El cambio en los hábitos de compra y la competencia de Amazon están arrinconando al pequeño comercio en las calles de Murcia y de Cartagena. Las tiendas tradicionales siguen bajando la persiana incluso en las zonas más céntricas de las grandes ciudades de la Región, mientras que las franquicias van ocupando los locales que dejan vacíos las empresas familiares desaparecidas después de haber regentado el negocio durante generaciones. Carmen Piñero, presidenta de la patronal regional de comercio Coremur, y Antonio Sánchez Arenas, presidente del Centro Comercial Abierto de Cartagena, abogan por ponerle un impuesto a Amazon para que los negocios locales no tengan que competir con el gigante de la distribución en una situación de desventaja.

"Internet está haciendo mucho daño. También las empresas chinas. Todo el mundo se ha acostumbrado a comprar por Internet y eso va repercutir en la mano de obra", aseguraba este martes Tere Orenes, mientras recogía los zapatos de la tienda que ha mantenido durante 18 años en la calle Jabonerías de Murcia. Su zapatería se convirtió ayer en el último de los establecimientos de esta céntrica arteria que ha cerrado sus puertas.

Las franquicias van ocupando los locales que quedan vacíos en el centro histórico de las grandes ciudades

"El pequeño comercio se muere. Va a desaparecer. No se le respeta ni se le mima por parte de nadie, está abocado al fracaso", advertía el mismo día que había tenido que empaquetar el género sin vender. Recordó que desde el inicio de la pandemia han echado el cierre muchas otras tiendas de Jabonerías y de la calle Sociedad.

Por su parte, la presidenta de Coremur advierte de que con la pérdida del comercio tradicional "desaparece nuestra cultura, la posibilidad de ver lo que compras y de llevarte el paquete en la mano sin tener que esperar varios días para que te llegue a tu casa".

El paisaje urbano cambia a medida que desaparecen los escaparates y las calles se quedan sin ambiente

Se lamenta de que con el cierre de las tiendas también se pierde «el paseo y la costumbre de salir y ver los escaparates».

Carmen Piñero recuerda que con la desaparición de las pequeñas tiendas se destruye también "empleo de calidad. La mayoría de los trabajadores tiene contratos indefinidos y puestos de trabajo estables", precisa.

Reitera que «cada euro gastado en el comercio local se multiplica y genera una riqueza que se queda en la ciudad. La gente no sabe lo que está perdiendo, a los jóvenes que se han acostumbrado a comprar por Internet habría que explicarles los cambios que eso produce en la vida de una ciudad».

"Con la pérdida del comercio tradicional de las ciudades desaparece nuestra cultura"

Carmen Piñero - Presidenta de COREMUR

"El comercio es como la piel"

Cuenta que una experta en escaparates con la que ha trabajado "compara el comercio con la piel de una ciudad. Por eso, igual que el cuerpo de una persona acaba enfermando cuando tiene un problema de salud en la piel, la economía se resiente cuando el comercio local enferma".

La representante de la patronal regional aboga por gravar con un impuesto a las grandes plataformas de distribución "para dedicar ese dinero a ayudar a los comerciantes".

También el presidente del Centro Comercial Abierto de Cartagena defiende el establecimiento de "un impuesto a Amazon" para evitar la competencia que las grandes compañías están ejerciendo frente a las tiendas físicas. "Si no es así, no hay forma de competir", asegura.

"Se sale buscando ocio solamente, pero hay menos puestos de trabajo y calles solitarias"

Antonio Sánchez Arenas - Presidente del Centro Comercial Abierto

Antonio Sánchez Arenas remite a los estudios que hablan de que "por cada puesto de trabajo que crean empresas como Amazon se destruyen otros tres".

El empresario de Cartagena se lamenta de que "la factura de la pandemia y de la guerra la tenemos que pagar entre todos" y da por hecho que después del verano las cosas van a empeorar.

«El principio de año ha sido flojo, pero ahora se percibe la alegría por la proximidad de las vacaciones y la llegada del turismo. Hay más ambiente, pero el último trimestre y el nuevo año van a ser difíciles. No sabemos qué va a pasar con el comercio tradicional», augura.

Antonio Sánchez Arenas explica que el cambio de hábitos de consumo ha desplazado al comercio y está dando todo el protagonismo "al ocio. La gente sale buscando ocio solamente".

Sin embargo, apunta que a medida que se van quedando los locales cerrados y los bajos se vacían, hay menos puestos de trabajo y las calles están solitarias, lo que desplaza la demanda hacia las zonas de bares.

"La comodidad de que te lleven los pedidos a casa conlleva muchos perjuicios. Nuestras armas son la atención personal al cliente y la especialización, pero con esas armas no se puede luchar si no hay ayudas", concluye.