En el verano más seco desde 1965, año en que empiezan los primeros registros, los regantes españoles han tenido que medir, más que nunca, el agua con el que alimentaban sus campos. Las escasas reservas que han quedado en los pantanos al final del año hídrico, un 34,2%, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), están a punto de recibir un nuevo ‘bocado’ en las cuencas que limitan con Portugal. Antes del 1 de octubre, la del Duero, Guadiana, Tajo y Miño-Sil deberán terminar de trasvasar el tributo que le deben a Portugal por el Convenio de Albufeira y del que no se ofrecen datos de cantidades concretas de forma oficial.

El convenio es un tratado internacional firmado en 1998 y que, veinticuatro años después, sigue marcando las aportaciones que los embalses españoles tienen que hacer a las reservas portuguesas en función de la cantidad de lluvias. Si el índice anual es inferior al 65% de la serie histórica, se considera que ha sido un año seco y el trasvase es menor, pero el problema llega cuando, como en este 2022, la cifra se supera por muy poco.

Según explican a El Periódico de España desde las asociaciones de regantes, el índice de este año ha sido de un 67,88%. "Nosotros no decimos que no queramos contribuir, lo hemos hecho siempre y lo vemos lógico, pero no tiene sentido que aportemos lo mismo con un 85% que con un 67%. El convenio tiene más de dos décadas, el mundo de entonces no es el de ahora y debe actualizarse", explica a este periódico Manuel Mantecón, secretario general de la Asociación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Duero (FerDuero).

Las cuencas involucradas en el tratado, es decir, la del Miño-Sil (al 46,7% de su capacidad), Tajo (36,7%), Duero (35,8%) y Guadiana (23,9%), afrontan este tramo final de uno de los años hídricos más secos de la historia con incertidumbre. Por lo que tienen actualmente y por lo poco que van a dejar ahorrado algunas de ellas de cara a la época seca del año que viene, pues la Aemet ya ha asegurado que hay muchas probabilidades de que las temperaturas se mantengan altas durante el otoño y que, además, en las zonas centro y oeste "hay entre un 40% y un 60% de probabilidades de que haya menos lluvias de lo habitual".

"Estamos enfadados porque hemos pasado una campaña muy mala. Hemos medido el agua que utilizamos para tener reservas para el año que viene y poder garantizar el riego de la próxima cosecha porque nosotros estamos en manos de la climatología. Ahorramos y ahorramos y, al final del verano, vienen y se llevan una parte de esos ahorros. Y, ¿para qué? Para electricidad, la campaña de regado ha concluido prácticamente en ambos países", asegura Mantecón.

Según el último informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del 13 de septiembre, la reserva hídrica española se encuentra ahora mismo al 34,2% de su capacidad, y, en apenas una semana, ha perdido 462 hectómetros cúbicos, un 0,8%. En Zamora, por ejemplo, la política de desembalses llevada a cabo por la Confederación Hidrográfica del Duero, que depende del MITECO, dejará las reservas del pantano de Ricobayo al 16%.

Manifestaciones en León

Allí, el embalse de Almendra, que abastece a una comarca de alrededor de 12.000 personas, también tendrá que ceder durante el mes de septiembre 400 hectómetros cúbicos, es decir, prácticamente la mitad del agua que tiene embalsada actualmente (862 hm3).

El río Tormes, que es el que abastece ese pantano, es un afluente del Duero, y, a escasos kilómetros, en la zona de León, los agricultores regantes han convocado una manifestación para este lunes para protestar por las condiciones del Convenio de Albufeira. Consideran que la situación medioambiental actual no es la misma que cuando se firmó en 1998, y que no se garantiza que el agua se esté utilizando para el consumo humano o para regadío, sino que denuncian que se va a destinar a la generación de electricidad.

Precisamente ese es el punto clave para la Asociación de Comunidades de Regantes, pues, según ellos, debería garantizarse que un 80% se destine a consumo humano y un 20% a la producción de energía. “¿Qué pasará el año que viene cuando no podamos sacar el agua suficiente para abastecer las cosechas?”, se preguntaba este lunes Herminio Medina, presidente de la comunidad de Regantes del Páramo, en un día de reuniones entre las asociaciones, el subdelegado del Gobierno y el presidente de la Diputación de León.

"Si esa agua se necesitara para regar o abastecimiento no diríamos nada, pero si es para energía ya es otra cosa. Es un agua que hemos ahorrado nosotros, que hemos pagado nosotros los embalses, la explotación... Y todo para que esos recursos no vayan a consumo del usuario sino a generar electricidad. Nos parece un poco mal porque ese agua hasta su llegada al mar la turbinan lo menos 15 o 20 veces, y eso es dinero, dinero y dinero, así que que no nos tomen el pelo", dice a El Periódico de España Ángel González, portavoz de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore).

La tensión por el reparto del agua ha llegado hasta el punto de que los manifestantes se han planteado acudir al embalse de Riaño, en León, a “cerrar las compuertas”, pero lo cierto es que el problema tiene difícil solución por el hecho de que el convenio sea un acuerdo internacional que España no puede plantearse incumplir o modificar unilateralmente. Para poder actualizarlo, Portugal debería estar dispuesta a negociar.

Críticas por el desembalse

La relación entre ambos países en este sentido es buena, y ya a principios de año ambas administraciones acordaron en una reunión reforzar la coordinación de los trabajos de protección y aprovechamiento sostenible de las cuencas compartidas entre ambos estados. Los agricultores afectados, sin embargo, quieren meter presión para que se escuchen sus quejas, sobre todo por el hecho de que este año ha demostrado que los recursos hídricos pueden ir reduciéndose por el cambio climático y también por la política que se está siguiendo a la hora de coger el agua necesaria para cumplir con los compromisos.

En declaraciones a La Opinión de Zamora, periódico del mismo grupo editorial, la organización agraria Asaja ha rechazado la "política de desembalses del Gobierno de España". “En los últimos 30 días han vaciado el pantano de Santa Teresa, el de Almendra, y ahora se acuerda el desembalse de pantanos de la cabecera del Esla (Riaño y Porma) y se anuncia además el desembalse de Ricobayo” advierte Asaja. “El daño que está política está causando a la agricultura y ganadería de la provincia de Zamora es de millones de euros”.