La pospandemia desinfla el teletrabajo: solo un 30% de firmas gallegas lo permite

Supone un descenso con respecto al inicio de 2021, cuando, según el INE, lo aplicaban casi el 50% | Galicia es la quinta comunidad donde más se opta por esta modalidad laboral

Carlos gayoso

Santiago

El teletrabajo jugó un papel fundamental durante la pandemia de COVID en 2020. Esta modalidad laboral a distancia permitió que la actividad económica del país se llevase a cabo con la mayor normalidad posible mientras se imponían severas restricciones de movilidad con el objetivo de evitar contagios y preservar la salud pública en la medida de lo posible. Hasta aquel entonces, esta figura estaba regulada en el Estatuto de los Trabajadores de manera prácticamente marginal. No sería hasta 2021 —con la pandemia en plena agenda— cuando se estableció una regulación específica al respecto: la Ley 10/2021 de trabajo a distancia.

Casi cinco años después, la pandemia ya es historia, pero el teletrabajo llegó para quedarse. Según la última Encuesta sobre el uso de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en el sector empresarial, publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), tres de cada cuatro empresas gallegas de diez o más trabajadores permiten a sus empleados el teletrabajo; concretamente, el 34,1%. El dato —al cierre del primer trimestre del 2024— sitúa a Galicia como la quinta comunidad que más teletrabaja.

Con todo, la encuesta da cuenta de un descenso de la modalidad a distancia en las empresas gallegas. Así, a cierre del primer trimestre de 2021 eran cuatro de cada diez (el 45,31%) las compañías que permitían teletrabajar a sus empleados en la comunidad. Es decir, que el teletrabajo descendió un 10% en tres años en Galicia.

Según dicta la Ley del trabajo a distancia, esta modalidad laboral es totalmente voluntaria «para la persona trabajadora y para la empleadora». Pero lo cierto es que el sistema telemático no siempre aporta ventajas. «Es un tema que tiene muchas caras y depende de cada sector», explica el secretario de negociación colectiva de la Confederación Intersindical Galega (CIG), Francisco Sío, que señala que el teletrabajo deja «muchas cosas fuera». «Nosotros no lo vemos como algo positivo porque es muy difícil realizar registros de jornada, entre otros. Sabemos de gente que hace más de 1 0 horas teletrabajando y no constan», apunta.

Además, Sío afirma que en la modalidad telemática implica una brecha de género. «Las que más teletrabajan son las compañeras, que en la mayoría de casos son las que cargan con el cuidado de los hijos y, por tanto, las que tienen que conciliar», expone el dirigente de la CIG, que también pone de relieve la brecha de clases sociales. «Los que se pueden permitir teletrabajar son aquellos que están en los puestos más pudientes. Luego ocurren fenómenos como el de los nómadas digitales; es decir, gente del exterior que teletrabaja y se instala en zonas costeras de Galicia, por ejemplo. Este tema también repercute en la crisis de la vivienda», indica.

Lo cierto es que para teletrabajar correctamente se requiere de un alto esfuerzo en formación, tanto por parte de los trabajadores como por la de las empresas. «Durante la pandemia, la modalidad telemática se tuvo que implementar a toda velocidad, por lo que no se aplicó de la forma ideal» , explica el presidente de la sección laboral del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, Carlos Montes. «Es algo que necesita de mucha cultura de la confianza entre empleados y compañías».

A este respecto, Montes asegura que el teletrabajo afecta «de forma indirecta» a la salud mental de los empleados. «La literatura científica dibuja varias ventajas e inconvenientes al respecto», indica. «Si se implementa correctamente, la modalidad telemática permite flexibilidad y conciliación con la vida familiar del trabajador. Pero también deshumaniza las relaciones humanas de los empleados, pudiendo llegar al aislamiento social no deseado», señala.

«La posición de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) es crítica respecto a la legislación sobre teletrabajo y los recientes intentos de reducir la jornada laboral sin contar con la participación de las empresas», explica el presidente de la entidad, Juan Manuel Vieites, que denuncia: «Consideramos que las normas propuestas no han tenido suficiente diálogo social y que, por lo tanto, no reflejan un equilibrio adecuado entre los intereses de trabajadores y empleadores».

En este aspecto, Vieites incide en el cambio de rumbo de la modalidad telemática entre las empresas. «Según un estudio de KPMG, el 79% de los CEOs considera que el teletrabajo no será aplicable en sus empresas dentro de tres años», señala el presidente de la patronal. «Esta cifra contrasta con el 34% que sostenía la misma opinión solo unos meses antes, lo que indica un viraje significativo hacia el regreso al trabajo presencial», apunta el líder de la patronal.

«Ya hemos manifestado que el anteproyecto de ley de teletrabajo se concibió sin la colaboración necesaria entre los interlocutores sociales, lo cual consideramos perjudicial», reitera Vieites, al tiempo que lanza la siguiente demanda: «Es fundamental que las reformas laborales, incluidas las de teletrabajo, se desarrollen en colaboración con los sectores afectados para evitar desequilibrios».

Juan Manuel Vieites (CEG): «La regulación propuesta no tuvo suficiente diálogo social»

Para el sector empresarial gallego, la regulación en cuanto a la modalidad telemática presenta carencias.

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