El número de parados de larga duración en Galicia desciende a niveles de hace 16 años

Los sindicatos coinciden en que detrás de la rebaja subsisten graves carencias en el mercado laboral gallego y que es imprescindible reforzar las políticas activas de empleo y que la formación se adapte a la demanda

Una persona pasa por delante de una oficina de empleo gallega. |  L .O.

Una persona pasa por delante de una oficina de empleo gallega. | L .O. / Germán Barreiros / RollerAgencia

Manolo Rodríguez

Manolo Rodríguez

A Coruña

Galicia registra su cifra más baja de parados de larga duración desde 2008. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al primer trimestre de 2025, hay 37.000 gallegos que llevan un año o más buscando empleo, lo que supone una caída del 25,4% respecto al mismo periodo del año anterior y un 70,7% inferior a hace una década. Esta mejora, que se produce en un contexto de reducción general de la tasa de paro, contrasta con los picos alcanzados durante la última gran crisis económica, sobre todo en 2014, cuando la comunidad llegó a acumular 172.400 desempleados de larga duración.

La proporción de estos parados respecto al total también se ha reducido, hasta situarse en el 33,4%, el dato más bajo desde 2019. Pese a ello, los sindicatos gallegos advierten de que se trata de un colectivo que supone un tercio de todos los parados. La CIG, CCOO y UGT coinciden en que detrás de estas cifras subsisten graves carencias estructurales en el mercado laboral gallego y que es imprescindible reforzar las políticas activas de empleo, la formación adaptada a los empleos que se demandan y la protección social de quienes llevan más tiempo sin trabajo.

Precariedad laboral

Óscar Calvo, secretario comarcal de la CIG en A Coruña, alerta de que «el paro de larga duración está muy vinculado a procesos de precariedad laboral y a situaciones de expulsión del mercado de trabajo, sobre todo tras EREs o cierres de empresa». A su juicio, los actuales mecanismos de reciclaje profesional son ineficaces. «Cuando se cierran empresas, se firman compromisos de recolocación que en la práctica se quedan en papel mojado. No se están cumpliendo, y los servicios públicos de empleo tampoco están cumpliendo esa función de reintegración laboral».

El representante del sindicato nacionalista aboga por un cambio profundo de enfoque. «Hay un prejuicio instalado en el mercado laboral que infravalora a las personas con experiencia. Se necesita una campaña seria de reciclaje, no orientada a la espera pasiva de la prejubilación, sino que estas personas vuelvan al empleo con dignidad, no con trabajos tan precarios que trabajar les suponga un coste económico».

Apoyo emocional

Desde Comisiones Obreras, Maica Bouza, secretaria de Emprego en Galicia, reconoce que las cifras son positivas y reflejan el impacto del crecimiento económico en la creación de empleo. Sin embargo, remarca que el paro de larga duración sigue afectando de forma desproporcionada a ciertos colectivos, especialmente mujeres. «No se trata solo de una cuestión económica. Muchas personas llevan tanto tiempo fuera del mercado que necesitan apoyo emocional para recuperar la confianza en sus capacidades», reconoce.

Bouza plantea tres ejes de actuación prioritarios: reformar los servicios públicos de empleo para mejorar el emparejamiento entre oferta y demanda; revalorizar las capacidades de quienes llevan más de un año sin trabajar y ofrecer formación específica y actualizada. «El mercado laboral ha cambiado notablemente. Es imprescindible que las políticas activas de empleo, que son competencia de la Xunta, se adapten a esta nueva realidad si queremos que estas personas puedan reengancharse laboralmente», esgrime.

Desánimo

Cristóbal Medeiros, secretario xeral de UGT Galicia, señala que, pese a la tendencia positiva, hay datos preocupantes que no se pueden ignorar. Entre los 37.000 desempleados de larga duración que hay en Galicia, más de 10.800 tienen estudios superiores, y 22.100 llevan más de dos años en paro. De estos últimos, 15.000 acumulan más de cuatro años. «Estas personas están en una situación asistencial, con subsidios o sin rentas y claramente desanimados por no tener oportunidades de empleo», apunta.

Medeiros insiste en que es necesario segmentar las medidas en función del perfil del desempleado. «No sirve aplicar las mismas recetas a todo el mundo. Hay que ajustar la formación a las necesidades reales del mercado y al perfil del demandante. Las microformaciones pueden ser una vía útil para mejorar la empleabilidad, frente a los actuales certificados de profesionalidad, que por su duración no siempre resultan viables».

UGT propone también reforzar los servicios de orientación y realizar un seguimiento más individualizado. «El sistema actual se basa en paquetes estandarizados que no tienen en cuenta ni la trayectoria laboral ni las necesidades formativas específicas. Desde la plataforma EMI, que impulsamos en el marco del diálogo social gallego, trabajamos en herramientas para que las personas puedan identificar sus competencias y acceder a ocupaciones alternativas con información actualizada sobre las demandas empresariales», explica Medeiros.

El dirigente sindical subraya, además, la importancia de garantizar una red de protección social suficiente. «Mientras estas personas siguen en búsqueda activa, necesitan tener asegurado un mínimo de ingresos. Son quienes más lo necesitan y los que más riesgo tienen de quedar al margen del sistema», alerta.

Los tres sindicatos coinciden en reclamar a la Xunta un mayor compromiso con la mejora de las políticas activas de empleo, que consideran desactualizadas y poco efectivas. Insisten en la necesidad de reforzar la coordinación entre los servicios públicos, mejorar la calidad del empleo y fomentar el reciclaje profesional con programas reales y adaptados.

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