La Opinión de A Coruña

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La plantilla gallega de Hiperxel da un mes de margen al fondo para evitar la quiebra de la cadena

Los sindicatos suspenden la protesta prevista en Conxemar y alegan que podría generar “desconfianza” entre los proveedores

Una tienda de Hiperxel. | // SANTOS ÁLVAREZ

La previsión era que cientos de trabajadores de Hiperxel se iban a manifestar esta semana en el Instituto Ferial de Vigo (Ifevi). A las puertas de Conxemar, la idea que tenía buena parte del personal —sin cobrar septiembre y la mayoría solo 415 euros de agosto— era plantarse ante la gran feria de productos del mar congelados para denunciar su situación. Recordando sus actuales problemas —que según indican podrían haberse evitado si Iberconsa no hubiese vendido Xeldist (su matriz) al Grupo Vinova de Juan Villamizar— y logrando la atención de las administraciones —por la feria han pasado desde el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, hasta el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas— con el objetivo de hacer ver su malestar y, cómo no, demandar soluciones necesarias y urgentes. Pero no fue así. Pese a que muchos de los empleados secundaban la protesta, según comentaron diferentes fuentes, los sindicatos que la habían solicitado (UGT, CC OO y CIG) acabaron desconvocándola. Entre sus argumentos, consideraron la marcha “más perjudicial que beneficiosa”, señalando que podría afectar a las negociaciones que buscan mantener a flote a la compañía y generar “desconfianza” entre los proveedores.

Así se recoge en un comunicado remitido por el comité de empresa, que a comienzos de semana daba cuenta de otra reunión con los nuevos gestores de Xeldist y la directora comercial de Hiperxel, Virginia Navarro. Remitido a los más de 300 empleados de la compañía, que posee 102 tiendas repartidas por la comunidad gallega, en el texto se deja caer la posibilidad de una quiebra casi inminente, aunque se alienta al capital humano a dar lo mejor de sí (como ya lo hiciera la propia Navarro hace dos semanas) para evitar esa debacle.

“Hemos de deciros que si en un plazo de mes, mes y pico, esto no tiene vías de solución, y aun barajando incluso la posibilidad de convocatoria de huelga indefinida, tendremos el final que todos sospechábamos y nadie quisiera: o sea, el cese de la empresa”, recoge el mensaje al que ha tenido acceso este periódico, señalando —varios párrafos más abajo— que el personal, “una parte muy importante de una posible solución”, debería mostrar su apoyo “al cien por cien” para “darle un giro a esta situación”, puesto que “el fondo sigue apostando por intentar salvar la empresa”.

Plan de viabilidad

Según puntualizan diversas fuentes, se espera un plan de viabilidad que traería consigo una posterior inyección monetaria consistente. Por el momento, el ingreso que ha llegado (algo más de 200.000 euros) ha servido para pagar parte de las nóminas (415 euros a cada empleado) y desbloquear la mercancía retenida en Frigalsa a causa de las deudas acumuladas. También para abastecerse nuevamente, aunque no lo suficiente a ojos de distintos trabajadores de múltiples departamentos.

Como explican estas personas, desde el martes hasta este jueves se han enviado productos (pero bastante poco) a los establecimientos comerciales (34 en A Coruña, a los cuales se suman 38 en Pontevedra, 30 en Ourense y 18 en Lugo) aunque no hay previsión de que entre más en almacén a corto plazo.

Si bien hay trabajadores que ha percibido el sueldo de agosto íntegramente, el resto de los salarios adeudados (la otra parte de agosto) se están ingresando “gradualmente según el dinero que entra en la compañía”. Gracias a ese dinero, que llega por el beneficio generado con la poca mercancía que ha entrado, se está adquiriendo a la vez más producto: un proceso lento que se agrava teniendo en cuenta el escaso volumen de facturación frente a los grandes costes de la compañía.

Además, se mantiene la fuerte presión por parte de los acreedores, que piden responsabilidad al fondo a cargo ahora de la empresa (Certior Capital, que cuenta con Resilience Partners como asesor y coordinador en España) y que financió la operación de Juan Villamizar y su Grupo Vinova para hacerse con Xeldist. En este sentido, fuentes que siguen de cerca la actual crisis remarcan que ahora harían falta dos millones inmediatos para paliar el agujero que tiene la empresa y otros tantos para reactivar su actividad económica.

Por este motivo, muchos empleados no entienden que se haya pospuesto la manifestación y, sobre todo, hacen hincapié en la necesidad y urgencia de esa gran inyección monetaria que haga crecer significativamente el volumen de ingresos actual.

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