Adolfo Domínguez desfila hacia la resiliencia

La histórica textil gallega acumula tres años en beneficios, saneada y con una marca renovada. La «base sólida», según su presidenta, para seguir el camino al crecimiento de la rentabilidad de la mano de la expansión y la apuesta por los complementos para rejuvenecer clientela y plantar cara al fast fashion.

Desfile de la colección de Ikigai de Adolfo Domínguez en Santiago de Chile. |  Adolfo Domínguez

Desfile de la colección de Ikigai de Adolfo Domínguez en Santiago de Chile. | Adolfo Domínguez

Julio Pérez

A Coruña

Retransmitida en directo para una treintena de países desde el centro cultural La Moneda en Santiago de Chile el pasado junio, Adolfo Domínguez convirtió la presentación de la colección otoño-invierno 2024 en un desfile global, «sin barreras ni puertas cerradas». La moda se mezcló con la danza y los perfumes para crear en colaboración con Puig, socio de la textil gallega para sus fragancias, una experiencia inmersiva que apeló a «liberarse a uno mismo». «Llevamos casi 50 años diseñando ropa para la inmensa minoría y así queremos que pueda disfrutarse en nuestros desfiles», explicó entonces Patricia Alonso, directora corporativa de Marketing y Comunicación. Se vieron los tradicionales tejidos arrugados marca de la casa. Volantes y cortes asimétricos, con predominio de los tonos neutros y de estampados claramente inspirados en la cultura japonesa. La colección llevó el nombre de Ikigai, un concepto nipón sin traducción literal que en el país se usa como filosofía de vida, la razón de ser, una invitación a que cada persona busque su propósito personal.

La histórica enseña que lideró la eclosión de la industria de la confección de Galicia en los 80 dedicó mucho esfuerzo en los últimos años a buscar su propio ikigai. Adriana Domínguez, hija del fundador, asumió las riendas en julio de 2017 en el enésimo intento de renovar y modernizar la compañía, en números rojos desde 2010 y con una gerencia muy debilitada por la convulsa salida de Estanislao Carpio, su primer director general, y el frustrado fichaje de Costas Antimissaris —ex alto cargo de Inditex y Marks&Spencer— como consejero ejecutivo.

Ella lo tuvo claro desde el principio. Había que volver a la esencia de la marca, desdibujada por la expansión desequilibrada más propia del fast fashion que de la moda de autor. Dos años después ascendió a consejera delegada y aceleró la reorganización interna, convirtiéndose en una excepción por la exigua presencia de mujeres al frente de firmas cotizadas. El 29 de mayo de 2020 se consolidó el relevo generacional con la incorporación a la presidencia.

El grupo acaba de estrenar oficialmente «una nueva etapa para reimpulsar la gestión» en la que Adriana Domínguez reúne todo el mando del negocio tras el cese de Antonio Puente, el consejero delegado. «Creemos que le irá muy bien y creemos también que a nosotros, aunque haya esta desvinculación, nos va a ir también muy bien con nuestro nuevo director general», afirmó la presidenta durante la presentación de los resultados del último ejercicio fiscal el pasado 8 de mayo. Adolfo Domínguez recupera la figura del director general y el elegido es Íñigo de Llano, hasta ahora responsable para el mercado europeo en Inditex.

La carta de Adriana Domínguez a los accionistas en el informe anual que acaba de publicar es una auténtica declaración de intenciones para la nueva era abierta por la firma. «Dicen en el mundo de la publicidad: cuando ellos hagan zig, tú haz zag», escribe en el arranque de la misiva, una guía para ir a contracorriente. Recuerda que el branding se basa en crear y mantener «una identidad fuerte y diferente respecto a la competencia», la receta «que tan bien manejan las marcas francesas e italianas para provocar deseo y lealtad en los consumidores». «Es lo que te mantiene a flote cuando arrecia la tormenta de los cambios económicos y geopolíticos, como los que nos rodean hoy —apunta—. Es un entorno incierto, sacamos fuerza de nuestra esencia. Ropa de autor, que genera confianza y distinción para el cliente. Prendas que por su diseño y calidad están pensadas para durar».

El ejercicio que va del 1 de marzo de 2024 al 28 de febrero de 2025 dejó cerca de un millón de euros de resultado neto. Es el tercer año fiscal consecutivo con beneficios y, lo más importante, un ebitda al alza —16,9 millones, un 2,6% más, a pesar del incremento de costes por las disrupciones en la cadena logística y el encarecimiento de las materias primas— y la mejor cifra de facturación de los últimos diez años: 136,5 millones de euros. Las ventas crecieron el 7,8%. Sin el efecto de tipo de cambio, la subida supera el 9%.

En la radiografía anual, Adolfo Domínguez desvela que el 52,2% del negocio procedió de las tiendas propias; el 18,7% de los córneres; el 14,6% del online, que adelanta en cuota a la franquicias (14,5%). Por mercados, Europa gana terreno. Pasa del 71% en el ejercicio anterior al 73,3%. La contribución de México en el total baja del 19% al 18,3%; y la de Japón se situó en el 3,5% (4,3% en 2023-24). El resto del mundo roza el 5%. La compañía ganó músculo con las 25 aperturas del año (5 propias, 12 franquicias y 8 córneres), alcanzando ya 371 puntos de venta. Respecto a febrero de 2023, la red comercial aumentó cerca del 10%. Más tiendas y mayor rentabilidad. Los ingresos medios por cada una rozan los 368.000 euros tras un avance anual del 4,5% y del 91% en comparación con la pandemia.

Respondieron muy bien España y Portugal, los principales mercados «donde encadenamos años consolidando nuestra presencia», según la propia Domínguez, que destaca «la maduración a buen ritmo» de Oriente Medio y Latinoamérica y «un crecimiento moderado de las nuevas apuestas internacionales». Adriana Domínguez se muestra especialmente ilusionada por la evolución en la división de hombre. «Nos permite equilibrar la oferta», subraya, dentro de la estrategia por ensanchar la base de clientes. De hecho, los compradores de 25 a 34 años se multiplicaron por cinco y acarician el 10% del total. La clave está en el negocio de los complementos «por ser un producto que permite rejuvenecer la marca y ampliar la tipología de clientes». «En un mundo donde el textil rápido se ha hecho con el mercado, los bolsos son una categoría resiliente por la que merece la pena apostar —defiende la ejecutiva—. Y esto estamos haciendo».

Adriana Domínguez admite que la geopolítica también incide en el mercado de la moda y apuesta por seguir navegando las turbulencias a bordo de «una empresa saneada, una marca renovada y nuevas generaciones de clientes que se suman a los que ya teníamos y que ven nuestra diferencia». «Sabemos que nos queda camino para crecer de forma rentable y generar valor, pero vamos a recorrerlo —asegura—. Lo haremos desde la confianza que nos da tener una base sólida».

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