Galicia se juega más de 800 millones con la guerra comercial de Trump
El vino se volcará con la retención de los clientes en su primer mercado exterior | Piedra, metal, automoción, textil y la alimentación son otros de los sectores con más exportaciones

Bloques de acero y granito en el puerto de Vigo.
julio pérez / Jorge Garnelo / Adrián amoedo
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas recibe estos días la visita de un comprador de EE UU y Canadá que participará en catas en varias bodegas. Tiene «muchísimo interés» en los vinos gallegos. «Eso es lo que hemos conseguido con tantos años de trabajo, captar la atención de importadores, distribuidores, la prensa, los sumilleres estadounidenses», afirma Ramón Huidobro, secretario general del organismo, consciente de que la labor comercial del sector tiene que dar un paso adelante. La guerra arancelaria desatada por Donald Trump convulsiona el primer mercado exterior de los caldos de la comunidad con un volumen de exportaciones superior a los 21 millones de euros en 2024.
El presidente de EE UU confirmó el pasado miércoles una tasa general del 10% para todos los productos que entren en el país, gravámenes «recíprocos» que en el caso de la UE será del 20%. Hay cierto alivio en las empresas vitivinícolas gallegas porque Trump llegó a amenazar con recargos del 200%. «El nuestro es un posicionamiento de fuerza. Lo que tenemos que hacer es trabajar todavía más para acercarnos al consumidor final», señala Huidobro. Por ahí va la estrategia a seguir: «Ya es una batalla a mano tendida con el comprador para que valore pagar los tres o cuatro dólares de más por los aranceles en nuestras botellas». El sector apela al diálogo entre EE UU y la UE. «Por favor, siéntense a negociar —pide Huidobro—. No podemos entrar en una escalada a ver quién tiene el arancel más grande». Un pensamiento compartido por Martín Códax, una de las bodegas más emblemáticas de Galicia. «Es probable que haya algún retroceso en las ventas inicialmente debido al previsible incremento de precio, pero estamos convencidos de que el mercado se recuperará dado la excelente valoración de nuestros vinos y del albariño en general», remarca su director comercial, Pablo Buján.
El vino es una de las partidas más relevantes en las ventas de las empresas gallegas en EE UU. El saldo total se mantiene por encima de los 800 millones en los tres últimos años. Representa solo el 2,6% de todo el saldo exportador, pero para algunos sectores está consolidado como destino de referencia. A pesar de destacar que en Galicia «no hay un impacto tan grande como en otras comunidades», el presidente de la Xunta pidió «no rebajar la preocupación».
Lo cierto es que el shock de los aranceles que acaba de oficializar Trump va más allá del sector vitivinícola y afecta a multitud de actividades de ADN gallego, en mayor o menor medida. Uno de los golpes más fuertes lo encajará el gremio de la piedra, para el cual las exportaciones al país norteamericano ascendieron a 32 millones de euros el año pasado (casi una décima parte del total).
Según José Ángel Lorenzo, secretario general del Clúster del Granito, el hachazo proteccionista supone «un obstáculo importante» teniendo en cuenta que Estados Unidos «es uno de los principales» destinos. «Estamos siguiendo la evolución de la medida y analizando cómo se va a aplicar, así como posibles estrategias para mitigar su impacto», resaltó ayer, evidenciando que es necesario «el apoyo económico de la administración pública para la identificación urgente de mercados alternativos y la creación de un plan de contingencia que amortigüe los posibles efectos negativos». De igual manera se pronunció Severino González, gerente del Clúster de la Pizarra, advirtiendo una previsible pérdida de competitividad y consecuente caída de la demanda. «No es fácil encontrar otros países a los que redirigir nuestro producto. Nos van a sobrar toneladas y a ver cómo hacemos. No es una buena noticia para Europa ni para el comercio en general», sentenció.
Desde el metal gallego, Asime también censuró la escalada arancelaria, «que echa por tierra las políticas que han impulsado la globalización y el comercio internacional». Pese a que EE UU representa en torno al 5% de las exportaciones del sector en la comunidad, la patronal recalcó la «preocupación» entre industrias más afectadas como la automoción, el aluminio, la maquinaria y equipamientos, o el aeroespacial. Y llamó al diálogo entre Washington y Bruselas «para revertir en lo posible las medidas anunciadas».
Por parte de la conserva gallega, que solo en 2024 exportó bienes por más de 42 millones de euros, el mayor valor de la serie histórica, denunciaron más de lo mismo. Anfaco-Cecopesca mostró su inquietud por los aranceles y apeló a «una respuesta firme y coordinada por parte de la Unión Europea, que defienda los intereses del sector transformador de productos del mar». «Representa un mercado prioritario», remarcó asimismo, indicando que «esta situación modifica las condiciones de acceso al mercado y podría generar un impacto en la competitividad».
La automoción gallega, por su parte, insiste en la idea que ya ha ido trasladando en las últimas semanas sobre los efectos indirectos de los aranceles. Sobre todo, en las decisiones de los principales fabricantes. «Abogamos por un comercio abierto que permita a la industria gallega de automoción seguir compitiendo en igualdad de condiciones en los mercados internacionales», reclaman desde el Clúster de Automoción y Movilidad de Galicia, Ceaga, que resalta el «carácter exportador» de la industria. «Reiteramos nuestra preocupación por las posibles repercusiones», añade la organización presidida por Patricia Moreira, que recuerda que EE UU está en el top 10 de los principales destinos de sus ventas en el exterior.
En el sector del naval, en cambio, la realidad es diferente. Como explica el gerente del Clúster del Naval Gallego (Aclunaga), Óscar Gómez, el país no es uno de los nichos objetivos y los encargos son puntuales, como el oceanográfico David Packard, de Freire Shipyard. «Es muy difícil vender allí», señala, «ahora lo será un poco más». «Sobre las empresas allí implantadas son ya americanas y no tendrán ese problema», dice en alusión a casos como el de VicusDT.
EE UU es un pequeño grano de arena (17,9 millones) en la montaña exportadora del textil gallego (6.280 millones), pero el conflicto pilla a grandes firmas en plena expansión en el país, como Inditex y Bimba y Lola. «Estas medidas difícilmente van a provocar que se vaya a producir en local porque ni es algo que se pueda hacer de un día para otro, los costes no compensan y no tienes personal en casi ningún sitio para hacerlo», explica Alberto Rocha, secretario general de Cointega-Clúster Textil Moda de Galicia. «La ropa no es igual que los chips», avisa. Hay aranceles todavía más altos para superpotencias del sector (China o Vietnam), aunque a la industria de la ropa le queda la carta de recurrir a productores con tratados de libre comercio con EE UU como Marruecos y ejecutar los envíos desde allí.
Suscríbete para seguir leyendo
- Una discusión de tráfico termina a golpes sobre el asfalto en la rotonda de Cuatro Caminos de A Coruña
- Nuevas reglas de Bicicoruña: prohibido utilizar auriculares o sentarse en bicis en las paradas
- El restaurante de A Coruña en el que puedes comer hasta reventar por 13 euros: 2 platos, postre y bebida incluída
- Los conciertos que vienen a A Coruña este 2025
- Fito & Fitipaldis, nuevo concierto del Coliseum de A Coruña este 2025
- LaLiga cambia las normas del Límite Salarial para fichar: El Deportivo ganará un millón de euros de margen
- Cinco palabras gallegas que usas al hablar castellano: las utilizas mal sin saberlo
- Carlos Sobera se pone serio: expulsa a dos comensales de 'First Dates' ante sus continuas faltas de respeto