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El oro rompe récords y supera los 3.500 dólares por onza en plena tormenta arancelaria

El oro rompe la barrera de los 3.500 dólares por onza y consolida su papel como activo estratégico en un mundo sacudido por la política, la geopolítica y la desdolarización

La fiebre del oro sigue al alza en plena guerra arancelaria

La fiebre del oro sigue al alza en plena guerra arancelaria / JINGMING PAN - Archivo

Esther Chapa

Esther Chapa

El oro ha vuelto a confirmarlo: sigue siendo el refugio por excelencia. A comienzos de semana, la onza troy del metal precioso alcanzó un máximo histórico de 3.509,90 dólares, superando por primera vez la simbólica barrera de los 3.500 dólares. El dato supone una subida del 3% en un solo día y un 30% de revalorización acumulada en lo que va de año.

Este rally sin precedentes se produce en un contexto enrarecido, marcado por la creciente presión del presidente Donald Trump sobre la Reserva Federal, las tensiones geopolíticas, y una transformación estructural del sistema financiero internacional.

Además, el oro ha generado una rentabilidad de dos dígitos en tres de los últimos cinco años, con dos de ellos generando ganancias superiores al 24 %. En términos anuales, ha superado al S&P 500 en tres de los últimos cinco años y en cuatro de los últimos siete, “el oro ha tenido un rendimiento estelar”, señala Bret Kenwell, analista de eToro en EEUU.

Trump vs Powell: el catalizador dorado

Las recientes embestidas del presidente Trump contra Jerome Powell, jefe de la Fed, han tenido un efecto inmediato en los mercados. Desde Truth Social, Trump acusó a Powell de “actuar demasiado tarde” en la reducción de tipos y no descartó su destitución, una amenaza que puso en alerta a los inversores. Aunque tan solo unos días después de las declaraciones de Trump, la Casa Blanca matizó que no hay intención real de despedir al presidente de la Reserva Federal, la incertidumbre quedó sembrada.

El resultado: fuga hacia activos seguros. El oro se disparó, el dólar se debilitó y los mercados, aunque inicialmente en verde, comenzaron a mostrar signos de nerviosismo.

Bancos centrales (compradores de oro compulsivos)

Según un informe reciente de Goldman Sachs, los bancos centrales están comprando oro a un ritmo récord: 80 toneladas mensuales en promedio durante 2025. Solo en febrero, se adquirieron 106 toneladas. Para la firma, el oro podría alcanzar los 3.700 dólares a fin de año, e incluso los 4.500 en un escenario de recesión severa.

Daniel Marburger, CEO de StoneX Bullion, lo resume así: “Ya no es solo una cobertura contra la inflación. Es una herramienta de soberanía nacional”.

Desdolarización

La estrategia es clara: gobiernos y bancos centrales están reduciendo su exposición al dólar y repatriando reservas en oro físico. “Estamos entrando en una nueva era financiera”, insiste Marburger. "El oro vuelve al centro del sistema monetario, no como reliquia, sino como activo estratégico".

Este fenómeno también responde al creciente proceso de desacoplamiento económico global, especialmente entre Estados Unidos y China, y a la búsqueda de activos inmunes a sanciones o inestabilidades del sistema bancario digital.

Corrección puntual o nuevo ciclo dorado

Tras el pico histórico del martes, el oro corrigió ligeramente una sesión después, arrastrado por un aparente giro conciliador de Trump, quien suavizó su retórica contra Powell y se mostró más abierto a negociar con China.

Aun así, analistas como Giovanni Staunovo, de UBS, sostienen que esta corrección es puntual: “Seguimos esperando que el oro vuelva a superar los 3.500 dólares próximamente”. De hecho, según JPMorgan, el metal podría alcanzar los 4.000 dólares en 2026.

La plata, ¿el próximo en brillar?

El mercado de la plata también muestra señales alcistas. Ha subido un 18% en el primer trimestre, y aunque ahora se mantiene estable en torno a los 32,88 dólares por onza, analistas anticipan un fuerte repunte en la segunda mitad del año, impulsado por su uso industrial y una oferta limitada.

Pese al rally, muchos inversores institucionales y fondos de pensiones siguen sin tener una exposición significativa al oro y la plata. “La gran rotación hacia metales monetarios aún no ha comenzado del todo”, señala Ned Naylor-Leyland, gestor del Jupiter Gold & Silver Fund. “Pero el entorno de incertidumbre, inflación y potencial estanflación en EE.UU. podría cambiar eso muy pronto”.

“¿Cuánto tiempo puede el oro subir? Mientras varios de sus catalizadores sigan vigentes la demanda de oro podría mantenerse elevada. Si bien un retroceso y cierta consolidación serían razonables en este momento”, analiza Kenwell.

En tiempos de turbulencia, el oro vuelve a ser el barómetro de la incertidumbre y, al mismo tiempo, el termómetro de un nuevo sistema financiero multipolar. La superación de los 3.500 dólares por onza no es solo un dato para la historia: es el reflejo de un mundo que cambia su eje, y lo hace —una vez más— en clave dorada.

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