La alimentación coruñesa prepara el adiós al plástico

Supermercados y pequeñas tiendas encaran con diferentes estrategias la prohibición de usar envoltorios y envases de este material

Lineal de un supermercado.   | // L. O.

Lineal de un supermercado. | // L. O. / Manolo Rodríguez

Manolo Rodríguez

Manolo Rodríguez

El sector alimentario se prepara para decir adiós al plástico. El arranque de 2023 ha marcado el fin de los envases de este material para la entrega de frutas y verduras en algunos canales de venta de superficies comerciales. Se aplica en negocios minoristas, en tiendas de barrio y en supermercados. Es una medida que contempla el real decreto de envases y residuos del Ministerio para la Transición Ecológica, una norma que afecta de lleno a la industria del envase y embalaje, de la que forman parte 3.180 empresas españolas —128 en Galicia, el 4% del total— que generan una cifra de negocio anual de 29.750 millones —571.000 euros en Galicia, el 1,92%—. El grueso de los envases y los embalajes (70%) se utiliza en el ámbito de las comidas y las bebidas.

La nueva legislación se aplica a todos los comercios minoristas de más de 300 metros cuadrados. Prohíbe envoltorios y envases de plástico para la venta de frutas y verduras con lotes de menos de 1,5 kilos. La norma también obliga al sector a presentar a granel aquellas frutas y verduras frescas que se comercializan enteras, así como a fomentar el despacho a granel de alimentos, sobre todo, en aquellos casos en los que “el envase no aporta ningún valor añadido al producto”, dice la norma. Además, se obliga a los comercios cuya superficie es igual o mayor a 400 metros cuadrados a destinar, al menos, el 20% de su área de ventas a la oferta de productos presentados sin embalaje primario, incluidos la venta a granel o mediante envases reutilizables.

¿Qué hace el sector?

La presión legislativa que hay en estos momentos y que llega de Europa, como la que viene de los consumidores, es cada vez mayor. Las empresas de gran consumo están reduciendo a marchas forzadas el uso de plásticos y buscan, sobre todo, alternativas en papel y cartón. En muchos de los casos, los fabricantes de alimentos han apostado por introducir la bandeja de cartón para venderlas a sus clientes, sobre todo los supermercados.

También encontramos ya plásticos biodegradables y compostables. Lo vemos en las bolsas para residuos orgánicos y en las que se utilizan en las secciones de panadería y frutería de los supermercados. Incluso en bolsas de té o etiquetas para diferentes productos. Son materiales fabricados a partir de fuentes renovables (almidón del maíz y fécula de patata, e incluso provenientes de la biomasa) y pueden ser biodegradables o compostables, con un tratamiento específico y en unas condiciones determinadas. Además, se trabaja en reducir la cantidad de material utilizado en cada envase, tratando de que mantenga todas sus propiedades. En este punto, se están mezclando materiales convencionales junto con refuerzos naturales para mejorar su funcionalidad.

La compañía gallega Vegalsa-Eroski recibió el año pasado el primer certificado de Aenor de Proyecto de Economía Circular de Plásticos. Es un reconocimiento al proceso por el que la empresa da una segunda vida a este material recogido en sus tiendas y en la Plataforma de Mercancías Generales de Sigüeiro. Lo recicla para emplearlo en la fabricación de las bolsas de compra que ofrece a los clientes en las cajas de los supermercados. En 2021 y 2022, la firma dio una segunda vida a más de un millón de kilos de plásticos reciclados a través de este proceso y elaboró más de 58 millones de bolsas con más de un 80% de plástico reciclado.

“En Vegalsa-Eroski apostamos por promover la economía circular de nuestros plásticos. Y así lo acredita la Certificación de Circularidad de Plásticos de Aenor que recibimos en septiembre de 2022, siendo la primera vez que esta organización lo concede. A través de este proceso, logramos dar una segunda vida a los residuos plásticos procedentes de nuestras tiendas y de la Plataforma de Mercancías Generales, utilizándolos en la fabricación de nuestras bolsas corporativas”, destaca el director de Calidad y Medioambiente de Vegalsa-Eroski, Ricardo Castro.

Para acometer el proceso de circularidad de este material, Vegalsa-Eroski cuenta con la colaboración de dos empresas: Sogapol, que es la encargada de gestionar los residuos plásticos y convertirlos en nueva materia prima reciclada, y Placasa, proveedor local que fabrica las bolsas de plástico.

En primer lugar, las tiendas envían de vuelta a la Plataforma de Mercancías Generales de Vegalsa-Eroski de Sigüeiro el material que se genera en los establecimientos, sobre todo, procedente de las tareas de reposición tras la apertura de los paquetes de los productos por parte de los trabajadores. En Sigüeiro, junto al plástico que se genera en la plataforma, se clasifica y se generan balas de unos 700 kilos. Sogapol las traslada a sus instalaciones en las que hace granza de polietileno (tritura el plástico en pequeñas bolas) que después entrega a Placasa, que se encarga de procesar el material reciclado y lo transforma en bolsas de compra.

