Unos 680.000 pensionistas recibían esta semana un alivio que se hizo de rogar tras otro año complicado para la mayoría. Después de meses y meses soportando el impacto de una subida de los precios que no ha dejado indiferente a nadie, recuperaban —con el aumento de sus prestaciones— parte del poder adquisitivo que muchos ya daban por perdido. En un 2022 difícil para ellos, como también lo ha sido para todas las personas que han empezado el 2023 sin trabajo —unos 131.000 parados en la comunidad—, no son pocas las familias que han tenido que apretarse el cinturón. Algunas de ellas sin nómina, como los 52.300 hogares vulnerables que se desprenden de la Encuesta de Población Activa (EPA) más reciente. Otras con menos sustento que en 2019, antes de que llegase la pandemia y los contagios. Lo cierto es que, cualquiera que fueran las razones, numerosos ciudadanos sobrevivieron al bombardeo de los sobrecostes cerrando sus bolsillos. Y ello —consciente o inconscientemente— repercutió en la nevera del conjunto de Galicia.

De enero a noviembre de 2022 —último mes con cifras actualizadas en el portal del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación—, cada gallego compró 545 kilos de comida: 53,5 menos que en el mismo periodo del año anterior. El consumo per cápita bajó un 8,9%, aunque no cayó de igual manera el gasto per cápita en productos alimenticios, que solo se redujo un 1% por el efecto freno de la inflación.

En un año marcado por la eliminación casi total de las restricciones asociadas al COVID y en el que también se extendió el delivery (reparto a domicilio), cada vez más frecuente en las puertas de muchos edificios, los gallegos pagaron casi lo mismo —solo 15 euros por cabeza menos— por comer considerablemente menos. En total, cada habitante pagó 1.489,5 euros por su cesta de la compra de 2022, cerca de 124 euros al mes en comida.

Si se tiene en cuenta el consumo medio de los gallegos por alimentos, las frutas frescas —categoría en la que se engloban productos de peso como la naranja, el plátano o la manzana— así como la leche líquida, el agua envasada y las hortalizas frescas representan casi la mitad de la dieta de los gallegos (el 45%). La carne, los productos del mar —pescado, marisco, moluscos y crustáceos— y los huevos, algo más de una décima parte (el 11,5%).

En comparación con 2021, los gallegos notaron las mayores subidas en productos como el aceite (pagaron 11,4 euros más por cabeza), así como el queso (6,1 euros), la leche en cartón (5,6 euros más) o los plátanos (2,3 euros). Y también se dejaron más en otros productos como los yogures (2 euros más por cabeza) o las galletas (1,72 euros).

Por grupos, las mayores caídas en el consumo per cápita se registran en la cerveza y las hortalizas frescas (-16%), así como en las frutas (-14,9%), los productos del mar (-13,8%), las patatas (-13,4%) y la carne (-13,1%). No obstante, ganan más peso los alimentos ecológicos y el agua envasada (+3,4%), así como los platos preparados (+3%), los alimentos sin gluten (+1,5%), la pasta (+0,5%) y el arroz (+0,3%).

Con relación a cada producto, el resultado fue esperable y pasó por la reducción de la compra de aquellos alimentos de elevado importe, todavía más en tiempos de crisis, como el jamón ibérico (-37,4%), las gambas y los langostinos cocidos (-30,9%), la ternera (-25,3%) o el lenguado y el salmón fresco (-22,6% y -20,7%). Ante sus mayores precios, parte de los consumidores decidieron renunciar a comer mejor para comer más barato, y así puede extraerse del incremento del consumo de diferentes platos preparados, que van desde aquellos elaborados con pasta (+38,6%) a las sopas y cremas de hortalizas preparadas (+18,4%), el gazpacho (+10,4%) las tortillas refrigeradas (+10,2%) o las pizzas prefabricadas (+3,9%).

Analizando los datos, también llama la atención que los descensos del consumo de la carne se van reduciendo conforme más bajo es el valor de esa carne, sintiéndose menos en las salchichas, por ejemplo, que en el pollo, el cerdo y en el vacuno.

Además, y pese a que se haya reducido su compra, preocupa que los gallegos consumieron más litros de alcohol que kilos de productos del mar. Entre cerveza (12,3 litros) vinos (7,3), vermut (0,8), bebidas espirituosas (0,6) y sidra (0,4) se alcanzaron los 21,4 litros de alcohol frente a los 20,3 kilos de peixe.