Gobernanza económica

Bruselas endurece sus reglas fiscales y exigirá un ajuste de un mínimo del 0,5% si el déficit supera el 3%

La piedra angular de la propuesta se centra en una mayor responsabilización de los Estados miembros con la elaboración de planes a medio plazo

Silvia Martinez

La Comisión Europea ha lanzado oficialmente la negociación de las nuevas reglas fiscales de la UE a partir de una propuesta legislativa que confirma que los planes fiscales plurianuales de reducción de deuda serán diseñados por los Estados miembros en negociación con Bruselas antes de ser validados por el Ecofin (Consejo de ministros de economía y finanzas). La propuesta incluye algunos indicadores numéricos, tal y como exigía Alemania para evitar que la reducción de la deuda termine siendo "un asunto de negociación política", tal y como advertía este martes su ministro de finanzas, Christian Lindner, aunque Bruselas no va tan lejos como pretendía Berlín: los gobiernos tendrán que aplicar un ajuste presupuestario de un mínimo del 0,5% del PIB cuando el déficit sea superior al 3%, la proporción de la deuda pública tendrá que ser al final del período más baja que al inicio y los gobiernos tendrán que concentrar los ajustes en los primeros cuatro años en caso de que se beneficien de un período de ajuste fiscal ampliado.

El objetivo central de las propuestas, resultado de un largo período de reflexión que comenzó antes de la pandemia de Covid-19, que quedó congelado durante la crisis sanitaria y que se retomó finalmente el año pasado, es reforzar la sostenibilidad de la deuda pública, garantizando una reducción de los ratios "realista, gradual y sostenida", así como promover un crecimiento sostenible e integrador en todos los Estados miembros mediante reformas e inversiones. La piedra angular de la propuesta se centra en una mayor responsabilización de los Estados miembros con la elaboración de planes a medio plazo, con trayectorias de ajuste para cuatro años pero ampliables a siete años, que los gobiernos diseñarán ellos mismos -con objetivos fiscales, medidas para hacer frente a los desequilibrios macroeconómicos y reformas e inversiones- en negociación con Bruselas y que en último término tendrán que ser validados por el Ecofin.

Los valores de referencia -el 3% y el 60% para el déficit y la deuda pública- se mantendrán sin cambios y serán los gobiernos quienes establezcan sus sendas de ajuste fiscal nacional aunque la Comisión Europea publicará una “trayectoria técnica” específica para cada país para que la deuda se sitúe en una senda de reducción plausible o se mantenga en niveles prudentes, y que el déficit se mantenga por debajo del 3% del PIB a medio plazo. Bruselas también ofrecerá esta trayectoria a los países con un déficit y una deuda por debajo de los valores de referencia.

Presión de Berlín

La presión de Alemania y de otros países 'frugales', particularmente tras la última reunión de ministros de marzo, ha obligado a la Comisión Europea a introducir algunas medidas de salvaguarda adicionales para tranquilizar a las capitales del norte. Los Estados miembros con déficits por encima del 3% tendrán que aplicar un ajuste presupuestario de un mínimo del 0,5% anual mientras superen el umbral, la proporción de la deuda pública respecto al PIB tendrá que ser inferior al final del período cubierto por el plan que al comienzo de dicho período y "mantenerse en esa senda descendente al menos 10 años sin nuevos ajustes", explican fuentes del Ejecutivo comunitario, mientras que aquellos países que se beneficien de un periodo de ajuste fiscal ampliado tendrán que asegurarse de que el esfuerzo fiscal no se aplaza a los años posteriores.

"Obviamente hemos examinado todas las sugerencias que se han hecho sobre salvaguardas y también hemos tratado de simular que significa. Había algunas sugerencias que de implementar los números sugeridos hubiera llevado a ajustes fiscales tan grandes que (iría en contra). Si se calcula un ajuste fiscal demasiado elevado el impacto será negativo en el crecimiento y se conseguirá el efecto positivo contrario. No se lograría nada", justifican las mismas fuentes sobre el motivo de no ir tan lejos como pedían países como Alemania. 

La reforma también incluye cláusulas de escape para permitir a los países desviarse de la senda marcada en circunstancias especiales como en caso de grave recesión económica en la UE o en la zona del euro en su conjunto o de circunstancias excepcionales ajenas al control del Estado miembro que tengan “importantes repercusiones” en las finanzas públicas. De constatarse alguno de estos supuestos la Comisión Europea podrá hacer una propuesta aunque la activación y desactivación la decidirá el Consejo.

Ejecución más estricta

Aunque el plan ofrece a los Estados miembros un mayor control sobre el diseño de sus planes a medio plazo, también establecen un régimen de ejecución más estricto para garantizar que los gobiernos cumplan los compromisos que asumen en sus planes fiscales y estructurales a medio plazo. Los Estados miembros tendrán que presentar informes anuales de situación para facilitar un seguimiento y una aplicación más eficaces del cumplimiento de los compromisos asumidos en sus planes. En el caso de los Estados miembros que se enfrentan a importantes problemas de deuda pública, las desviaciones de la senda de ajuste presupuestario acordada darán lugar por defecto a la apertura de un procedimiento de déficit excesivo. Además, si los gobiernos no cumplen con los compromisos asumidos en materia de reformas e inversiones que justifique una prórroga del período de ajuste presupuesto el período podrá acortarse.