«EEUU no es autosuficiente, no podrá mantener el arancel»
«Estar diversificados en más de 90 países permite controlar estos bandazos»
Julio Pérez
Aluminios Cortizo mantiene intacta su cita en la última semana de febrero con la feria nacional del sector en Las Vegas. Aunque EEUU no es, ni de lejos, un mercado principal en la multinacional coruñesa, la enésima amenaza de Donald Trump con los aranceles al producto le pilla después de tres años de gran esfuerzo comercial y un negocio que se duplica cada ejercicio. Su director de Arquitectura está convencido de que la medida está condenada antes de nacer. «No por el bien de los que producimos fuera, sino por el propio devenir de sectores suyos muy dependientes de la importación», asegura Daniel Lainz.
¿Preocupados?
La primera impresión es de preocupación, lógicamente. Un arancel no deja de ser una dificultad al comercio y nosotros exportamos el 82% de nuestra producción. Si la tendencia de la geopolítica tiende al proteccionismo más que a la liberación, no es una buena noticia. En cuanto al último anuncio de Trump...
En un partido de la Super Bowl...
Sí. No sabemos el alcance real de ese arancel. ¿Al aluminio bruto? ¿Al lingote que se utiliza para las fundiciones? ¿Al perfil extruido o las ventanas? ¿A uno de ellos, a todos? No está claro todavía.
¿En qué categoría afectaría más a Cortizo?
No producimos ni exportamos lingote, y el tocho de aluminio es meramente para autoconsumo. El perfil extruido es lo que exportamos actualmente a EEUU. Estamos preocupados en el corto plazo. A medio y largo somos más optimistas. No es un país industrialmente autosuficiente en el aluminio. No pueden dejar de importarlo o dificultar las operaciones porque provocaría graves problemas para industrias dependientes de aluminio procedente del país. Esto se suavizará o incluso desaparecerá, no por el bien de los que producimos fuera de EEUU, sino por el propio devenir económico de esos sectores suyos consumidores.
Algo parecido a lo que alertan muchas industrias ante las deportaciones de emigrantes. E, incluso así, se están realizando.
Esa es otra de las derivadas, aunque trasciende ya a mi ámbito de actuación y de conocimiento. Aparte de la creación de una inflación innegable por motivos puramente económicos, va a hacer que aumente la presión migratoria en el interior de EEUU. Si alguien no puede producir aluminio en Ecuador para venderlo a EE UU, probablemente irá a producirlo allí y la mano de obra va a migrar, que parece un efecto contrario a lo que busca esta nueva administración, ¿no? Esto no es sostenible.
A la espera de que se concreten las categorías con arancel, ¿cómo se trabaja con el país?
La incertidumbre nunca es buena. Me imagino actualmente a un cliente de Cortizo que compra perfiles de ventanas en Connecticut y ha oído esta noticia, quieras o no, le creará cierta zozobra sobre cuáles van a ser sus posibilidades de continuar trabajando con su proveedor habitual.
EEUU es un mercado pequeño en el negocio de Cortizo, pero con mucho crecimiento en los tres años que lleva allí, ¿no?
Sí, con aumentos del 100% en la facturación anual, que actualmente son 28 millones. Otro motivo de optimismo es que nos dirigimos a un segmento de mercado medio-alto. A ventanas, puertas y fachadas ligeras de aluminio destinadas a los edificios más exigentes en términos acústicos, térmicos y de resistencia a huracanes y seísmos. Los sistemas que comercializamos allí son menos sensibles al precio que los que pueden ser los más, digamos, de batalla.
La empresa está muy acostumbrada a lidiar con los problemas de la internacionalización. ¿Qué se hace cuando hay un escenario por delante como este?
Agradecer enormemente estar presente en más de 90 países. No estamos libres de estas tensiones geopolíticas. Ahora el foco está en EEUU, pero puede pasar en otros países cada cierto tiempo. Estar diversificados y presentes en mercados tan diferentes como Costa de Marfil o Finlandia, Australia y Noruega o Albania y Marruecos, hace que cualquier bandazo arancelario o político tenga una menor repercusión y controlable en la facturación y el futuro de la empresa.
Los huevos y la cesta.
Eso es. Cuando era más barato mandar un pedido a Lugo que a Finlandia, lo mandamos a Finlandia. ¿Cuándo? En aquella burbuja inmobiliaria que se creó en España, donde se vendía absolutamente todo. Aprovechamos esos años para internacionalizarnos. Eso hace que tengamos ahora unos fundamentos mucho más sólidos y podamos mirar con cierta confianza la evolución del mercado estadounidense, que, a buen seguro, volverá al libre comercio.
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