Los alimentos se encarecieron el 35% en Galicia desde la pandemia

De los cinco grandes grupos de comestibles monitorizados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (la FAO, por sus siglas en inglés), únicamente el precio de la carne permaneció estable en febrero. La de ave se abarató porque el importante stock de Brasil compensó los brotes de gripe aviar en otros países de referencia para el sector. El excedente generado en Alemania tras las restricciones por los episodios de fiebre aftosa alivió el coste de la carne de cerdo. El ovino y el bovino sí subieron por la fuerte demanda mundial, pero menos de lo esperado por la abundante oferta que aportaron Australia y Brasil. Así funciona el mercado global de la alimentación, condicionado por los vaivenes de los grandes productores en la otra esquina del mundo, el tirón de los mayores consumidores y otros muchos factores, como su uso en la energía, las expectativas de la economía y la meteorología. La sequía, de hecho, está detrás del intenso repunte del coste del azúcar y del ascenso de algunos cereales durante el mes pasado.

A la espera de ver si estos incrementos empezaron a notarse ya en la visita a los supermercados en febrero, tanto Galicia como el conjunto del país encadenan tres meses con un alza de los alimentos inferior ya a la inflación general. En enero, el último dato publicado por el Instituto Galego de Estatística (IGE) y su homólogo estatal (INE), la cesta de la compra se encareció el 1,2% en la comunidad y el 1,8% en la media estatal, las menores tasas desde 2021. «Un hecho que constata la tendencia de contención de precios de los alimentos y los esfuerzos de la cadena de valor por mitigar el impacto de la inestabilidad política y la incertidumbre global», valoraba la patronal del gran consumo Aecoc.

Con el IVA de alimentación camino a la normalidad después de casi dos años rebajado para contener el impacto de la crisis desencadenada por la invasión de Rusia a Ucrania, fabricantes y distribuidoras admiten que, sin la medida, la inflación acumulada en la alimentación desde su entrada en vigor el 1 de enero de 2023 «sería del 14,2% y no del 9,1% registrado». «Aecoc subraya que la reducción del IVA en determinados productos no solo ha beneficiado a los consumidores, sino que también ha tenido un efecto positivo en la actividad económica y en la competitividad del sector», señala, con una llamada a «seguir con la máxima atención» la evolución de los costes de materias primas y energía «y muy especialmente las decisiones comerciales adoptadas por terceros países, dado su elevado impacto en la configuración de los precios finales».

Esos precios finales de la alimentación, a pesar del colchón para el bolsillo por la rebaja fiscal, son hoy en Galicia un 35,2% más altos que antes de la pandemia. La escalada inflacionista de la cesta de la compra arrancó casi desde el minuto uno de la pandemia. En abril de 2020, coincidiendo con el momento más crítico de la crisis sanitaria y de las duras restricciones para combatirla, el coste de los alimentos y las bebidas no alcohólicas medró el 4,1%. Toda la cadena del sector tuvo que afrontar un reto sin precedentes para mantener el abastecimiento a flote. Los precios no dejaron de subir y pisaron el acelerador después del estallido del conflicto en Ucrania. La inflación de los alimentos se disparó el 11,2% en Galicia en 2022 y el 11,7% en 2023.

¿Cómo reaccionaron los hogares? Apretándose el cinturón y comprando menos. Aecoc ha detectado que «en el actual contexto de espiral inflacionista, el consumidor ha puesto en marcha estrategias de trading down». Es decir, sustituir «categorías premim por otras más básicas».

El cambio de hábitos aflora claramente en la evolución del mercado en 2024. Los precios subieron mucho menos (3,8%), pero la demanda apenas varió. Entre enero y noviembre, según los datos que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el volumen de alimentos comprados en Galicia alcanzó 1,5 millones de toneladas, solo el 0,3% por encima del mismo periodo de 2023. El gasto de los hogares de la comunidad, en cambio, aumentó el 2,8%, hasta los 4.654 millones de euros.

