La pesca reta a la pugna arancelaria con récord de facturación en EEUU
Estados Unidos se consolida como primer mercado no comunitario con un alza del 35% en compras realizadas a Galicia | Los cefalópodos son claves; ‘cero’ al pescado congelado
Lara Graña
En el año 2013, Estados Unidos dio el sorpasso a Japón —un coloso en el consumo pero también en el trading global— como el primer comprador mundial de proteína marina y, desde entonces, no ha soltado ese número uno. El gasto en importación de productos derivados de la pesca y acuicultura supera los 21.000 millones de dólares anuales (18.130 millones de euros, según el tipo de cambio actual), frente a los 17.870 millones de dólares de China, segundo mayor cliente ya por delante de los nipones. Ahora bien, la escalada inflacionaria de los dos últimos años ha impactado de forma severa en las compras realizadas por EE UU, tras los 25.200 millones de dólares récord gastados en el ejercicio 2022. Pero, y gracias principalmente a dos referencias, la industria gallega de elaborados está no solo desafiando al repliegue de importaciones norteamericanas, sino también al efecto de las refriegas —si no guerras— arancelarias emprendidas por Donald Trump.
Primer trimestre
Entre enero y marzo de este año, según los últimos datos disponibles, la expedición de productos de proteína marina de Galicia a EEUU alcanzó los 23 millones de euros, récord en cualquier periodo equivalente y un 35% por encima de los valores del primer trimestre de 2024. Al margen del efecto stock —adelanto de exportaciones en previsión de un alza de aranceles—, el norteamericano es un mercado más que apetente para esta industria, y con potencial de crecimiento. Del en torno a 300 compañías gallegas del sector que venden en el exterior, más de 70 han logrado introducirse ya en EEUU; han medrado en más de 30 puntos en la última década. Eso sí, la gama de productos que triunfa en este país sigue siendo reducida, con nula penetración del pescado congelado, cuya presencia en lineales de la distribución mayorista es testimonial.
Son dos los productos que reinan, aunque de la misma gama de especies: los elaborados de cefalópodos (en conserva o en distintas preparaciones) y los cefalópodos congelados. Eso es, el pulpo, el calamar y, en menor medida, sepias. De esos 23 millones facturados en el primer trimestre en EEUU por las pesqueras gallegas, más de 16 millones fueron cefalópodos. Las referencias refrigeradas han ganado algo de peso en el total, pero solo hasta los 1,7 millones; el pescado congelado —más vinculado a las commodities, con fortísima competencia internacional— se quedó a cero. Hay que tener en cuenta, además, que hay una importantísima red comercial de pesqueras de capital gallego con presencia en el mercado norteamericano pero que facturan desde otros países de origen, como Argentina, Ecuador, Chile, Namibia o Marruecos.
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