pasajeros, aunque todavía por debajo de los 149 millones de viajeros previos al coronavirus. El factor de ocupación creció 11 puntos porcentuales, hasta el 82%

La facturación de la aerolínea alcanzó los 4.800 millones de euros durante el ejercicio, lo que supone un crecimiento del 193% con respecto a los 1.640 millones de euros del año anterior, gracias a los ingresos por servicios complementarios –esto es pago por embarque prioritario, reserva de asiento o pago por maleta-- que tuvieron un desempeño sólido, generando más de 22 euros por pasajero y compensando, así, la caída del 27% de las tarifas que de media se situaron en 27 euros, según la empresa.

Los números podrían ser mucho peores. Pues mientras el tráfico aumentó un 253%, los costes de explotación lo hicieron 'solo' un 113% hasta los 5.270 millones de euros (incluido un aumento notable del 237% en combustible hasta 1.830 millones de euros), impulsados principalmente por la reducción de los costes variables, como los de aeropuerto y manipulación, las tasas de ruta y el menor consumo de combustible de los nuevos aviones B737 'Gamechanger'. Esos costes más bajos, junto con el aumento de los factores de carga, hizo que el coste unitario por pasajero (sin combustible) se redujese a 35 euros.

El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, prevé que el número de usuarios de la aerolínea 'low cost' se incremente hasta los 165 millones este año, un 10% más de los viajeros que tuvo la aerolínea un año antes del covid (149 millones), su mejor registro hasta la fecha. De hecho, O'Leary se marca como objetivo un crecimiento de 10 puntos porcentuales al año para los próximos cinco años, hasta alcanzar los 225 millones de pasajeros. "Este crecimiento se producirá con tarifas más bajas, pero con una flota de nuevos aviones B737 'Gamechanger' (la compañía hizo un pedido de 210 de estas aeronaves), que ofrecen un 4% más de asientos, pero consumen un 16% menos de combustible y reducen las emisiones de ruido en un 40%", ha destacado.

Hasta marzo de este año, Ryanair ha recibido 61 aviones B737-8200 'Gamechanger' y espera aumentar en otros 70 aviones más de cara a la temporada de verano, con el objetivo de "impulsar la recuperación y fomentar el crecimiento". Con estas naves, Ryanair estima que su capacidad se incrementará este verano un 115% frente a los niveles de 2019, previos al estallido de la pandemia del coronavirus en todo el mundo e impulsar, así, el incremento de pasajeros de cara a sus expectativas anuales. "Esperamos llenar estos vuelos con tarifas más bajas y costos de combustible más altos que antes de Covid", apunta la empresa.

La aerolínea cuenta con el 80% de su combustible cubierto a un precio "muy por debajo" de los actuales, pero el 20% sin cobertura, lo que "dará lugar a un aumento de los costes no presupuestados" dado el alza de precios de esta materia prima por la guerra. No obstante, Ryanair es "optimista" sobre las tarifas de cara a este verano, gracias al impulso de las reservas que ya se encuentran más cerca de los niveles de 2019 después del "impacto dañino" de la variante ómicron y el estallido de la guerra de Ucrania en febrero.

Así, la compañía 'low cost' prevé volver a ser rentable este año fiscal 2023, pese a que la recuperación “sigue siendo frágil” por la posibilidad de nuevas variantes del virus y el efecto que pueda tener la guerra de Ucrania. “Dado el riesgo continuo de flujos de noticias adversas sobre estos dos temas, es poco práctico (si no imposible) proporcionar un rango de orientación de ganancias sensato o preciso en este momento”, añade en el comunicado.

Por otra parte, la deuda neta al final de año de Ryanair fue de 1.450 millones de euros (casi la mitad de los 2.280 millones de euros del año anterior) y la compañía "planea" reducirla a cero en los próximos dos años, pese a las inversiones previstas, y según explica más del 90% de la flota B737 está libre de cargas. "La fortaleza del balance de Ryanair indica que el grupo está bien posicionado para capitalizar rápidamente en las muchas oportunidades de crecimiento que existen en Europa en la recuperación posterior a Covid-19", expone la aerolínea.