Además, Vegalsa-Eroski dispone de diferentes iniciativas implantadas en sus procesos internos para reducir el uso de plásticos como el empleo de materiales renovables; la reutilización mediante el retorno del 100% de las cajas de este material usadas o la apuesta por el ecodiseño con criterios ambientales como los envases empleados en su gama ecológica de productos frescos de marca propia. También ha introducido soluciones sostenibles en sus tiendas como bolsas de papel, bolsas compostables o mallas reutilizables para la fruta y la verdura a granel.

Otro ejemplo de reciclaje de plásticos es el de la cadena gallega de supermercados Gadis. Más del 95% de los residuos que genera en su plataforma logística central de Betanzos recibe una nueva vida. Solo durante el pasado ejercicio recicló más de 9.500 toneladas de diferentes materiales, de las que 749 fueron plásticos.

Tres millones de m2 de film

La compañía también ha recuperado más de 630 toneladas de polietileno de baja densidad, con las que se han elaborado casi 3 millones de metros cuadrados de film estirable reciclado, un material más sostenible que el fabricado con polietileno virgen.

Estas iniciativas se suman a otras que Gadisa aplica, como el uso de casi medio millón de cajas de plástico reutilizables, con el sello Cradle To Cradle, que garantiza la calidad de los materiales y la circularidad de los productos, o el uso de palés reciclados de madera que proceden de bosques sostenibles.

“La reducción de la huella ambiental es un compromiso presente en toda nuestra cadena de valor. En nuestro proceso logístico, impulsamos diferentes medidas de economía circular para reducir los residuos y darles una segunda vida”, señala el responsable de Medio Ambiente de Gadisa Retail, Óscar Varela.

En el ámbito de las bebidas, las botellas comienzan a realizarse mediante el llamado rPET, plástico 100% reciclado, aunque el problema para la industria alimentaria es la baja disponibilidad de este material, que hace complejo que se extienda por todo el sector. El PET reciclado reduce la huella de carbono hasta el 77% respecto al PET convencional. El rPET es plástico PET (polietileno tereftalato) reciclado. Entre las características del PET está que se puede usar de forma infinita.

A finales del año pasado, el Gobierno aprobó el Real Decreto de Envases, que, entre otros objetivos, plantea la reducción de botellas de plástico de un solo uso que pasa a ser de un 20% en 2030, frente al 50% de la versión anterior. “Compartimos plenamente el espíritu que inspira el Real Decreto de Envases que pretende mejorar el impacto que toda la actividad industrial tiene en el medioambiente. Las empresas envasadoras de agua mineral de España cumplirán con todos los requisitos marcados en el mismo. Muchas ya superaban los indicadores de máximos establecidos por España y la Unión Europea. Nuestro sector es un referente en Europa, en cuanto a implicación medioambiental”, reconoció a este periódico en una reciente entrevista el coruñés José Manuel García, presidente de la Asociación de aguas minerales de España.

Nuevos envases

Las empresas se están moviendo y están creando nuevos envases. Cabreiroá presentó el pasado mes de mayo la primera botella de agua 100% compostable, biodegradable y con origen vegetal en España. Es un envase sostenible hecho en su totalidad de fuentes renovables que, además, en su descomposición no genera residuos ni libera sustancias que afecten al medioambiente. En términos de producción, prevé reducir de forma considerable la huella de carbono del envase en comparación con la de los que se fabrican con materiales tradicionales.

La nueva botella de agua de Cabreiroá está producida con PLA, un polímero biobasado, que tiene su origen en la caña de azúcar. Este material permite reducir el impacto negativo de los residuos plásticos, ya que su degradación en una planta de compostaje no genera residuos.

El PLA, por sus características de biodegradabilidad y compostabilidad, se descompone en un tiempo muy inferior al resto de envases, siempre que pase por un proceso de compostaje industrial en condiciones óptimas de temperatura y humedad. Así, la botella de PLA se degradará al 100% en un tiempo inferior a los 90 días. “La sostenibilidad es una tarea global y es una de las máximas prioridades de la compañía y de todos los que trabajamos en ella, ya sea minimizando la generación de residuos, apostando por la reutilización y valorización, o buscando nuevos materiales más sostenibles, apostando así por el cuidado y la regeneración del medioambiente. Por ello se ha puesto en marcha el Proyecto Origen, del que forma parte esta iniciativa [la botella que presentó en mayo], con la que se quiere impulsar medidas innovadoras que contribuyan a hacer un uso más eficiente de los recursos”, afirma Álvaro García de Quevedo, director de Negocio de Agua y Bebidas Saludables de Hijos de Rivera.

