La Autoridad Fiscal mantiene su 1,6% de alza del PIB y eleva el déficit al 4,2%

El organismo prevé una inflación del 4% e incorpora la hipótesis de que los salarios recuperen parte de la capacidad de compra perdida en 2022

Sara Ledo

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) empeora sus previsiones de déficit para el conjunto de las administraciones del 4,2% del PIB, lo que supone un aumento del 9 décimas por la prórroga en diciembre de las medidas del Gobierno y la creación de nuevas medidas para mitigar el impacto de la guerra de Ucrania, que supondrán una factura de 14.000 millones de euros. Pero mantiene sus previsiones de crecimiento de la economía para final de año en el 1,6% y tras un primer trimestre con un mayor dinamismo del esperado (0,7%). La estimación se sitúa en línea con las previsiones del Banco de España de hace unas semanas, y su diferencia respecto al año pasado, que cerró con un crecimiento del PIB del 5,5%, se justifica por el crecimiento moderado de la segunda mitad de 2022.

“La actividad se está comportando con mayor fortaleza de lo que esperábamos en otoño”, reconoce la directora de análisis económico de la AIReF, Esther Gordo, en la presentación del Informe sobre los Presupuestos Iniciales de las Administraciones Públicas, publicado ayer, que revela factores externos que reman a favor de este mejor comportamiento, como la relajación de los cuellos de botella globales o la reapertura de China, y sobre todo la bajada de los precios de la energía, y otros internos, como los buenos datos de empleo y de exportaciones. La nota negativa la pone el deterioro de las condiciones de financiación de los préstamos para las familias y empresas que se empezarán a notar a partir de la segunda mitad de este año y que “puede condicionar las decisiones de consumo e inversión”.

El organismo prevé que la inflación se sitúe en el 4% debido al efecto “base” al comparar los precios del año 2022, que se traduce en una ralentización de la escalada, como sucedió en marzo y de manera “mecánica” situaría el crecimiento en el 3,3%, y la caída de precios de la energía. La inflación subyacente, la más volátil, que excluye los alimentos no elaborados y la energía, tiene un crecimiento menos favorable, en el entorno del 5,4%, porque sigue el alza de los precios de los alimentos y servicios. En esta estimación se incluye la hipótesis de que los salarios recuperen parte de la capacidad de compra respecto al año anterior basándose en la “relación histórica” de que al final acaban reflejando de algún modo la inflación. Si bien eso todavía no ha ocurrido y desde el organismo constatan que de enero a abril han mostrado un aumento contenido, a excepción de los convenios de nueva firma que afectan a un número “muy reducido” de trabajadores.

Además, advierte que el mantenimiento de las tensiones geopolíticas por la guerra de Ucrania y las medidas de proteccionistas de muchos gobiernos “en algún momento puede mermar la capacidad de crecimiento global y el crecimiento de la inflación puede traducir en una mayor tensión de las condiciones monetarias y financieras”.

La AIReF estima un déficit para el conjunto de las administraciones del 4,2% del PIB, después de cerrar 2022 en un 4,8%, y que supone un aumento de 9 décimas respecto a lo previsto en octubre debido principalmente a la prórroga de las medidas para hacer frente a las consecuencias de la guerra de Ucrania que cuantifica en 14.000 millones de euros, lo que supone un coste adicional de casi 12.000 millones de euros respecto a lo que se contemplaba en el anterior informe.