La pandemia ha frenado los progresos en aras de garantizar un acceso universal a la energía y, al ritmo actual, para 2030 habrá aún 670 millones de personas sin electricidad, según un informe publicado por Naciones Unidas.

El análisis de la organización apunta que los confinamientos, los problemas en las cadenas de suministro y el desvío de recursos públicos a otras prioridades han ralentizado los avances para lograr esta meta, que es parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que los países de todo el mundo acordaron en 2015.

Según la ONU, el impacto de la covid-19 se ha visto agravado en los últimos meses por la invasión rusa de Ucrania, que ha disparado los precios de los combustibles.

A día de hoy, unas 733 millones de personas a nivel global no tienen acceso a electricidad y el progreso en este ámbito se ha ralentizado en los últimos años, después de que entre 2010 y 2020 el porcentaje de la población mundial con acceso a corriente pasase del 83% al 91%.

Al ritmo actual, para 2030 ese porcentaje sólo mejorará al 92%, lejos de la meta del 100%, según las estimaciones de la ONU.

La mayor parte de la población sin acceso a electricidad se concentra en África subsahariana, una región que también necesita mucho progreso de cara al objetivo de dotar a todo el mundo de métodos para cocinar no perjudiciales para la salud y el medioambiente.

El uso de madera o carbón en cocinas tradicionales está vinculado según Naciones Unidas a numerosos problemas de salud y es un importante factor de contaminación en muchos países, por lo que la transición a métodos más modernos se considera clave.

Según el informe, unos 2.400 millones de personas en todo el mundo siguen usando métodos para cocinar que son perjudiciales y el progreso se ha frenado en los últimos años, en parte por el importante aumento de la población en varias de las naciones.