Durante el proceso de desarrollo de este envase se ha tenido en cuenta la composición de las etiquetas, también hechas con PLA, y por tanto 100% biodegradables y compostables, y el empleo de pigmentos y tintas que son sostenibles y sin sustancias perjudiciales para el medioambiente.

En los últimos años, Cabreiroá se ha volcado en mejorar la sostenibilidad de sus envases. Desde 2021, toda su gama de aguas se comercializa en ecoenvases: vidrio retornable, aluminio, bag & box de cartón y rPET 100% procedente de otras botellas.

Otra de las empresas que apuesta por los ecoenvases es Leyma, firma que forma parte del Grupo Lence, que en mayo también lanzó la primera botella de leche 100% reciclada de España. El material que la marca gallega ha utilizado para el envase de su leche fresca es una preforma (la forma primaria para fabricar un envase de plástico) 100% rPET (en la actualidad, el más reciclable y sostenible del mercado), lo que supone un ahorro de 33,22 gramos de CO2 por preforma.

El nuevo envase ha sido diseñado teniendo en cuenta todas las fases del ciclo de vida del producto: extracción de materia prima, producción del material, transformación, distribución, utilización y etapa final. Además, la huella de carbono es un 31,7% inferior comparada con la de la misma preforma realizada en resina virgen.

No solo los grandes están introduciendo mejoras para abandonar el plástico, los pequeños también. En la ciudad de A Coruña destacan varios comercios que se caracterizan por desterrar el uso de este material de sus negocios.

Uno de ellos es O Recuncho do granel, en San Andrés, 86. Abrió en febrero de 2015 con el objetivo de recuperar la antigua idea de la venta a granel en A Coruña. Además, se plantearon desde el principio que las compras se hiciesen libres de plástico. “En casa siempre hemos sido mucho de reciclar, así que optar por no usar plásticos en la tienda era algo que ya lo teníamos asumido”, reconoce Lupe Ferreirós, dueña del establecimiento.

Ocho años después asegura que a los clientes “ha habido que enseñarles un poco”, y aún se producen anécdotas. “Todavía hay gente que entra en la tienda y te dice. ¿No tienes una bolsa de plástico que está lloviendo? No, no tengo bolsas de plástico”, relata Ferreirós, quien explica que durante estos años los usuarios “se fueron acostumbrando muy bien, incluso hay gente que trae sus envases o sus bolsas de papel”.

100% libre de plásticos

Su objetivo es tener un negocio 100% ecológico y libre de plásticos. “Sí que ha habido una evolución desde que abrimos la tienda. Nosotros ahora mismo no tenemos casi nada de plástico. Lo justo y necesario que es imprescindible porque no encuentras otra manera para sustituirlo, pero lo demás, todo lo que se pudo quitar, se quitó”, asegura.

Lupe Ferreirós ve “perfecta” la desaparición progresiva de los plásticos en los grandes supermercados “porque una cosa es que yo estoy aquí con la lucha, pero luego la gente se va a una gran superficie y si está todo lleno de plásticos al final dice ‘no voy allí porque prefiero llevarlo en una bolsa de plástico.’ Si todo fuera unificado no habría problema”.

Desde 2017, más de un millón de bolsas de plástico ahorradas o más de 10.000 botellas de plásticos evitadas. Casi 7.000 compras realizadas con 100% residuo cero. Son algunas de las cifras que enarbola Despensa 77, un establecimiento de venta de productos a granel de la calle San Andrés. 2. “Es la medición del impacto que tiene una tienda pequeña como la nuestra en una ciudad como A Coruña. Si una sola puede generar este impacto, imagínate si se sumasen muchísimas más”, reconoce orgullosa su dueña Lara Prendes. Montó el proyecto en 2017 “con la ilusión y las ganas de generar cambios. De aportar. No solo generar un beneficio económico, sino demostrar que como negocio también se puede aportar tanto a la sociedad como al medioambiente”.

En estos años también ha tenido que realizar una labor pedagógica con los clientes. “Hemos trabajado mucho las redes sociales y una de las partes que hemos trabajado es la educación. Enseñar los beneficios de comprar sin tener que generar más residuos. Enseñar cómo se puede hacer de forma fácil. En la tienda trabajamos sólo con bolsas de papel reciclado y compostable que están gratuitamente a disposición de los clientes, pero después también promocionamos que la gente venga a comprar con sus envases, que pueden ser desde bolsas reutilizadas de aquí o de otro negocio, frascos, tuppers…”. Esto son algunos de los ejemplos de cómo la alimentación coruñesa se prepara para decir adiós al plástico.

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