Portugal reduce un 60% su zona de eólica marina frente a Galicia

En el área de Viana do Castelo se prevén 800 MW | El objetivo para 2030 en todo el país son 2.000 MW, 1.000 menos que España

julio pérez

Como sucedió en España, en la ventanilla de la administración de Portugal entraron en los últimos cuatro años «varias solicitudes» para la instalación de parques eólicos marinos con fines comerciales antes de tener identificadas las zonas aptas para hacerlo. El país estrenó el desarrollo de los complejos de aerogeneradores flotantes con el enganche a la red del Windfloat Atlantic a finales de 2019. Fue el primer proyecto de estas características en empezar a operar en Europa, donde hasta ahora se apostó por las cimentaciones fijas al suelo marino, aprovechando las zonas de menor profundidad en aguas de Reino Unido, Alemania o Dinamarca. El parque tiene 25 megavatios (MW) de potencia. Se ubica en Viana do Castelo, aunque el prototipo se testó entre 2011 y 2016 en el litoral de Aguçadoura, en la región de Oporto. Sus propietarios son Ocean Winds (una joint venture de Engie y EDP Renováveis), Repsol y Principle Power. Y lleva tecnología made in Galicia. Las cimentaciones semisumergibles se fabricaron en el astillero Navantia Fene.

«La estabilización de las tecnologías relacionadas con los proyectos precomerciales, como los desarrollados frente a la costa de Viana do Castelo, permite ahora mirar con optimismo el desarrollo en la costa portuguesa de parques comerciales offshore, equipamientos esenciales para alcanzar la neutralidad de carbono y aumentar la independencia del país en relación a sus necesidades energéticas y a los objetivos definidos para 2050», señala el Gobierno luso en el Plan de Asignación de Energías Renovables Offshore (PAER) que acaba de aprobar.

En él se concretan las áreas potenciales para la explotación de fuentes de energía de origen o localización oceánica. Portugal fija una meta global de «hasta alrededor» de 10.000 MW, en línea con lo marcado en la actualización de su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2030. «Teniendo en cuenta que el desarrollo de las tecnologías disponibles para la producción de energía eléctrica en constante mejora —añade—, permitiendo, año tras año, incrementar la rentabilidad de la producción por kilómetro cuadrado».

Es una cuota a largo plazo. De hecho, el Gobierno portugués prevé para lo que queda de década el desarrollo de una capacidad de 2.000 MW a través de procedimientos competitivos, 1.000 menos que España. El PAER ajusta claramente a la baja las enormes expectativas que el país tenía hasta hace muy poco. Quería poner en pie los 10.000 MW al completo en 2030 y asentar 2.000 MW en la zona colindante con Galicia.

Allí, en Viana do Castelo, el polígono considerado apto para la eólica flotante pasa de los 595 kilómetros cuadrados de superficie contemplados en un principio a 229, con una previsión de potencia en parques de solo 800 MW, un 60% menos. En general, desaparecen del mapa dos áreas primitivas y el espacio merma el 13,2%, hasta los 2.711 kilómetros cuadrados. Además de Viana do Castelo, en las zonas de desarrollo de offshore están Leixões (2.500 MW), Figueira da Foz (4.600), Sines (1.600) y Aguçadura, que se mantiene como espacio de investigación e innovación tecnológica para el sector.

El Gobierno portugués vincula el recorte al diálogo con la pesca, sobre todo. Se celebraron nueve encuentros en diferentes localidades con asociaciones y organizaciones del sector. «Estas reuniones permitieron identificar las limitaciones del PAER en la pesca y proponer medidas para minimizarlas», señala el documento.

Con el impulso a los parques eólicos flotantes, el país vecino aspira también a dar alas a su industria del metal, la más exportadora. Vende a 200 mercados y su cifra de ventas exteriores en 2022 alcanzó los 20.000 millones de euros, «lo que denota un crecimiento sostenido del sector, cuya mayor presencia está en los distritos de Viana do Castelo, Porto y Aveiro».

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