En libertad provisional el capitán del «Loitador» por «explotación laboral»

Fue detenido a instancias de la Justicia argentina, con colaboración de la Interpol, a raíz de la evacuación de un marinero senegalés | La Audiencia Nacional decidirá sobre la extradición

El marinero, de 35 años, durante de su evacuación a bordo del «Loitador». |  Prefectura Naval

El marinero, de 35 años, durante de su evacuación a bordo del «Loitador». | Prefectura Naval

Lara Graña

«Pérdida de conciencia, dificultad para respirar, dolor agudo en el pecho». Estos fueron los síntomas que, el 6 de junio de 2017, llevaron al capitán del pesquero gallego Loitador a solicitar la evacuación de uno de los marineros cuando operaba en aguas internacionales frente a Argentina. Un helicóptero de la Prefectura Naval acudió al encuentro del buque, a unas 135 millas de Puerto Deseado, para trasladar a este tripulante —de 35 años y nacionalidad senegalesa— a un hospital. Llegó en coma. Fue la propia doctora que lo atendió quien interpuso la denuncia dadas las condiciones en las que se encontraba el varón. «Hipotermia, deshidratación aguda, trastorno del sensorio en estudio por agotamiento psicofísico, hipotímico, con abatimiento, lenguaje inexpresivo, lentitud de movimientos» fue su diagnóstico clínico.

Aquella intervención ha desembocado en la detención del capitán del buque, de 56 años, acusado por la Fiscalía argentina de trata de personas y trabajo forzoso. Es una actuación sin precedentes en la flota pesquera, al menos de capital europeo. El marino está ahora en libertad provisional, según fuentes de la representación legal de la armadora, Profesionales Pesqueros SA; las mismas fuentes no han aclarado sigue adscrito a la plantilla de esta compañía con sede en Bouzas (Vigo) y que está integrada en un grupo donde también constan compañías como Valiela, Lootus o Atungal. Han negado las acusaciones: «Son infundadas».

La detención «con fines de extradición» se produjo el 18 de diciembre. Fue efectiva después de que Argentina hubiese activado el protocolo de cooperación internacional y de que la jueza federal Marta Isabel Yáñez lo hubiese acusado de «trata de personas con fines de explotación laboral [...] y de haber aprovechado la situación de vulnerabilidad» del marinero. Para la justicia argentina hay una «pluralidad de víctimas», al menos otras tres, que habrían estado sometidas también a un régimen de esclavitud a bordo del Loitador. Es un extremo que también rechaza la armadora, que insiste en que solo se efectuó una única denuncia.

Según el marinero senegalés, trabajaban «22 horas diarias, de lunes a lunes», que había estado «tres días sin dormir» y que trabajaba en la bodega con «ropa que no era la adecuada, medias y botas de agua de mala calidad». Que apenas se alimentaban. Los cuatro tripulantes que operaban en este sector del buque, abundó —su declaración se tomó seis días después de su ingreso hospitalario—, «se posicionaban junto al tubo de escape, ubicado en la salida de la sala de máquinas, donde se abrazaban para darse calor». La marinería estaba compuesta por 27 personas, todas extranjeras (Senegal, Indonesia y Mauritania). Fueron «tres meses de trabajo forzoso» en el arrastrero, de nuevo según la Fiscalía. El Loitador tiene matrícula de A Coruña pero puerto base en la ciudad olívica; está adscrito a la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI).

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