Casi el 20% de las bajas laborales en Galicia duran más de un año

El coste para el PIB regional por las horas no trabajadas asciende a 5.700 millones | Agua y residuos, actividades auxiliares y sanidad y servicios sociales tienen el mayor absentismo

El coste para el PIB regional por las horas no trabajadas asciende a 5.700 millones.

El coste para el PIB regional por las horas no trabajadas asciende a 5.700 millones. / LOC

Julio Pérez

A Coruña

La primera propuesta del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para impulsar las «altas progresivas» en los casos de incapacidad temporal más largos contempla la vuelta del trabajador a su puesto a media jornada con el cobro del 100% del salario. La empresa asumiría la mitad de la nómina y el resto correría a cargo del Estado. Esta reincorporación paulatina está pensada para bajas superiores a los 180 días y «determinadas patologías» que el departamento liderado por Elma Saiz no detalla de momento en el borrador inicial, aunque, entre otras organizaciones, la propia ministra se reunió hace meses con la Asociación Española Contra el Cáncer «para recabar sus observaciones sobre la incorporación gradual al trabajo». Una medida que se extendería también a las personas pluriempleadas para que «puedan continuar desempeñando, en su caso, aquella actividad para la que, a juicio médico, no se encuentren impedidos». La negociación con los agentes sociales está todavía en una fase muy inicial y sindicatos y patronales se reprochan mutuamente las causas de los actuales niveles récord del absentismo.

«La recuperación de la fuerte crisis económica de 2007 ha ido acompañada de un crecimiento constante de las tasas de absentismo desde 2014, incluido el que se produce por la incapacidad temporal por enfermedad», señala el grupo de expertos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la mutua Umivale Activa en el análisis a fondo de la evolución de las bajas y la siniestralidad laboral en España presentado ayer en el Consejo Económico y Social (CES). No es un fenómeno nuevo, pero sí se está manifestando «de forma persistente y creciente» y con «cambios claramente disruptivos de carácter negativo» desde la pandemia, «generando un estado de preocupación y alerta».

Bajas laborales

Bajas laborales / Simón Espinosa

El estudio se ha metido de lleno en la letra pequeña de las más de 62 millones de bajas laborales acumuladas en todo el país entre 2016 y 2023, «permitiendo un nivel de detalle que no había sido posible hasta el momento, así como un grado de representatividad completa del fenómeno». ¿Y cuáles son las principales conclusiones? Que detrás de esta «crisis silenciosa» están, sobre todo, las incapacidades temporales por contingencias comunes; el imparable ascenso de los procesos más largos (superiores a los 365 días), que se han duplicado desde 2018; las bajas reincidentes, donde se aglutina prácticamente la totalidad del incremento del absentismo por razones de salud; y las patologías «más difíciles de objetivar»: las algias y la salud mental. Juntas concentran la mitad de los procesos.

Galicia se consolida como uno de los territorios con mayor tasa de absentismo por incapacidades temporales. Aquí se perdieron en 2023 el 7,1% de las jornadas laborales potenciales tras un incremento del 53% en los últimos seis años radiografiados por el Ivie. En contingencias comunes llega al 6,4% y en contingencias profesionales se mantiene en el 0,7%. Solo Canarias (7,4%) y Melilla (7,2%) tienen tasas de absentismo más elevadas. La media estatal se sitúa en el 5,6% (un 36% más que en 2018). Los territorios con menor incidencia son Baleares (5%), La Rioja (4,8%) y Madrid (4,5%).

Como ya avanzó este periódico, la comunidad encabeza la fortísima subida de las bajas que se prolongan durante más de un año. Se dispararon un 67%, muy por encima del 29% del conjunto del país. Pero hasta ahora no se sabía cuántos procesos alcanzaban ese umbral entre todas las incapacidades en vigor. En 2018 representaban el 12,7% y en 2023 rozaron el 17%, únicamente por detrás de Cataluña (20%) y Extremadura (17,4%). «De hecho, el porcentaje de personas repetidoras sobre el total de población protegida se ha incrementado un 55% desde 2018. Estos casos, pese a ser solo el 16,6% de los trabajadores, concentran el 69,6% de las bajas y el 64,5% de las jornadas perdidas, 12,6 puntos más que en 2018, siendo responsables de prácticamente la totalidad del aumento del indicador de absentismo por incapacidad temporal en el periodo 2018-2023», subraya el documento.

Agua, saneamiento y residuos forman el grupo de actividades con la tasa de absentismo por baja laboral más alta de Galicia. Se pierden el 10,6% de las jornadas de trabajo. A continuación están las actividades administrativas y servicios auxiliares, donde se agrupan todos los servicios externalizados de las empresas y los empleos de ETT. Su tasa alcanza el 10,4%. Completan el top 5 las actividades sanitarias y servicios sociales (9,3%), las industrias extractivas (8,5%) y la administración pública y defensa (8,4%).

No todos los sectores pesan de la misma manera en la economía de cada territorio. Teniendo en cuenta su diferente valor añadido, los datos de jornadas perdidas y la población protegida, los expertos del Ivie cifran el coste total de las incapacidades temporales en 81.574 millones de euros, el 5,4% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2023. «A nivel regional el impacto es bastante heterogéneo», indican, con valores que van del 4,5% del PIB en Madrid y el 4,8% en La Rioja, frente al 7,4% estimado en País Vasco, Melilla, Canarias y Galicia, donde la cifra ronda los 5.700 millones.

El 70% del incremento de las incapacidades se concentra en los mayores de 50 años

«Este informe lanza una alerta rotunda: el absentismo por incapacidad temporal es un reto estratégico y económico de primer orden que requiere una respuesta inmediata, coordinada y basada en la evidencia. Las cifras récord, su rápido crecimiento y el empeoramiento de todas las variables sin excepción, evidencian la necesidad urgente de medidas estructurales», concluye el grupo de trabajo del Ivie y la mutua Umivale Activa, que señala el alejamiento en la evolución de las bajas «de su patrón habitual de comportamiento en el pasado». Los expertos piden «cambios en la regulación y el funcionamiento del sistema de gestión de los procesos de incapacidad temporal, las condiciones de trabajo y la cultura laboral».

Aunque restan importancia al efecto del envejecimiento poblacional en el avance del absentismo por razones de salud, el análisis también constata «la disparidad de resultados» en función de la edad. Frente al 3% del indicador de incapacidades entre los jóvenes de 16 a 29 años, en los de 60 a 64 años llega al 9,6%. El 20% del incremento total de las bajas corresponde a las jornadas perdidas en este segundo grupo y el 70% para los de 50 años en adelante.

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