La demanda de huevos en la comunidad retrocedió el 1,2%, mientras el desembolso subió el 3,8%. Mejora el consumo de carne: un 2,4% más (y un 3,3% de incremento en el gasto). El alza en el caso del vacuno fue del 0,9%; la de pollo avanzó el 7,4%; la de conejo disminuyó el 0,5%; la de ovino se desplomó el 29%; y la de cerdo rebotó el 4,7%. En la caída de la carne transformada destacan el jamón curado (-13,3%), el chorizo (-1,75) y salchichas (-4,7%).

El retroceso del consumo de pescado parece no tocar fondo. Cayó otro 3,1% entre enero y noviembre del año pasado y el gasto se estancó. La bajada llegó al 6,5% en la merluza; el 18% en atún y bonito; el 19,7% en lenguado; el 12,6% en bacalao; y el 15,4% en rape. Entre los que se salvan figuran la sardina y el boquerón, con una subida del 11%; el salmón (14,2%); y la lubina (22,3%). Los mariscos siguen la misma tónica. La demanda adelgazó el 2%, aunque el valor se incrementó el 4,6%. La gran bajada se registró en los mejillones (-25,4%), mientras que calamares y pulpo elevaron las ventas el 13,8% y un 7,5% gambas y langostinos. En la conserva no se ve la crisis: 4% de subida en las compras y 6,7% en el gasto.

La adquisición de leche descendió el 0,2%; un 3,6% la de patatas; el 5,8% la de hortalizas frescas; y el 0,1% la de arroz. El consumo de yogures creció el 7,2%; el 5,5% en legumbres; el 0,1% el pan; y las frutas frescas apenas variaron.

Los platos preparados consolidan su expansión como un básico más de la cesta de la compra. El alza alcanzó el 15,5% y el gasto engordó más del 18% en Galicia. Lo mismo le sucede a la cerveza, que arroja una subida del 10% (8% en la sin alcohol). La otra cara viene del vino, que prolonga su mala racha con un recorte en los hogares del 13%. En esos mismos niveles de bajada se mueven los zumos, un 12,1% menos; y el azúcar (-11,3%).

La estrella de la inflación aquí y en el resto del país es el aceite. En 2024 se aflojó la cuesta abajo en las ventas con un descenso menor, del 2,5%. No llegó a más porque el girasol sigue tirando del mercado: 2,5% de avance. Las compras de aceite de oliva decrecieron el 6,6%. El gasto, sin embargo, subió el 19,1%.

La demanda de chocolate cae el 10% a la espera de la mejora de precio

Después de unas Navidades a precios intratables, el mercado internacional del cacao está expectante este mes de marzo. Si se confirma que la primavera será lluviosa, los países productores de esta semilla, eminentemente Ghana y Costa de Marfil, tienen la esperanza de que la cosecha se recupere y se puedan recolectar unos 142.000 millones de toneladas, lo que supondrá el primer superávit de oferta en los últimos cuatro años, según las previsiones de la Organización Internacional del Cacao (ICCO, en sus siglas en inglés).

Y ante este pronóstico, los precios han empezado ya a moderarse, según el último dato disponible, correspondiente al pasado martes. «Los precios han estado bajo presión desde la estimación del 28 de febrero de la ICCO de un superávit mundial de cacao», recoge el portal de Trading Economics, una plataforma que agrupa y analiza los indicadores mundiales de los principales productos agroalimentarios mundiales. Según esta misma fuente, «hay preocupación internacional porque el fuerte aumento de precios del año pasado estuviera frenando la demanda», pero esta inquietud se ha visto aliviada después de que el fabricante de chocolate suizo Lindt informara de sus datos de 2024 y confirmara que ha experimentado un crecimiento orgánico de las ventas del 7,8%. Las compras en Galicia de chocolate mermaron casi el 11% entre enero y noviembre de 2024. Aún así, por el encarecimiento del producto, el gasto repuntó el 4,1%.

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