Ni noches ni domingos: el trabajo a deshoras pierde terreno en Galicia

La incorporación de los más jóvenes y los cambios psicológicos a raíz de la pandemia elevan el rechazo a los malos horarios | Las empresas ofrecen otros incentivos, además del económico

Trabajadores del servicio de basura en el centro de Santiago.

Trabajadores del servicio de basura en el centro de Santiago. / Antonio Hernández Ríos

Manolo Rodríguez

Manolo Rodríguez

A Coruña

Trabajar un domingo, mientras el resto disfruta de su tiempo libre, o entrar al turno de tarde cuando ya casi todos se retiran a casa no está en la lista de preferencias de muchas personas. Y menos, si hay que hacerlo de noche. Durante más de una década, sin embargo, estos horarios crecieron con fuerza en Galicia. Pero la pandemia cambió las reglas. No solo por el parón económico, sino por el giro psicológico que provocó en una nueva generación de trabajadores. Los últimos datos muestran que el empleo a deshoras, lejos de repuntar, retrocede en la comunidad.

Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), el número de gallegos ocupados que trabaja al menos un domingo al mes ha bajado de forma constante desde el pico alcanzado en 2019. Aquel año, el 24,7% tenía que acudir a su puesto en festivo al menos una vez al mes. En 2022, el porcentaje descendió al 20,9%. En 2023 bajó al 20,4% y en 2024 se situó en el 20,2%. De ese total, un 4,7% trabajó un domingo o festivo al mes y un 15,4%, al menos dos veces al mes. En cifras absolutas, hay cerca de 176.400 gallegos con jornadas dominicales frecuentes.

También se ha reducido de manera notable la proporción de ocupados con turnos al final del día. En 2019, un 41,9% trabajaba en la franja de última hora de la tarde. Hoy son el 34,7%, siete puntos menos.

Y el empleo nocturno sigue la misma senda: en 2019 afectaba al 15,8% de los ocupados, mientras que en 2024 bajó al 11,7%. De estos, un 8,9% lo hace de forma ocasional y un 2,7% trabaja de noche al menos la mitad de los días laborables.

Este cambio de tendencia está generando un nuevo problema para muchas empresas: la dificultad para cubrir los turnos menos atractivos. Hostelería, comercio, logística, sanidad o industria han vivido tradicionalmente de jornadas amplias o por turnos. Pero ahora se enfrentan a un mercado laboral menos dispuesto a sacrificar su tiempo personal.

Mónica Pérez, directora de comunicación y estudios de InfoJobs, señala que este retroceso responde a un cambio profundo en las preferencias laborales. «En Galicia, sectores como la automoción, la siderurgia o el naval, donde el trabajo nocturno o en fines de semana es habitual, tienen un peso importante. También áreas como la sanidad, la hostelería o la logística. Pero, incluso en estos sectores, se están encontrando dificultades para cubrir vacantes en ciertos horarios», explica.

La realidad demográfica y territorial de Galicia también influye. «La dispersión geográfica obliga a garantizar servicios con más cobertura horaria, y el envejecimiento de la población incrementa la demanda de cuidados y asistencia sanitaria. Esto genera una presión añadida sobre determinados sectores que necesitan turnos amplios o escalonados para mantener la actividad», apunta Pérez.

¿Y las empresas? «Muchas compañías gallegas están adoptando medidas para retener talento y contrarrestar la falta de interés por los turnos difíciles. Una de las principales estrategias es el incentivo económico, pero también hay un esfuerzo por mejorar el salario emocional: más autonomía en la elección de turnos, rotación pactada, concentración de la jornada en menos días o programas de fidelización como planes de carrera y bienestar laboral», detalla la directora de comunicación y estudios de InfoJobs.

Reconfiguración

La tendencia apunta a una reconfiguración del tiempo de trabajo. Las empresas no siempre pueden ajustar sus procesos a las preferencias de los empleados, pero los datos confirman que ignorarlas tiene un coste. La experiencia de los últimos años ha provocado que se prime el tiempo libre y ha elevado las expectativas sobre lo que se espera de un empleo. «Hoy, las condiciones laborales ya no se miden solo por el sueldo o el tipo de contrato. El cuándo se trabaja pesa cada vez más en la decisión de aceptar una oferta o permanecer en una empresa», resume Pérez.

Los peores turnos recaen sobre los hombres, pero por desigualdad

A diferencia de lo que ocurre con otras formas de precariedad laboral, como la temporalidad o el trabajo a tiempo parcial, los peores horarios no recaen mayoritariamente sobre las mujeres, sino sobre los hombres. En el caso del trabajo en domingo, las diferencias son leves: un 20,1% de los hombres trabaja al menos un domingo al mes, frente al 19,2% de las mujeres. Sin embargo, en los turnos de noche la brecha se amplía. Solo un 9,3% de las trabajadoras desempeña su labor más allá de las diez de la noche, frente al 15,8% de los hombres. Esta diferencia, lejos de reflejar una ventaja para ellas, evidencia una desigualdad estructural: muchas mujeres no pueden asumir estos horarios por la carga de cuidados familiares que siguen asumiendo.

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