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Galicia acumula solo una veintena de proyectos para baterías eléctricas

La solicitudes de acceso a demanda suman casi 800 MW

UN OPERARIO PREPARA VARIAS BATERIAS PARA COLOCAR EN LAS FURGONETAS ELECTRICAS DE LA FACTORIA STELLANTIS DE VIGO

UN OPERARIO PREPARA VARIAS BATERIAS PARA COLOCAR EN LAS FURGONETAS ELECTRICAS DE LA FACTORIA STELLANTIS DE VIGO / MARTA G. BREA

Julio Pérez

Vigo

Iberdrola acaba de reforzar la capacidad de almacenamiento de la central de Santiago Xil-Xares, en Vilamartín de Valdeorras, con un arrancador estático y una batería de 5 megavatios/hora (MWh) que «permitirá acoplar a la red, de forma más rápida y flexible, el actual bombeo hidroeléctrico entre ambos ríos». Las pruebas comenzaron la pasada semana y la compañía espera que la instalación esté a pleno rendimiento a finales de año. Hace pocos días se conoció que el Ministerio para la Transición Ecológica ha concedido una ayuda de casi 1,6 millones a la planta de baterías de Soner Sorolla, filial del gigante chino Sungrow, en Sanxenxo. Tiene 5 MW de potencia y 20 MWh de reserva. Va conectada directamente a la red de distribución, al igual que el proyecto impulsado por Naturgy —5 MW de potencia y 10 MWh de acumulación— en la subestación de O Troncal, en el barrio vigués de Teis.

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) fija una meta de casi 19.000 MW de almacenamiento hasta 2030, «una de las herramientas clave para otorgar flexibilidad al sistema eléctrico» ante el fuerte incremento de la generación renovable, «así como contribuir a la gestión de las redes eléctricas, la participación de la ciudadanía en el cambio de modelo energético y una mayor competencia e integración en el mercado eléctrico». Se necesitan nuevas hidroeléctricas reversibles, que usan excedentes de energía en momentos de bajo consumo para reponer agua y dejar el embalse preparado para producir electricidad cuando sea necesaria. Ese será también el papel del hidrógeno verde porque permite tirar de los momentos de fuerte generación para elaborar otro combustible sostenible. Y, a menor escala, empiezan ya a desplegarse sistemas de baterías acoplados a generadores como en el Sil-Xares o de forma aislada con enchufe a la red.

Para acceder a la red de transporte se presentaron en Galicia hasta ahora 18 solicitudes de almacenamiento independiente e hibridados. Suman 631,6 MW, según los datos de Red Eléctrica hasta el pasado 15 de octubre. Son el tipo de instalación mayoritaria en el aluvión de peticiones de conexión de demanda al operador. Hay otras dos con 150 MW en total para permisos en posiciones de la red planificadas específicamente para consumo, una vía en la que se integran, entre otros, las futuras factorías de hidrógeno verde o los centros de datos. Y una solicitud más de 10 MW asociada a autoconsumo.

A la cabeza están tres de las grandes productoras eléctricas de España. En Aragón constan 78 solicitudes y algo más de 6.900 MW; en Andalucía son 47 con 5.400 MW; y 34 en Castilla-La Mancha, con cerca de 4.800 MW. Les siguen Madrid (4.115 MW); Castilla y León (3.992); Comunidad Valenciana (1.900); Cataluña (1.227); y País Vasco (882). En el siguiente escalón aparece Galicia. Una discretísima novena posición en el furor por las conexiones de demanda que contrasta con su actual potencial renovable, el enorme desequilibrio provocado por la caída en picado del consumo aquí y las peticiones que sí crecen de instalaciones de generación para aportar electricidad al sistema.

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