Política monetaria
El BCE baja los tipos al 2% y adelanta que el fin de los recortes está cerca
Lagarde elude aclarar si pausará las bajadas pero confirma que "está llegando el final del ciclo de política monetaria"

La presidenta del BCE, Christine Lagarde. / Andreas Arnold/dpa - Archivo

El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido el guion esperado, como suele suceder, y ha aprobado este jueves un nuevo recorte de los tipos de interés de referencia en la zona euro de 0,25 puntos porcentuales, el séptimo consecutivo y el octavo en un año. El precio del dinero se reduce al 2%, el nivel más bajo desde diciembre de 2022, y es ya la mitad del máximo que alcanzó en septiembre de 2023. Ello debería llevar a una ligera rebaja adicional del tipo de los créditos y los depósitos. Pero con la inflación bajo control y a expensas de cómo acabe la guerra comercial de Donald Trump, el mensaje de la autoridad monetaria es claro: el fin de las bajadas de tipos está cerca.
"Con el recorte de hoy y el nivel actual de tipos de interés, estamos llegando al final del ciclo de política monetaria que respondió a una serie de 'shocks' agravados, incluyendo la pandemia, la ilegítima guerra de Ucrania y la crisis energética", ha anunciado su presidenta. Christine Lagarde, en esta línea, ha insistido una y otra vez en que el BCE considera que está ya en una "buena posición para navegar las condiciones de incertidumbre que se avecinan". O dicho de otra manera, la autoridad monetaria está cómoda con los tipos al 2%, con lo que no es de esperar muchos movimientos en los mismos a corto y medio plazo.
El mercado daba por descontada la rebaja de este jueves y estima de forma mayoritaria, hoy por hoy, que el BCE aprobará una reducción adicional en lo que queda de año, hasta el 1,75%. En lo que hay más discrepancias es en cuándo podría aprobar esa bajada adicional, si en la reunión del consejo de gobierno del 24 de julio o la del 11 de septiembre. Lagarde no ha dado ninguna pista, al evitar concienzudamente confirmar si en la próxima reunión los recortes podrían entrar en una "pausa" puntual. De hecho, ni siquiera ha descartado directamente la posibilidad de que no haya más bajadas, si bien sí lo ha hecho implícitamente al apuntar que el fin del ciclo de la política monetaria está "cerca". Es decir, que no se habría alcanzado aún.
Consenso entre grupos
La clave es que el BCE no se quiere atar de manos sobre sus próximos pasos porque dependerán en buena medida de cómo se resuelvan las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre los aranceles y el efecto que ello pueda tener en la inflación y la actividad económica de la zona euro. "Estamos en un tiempo diferente, con diferentes actores, socios y políticas", ha subrayado Lagarde. Además, los tipos oficiales están ya dentro de la banda -entre el 2,25% y el 1,75%- en que los técnicos del BCE consideran que su política monetaria es neutral. Es decir, que ni incentiva ni reprime la actividad económica para lograr su objetivo de que la inflación esté en el 2% sostenido a medio plazo.
Ello ha provocado que en los últimos meses haya regresado la tradicional pugna entre los consejeros partidarios de una actuación más estricta en busca de la estabilidad de precios (los conocidos como 'halcones' en la jerga de los bancos centrales) y los que se inclinan por una aproximación que tenga más en cuenta los efectos sobre el crecimiento ('palomas'). El comedido y abierto mensaje de Lagarde parece responder también a un consenso entre ambos grupos, que ha permitido que el recorte de este jueves haya recibido apoyo de 20 de los 21 consejeros que tenían derecho a voto en esta reunión.
La evolución de la inflación, además, les ha dado margen para aprobar el recorte de este jueves. El IPC de la zona euro bajó en mayo al 1,9% desde el 2,2% de abril, con los servicios —el componente que más preocupaba al BCE— en claro descenso (del 4% al 3,2%). Además, la inflación subyacente (sin los más volátiles precios de la energía y los alimentos no procesados) disminuyó del 2,7% al 2,4%. Todo ello gracias al abaratamiento de la energía, la moderación del crecimiento de los salarios y la subida del euro (que abarata las importaciones). Paralelamente, la economía se comportó en el primer trimestre mejor de lo esperado (0,3% de crecimiento), pero en buena medida se debió a un incremento puntual de las exportaciones e importaciones para anticiparse a los aranceles.
Previsiones macroeconómicas
El BCE prevé ahora que el IPC de la zona euro se situará de media en el 2% este año y el 1,6% en 2026, mientras que en 2027 será del 2%. Se trata de un notable recorte de 0,3 puntos en los dos primeros años respecto a su previsión de marzo debido a los "precios energéticos y una apreciación del euro". La inflación subyacente, asimismo, la mantiene "prácticamente sin variación" respecto a marzo: 2,4%, 1,9% y 1,9%, frente al 2,3%, 1,9% y 1,9% anterior. Con el actual nivel de tipos, ha destacado Largarde, la inflación estaría en torno a su objetivo del 2% durante el próximo trienio, ya que la caída de la general el año que viene respondería a un efecto puntual por la fortaleza de la divisa frente al dólar y un mayor abaratamiento de la energía del esperado.
Este escenario justifica que el BCE no prevea muchos recortes de tipos adicionales. Así, sus economistas también han mantenido su previsión de crecimiento económico para este año pese a la guerra comercial (0,9%), lo que "refleja un primer trimestre más vigoroso de lo esperado junto con unas perspectivas más débiles para el resto del año". Para el próximo ejercicio se ha recortado apenas una décima (al 1,1%), mientras que se mantiene para 2027 (1,3%). Su diagnóstico es que la incertidumbre arancelaria afectará a la inversión empresarial y las exportaciones a corto plazo, pero ello se verá compensado a medio plazo por el aumento de la inversión pública en defensa e infraestructuras.
El BCE, con todo, ha advertido de que estas previsiones dependen mucho de cómo se resuelva la negociación arancelaria, de ahí la falta de claridad sobre sus próximos pasos. "Si en los próximos meses se produjera una mayor escalada de las tensiones comerciales, el crecimiento y la inflación se situarían por debajo de lo previsto en el escenario de referencia de las proyecciones. En cambio, si las tensiones comerciales se resolvieran con un resultado favorable, el crecimiento y, en menor medida, la inflación se situarían por encima de lo previsto en ese escenario", ha apuntado.
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