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Riqueza media en españa por ccaa

El 1% de los gallegos más ricos acumula casi un 30% de la riqueza de la comunidad

El 10% más acaudalado concentra más de la mitad del patrimonio total, un indicador de desigualdad elevado en comparación con otros territorios de España

Varias personas cruzan por la Marina

Varias personas cruzan por la Marina / VICTOR ECHAVE

Manolo Rodríguez

Manolo Rodríguez

A Coruña

En Galicia, la desigualdad no se mide solo en salarios o pensiones, sino en patrimonio. El informe La desigualdad de la riqueza por comunidades autónomas del Centro de Políticas Económicas de Esade muestra una fotografía clara: el 1% de la población más adinerada concentra el 28,6% del total de la riqueza de la comunidad, el segundo porcentaje más alto de España tras Madrid (34,6%).

Más allá del 1% superior, el siguiente 9% acumula un 28,1% del patrimonio total. En conjunto, el 10% más rico concentra más de la mitad de la riqueza, un indicador de desigualdad elevado en comparación con otros territorios, que deja al resto de la población un reparto mucho más limitado.

El 1% de los gallegos más ricos acumula casi un 30% de la riqueza de la región

Distribución de la riqueza en España por grupos / L. O.

La estadística tiene rostros reconocibles. Amancio Ortega, fundador de Inditex, y su hija Sandra Ortega figuran año tras año entre las mayores fortunas del mundo y lideran la clasificación nacional. A ellos se suma Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca. Según Forbes, estas tres personas encabezan la lista de millonarios residentes en España.

A su alrededor orbitan otras familias empresariales históricas como los García Pardo (energía, Greenalia), los descendientes de Manuel Jove (inmobiliario), los Fernández Somoza (Azkar), Isabel Castelo D’Ortega, poseedora del 92% de Seguros Ocaso, o ramas de la familia Ortega ligadas al capital de Inditex, como Dolores Ortega, sobrina de Amancio Ortega, y su marido Juan Carlos Rodríguez Cebrián, exdirector general de la multinacional textil; o Primitiva Renedo, madre de Dolores Ortega. El resultado: un núcleo muy reducido de patrimonios empresariales y financieros que eleva la concentración del 1% de manera extraordinaria.

El estudio constituye el primer análisis exhaustivo de la distribución de la riqueza a nivel regional en España, y evidencia patrones que, aunque conocidos en el contexto nacional, muestran matices propios en Galicia. Los datos confirman lo que muchos intuían: en la comunidad gallega, la brecha patrimonial es más acusada de lo que reflejan los ingresos.

Mientras que la media española indica que el 1% más rico posee un 26% de la riqueza, Galicia se sitúa por encima de esa cifra y se alinea con comunidades como Cataluña y Baleares. Por su parte, comunidades con menor concentración de riqueza, como Castilla y León, Castilla-La Mancha o Extremadura, presentan una distribución más homogénea, donde los segmentos inferiores de la población poseen un peso mayor en el total patrimonial.

El caso gallego destaca porque, pese a que la riqueza media por hogar (325.100 euros) se sitúa en la franja intermedia-alta del país —ligeramente por debajo de Aragón o Cantabria, y por encima de Andalucía, Canarias o Extremadura—, la concentración en la cúspide es desproporcionada.

El 1% de los gallegos más ricos acumula casi un 30% de la riqueza de la región

Riqueza media en España por CCAA / L. O.

El informe subraya también que, a diferencia de comunidades con más equilibrio, como Castilla y León o Asturias, el peso de unas pocas grandes fortunas locales eleva la participación del top 1% muy por encima de la media nacional (26%).

Si se amplía la mirada hacia abajo, el contraste se intensifica. Según Esade, el 50% de los gallegos con menos riqueza apenas alcanza el 7,5% del total. Es decir, la mitad más pobre gestiona algo más de una cuarta parte de lo que controla ese 1% privilegiado.

La radiografía autonómica revela dos Españas patrimoniales. Por un lado, Madrid, Baleares, Cataluña y Galicia: territorios con fuerte concentración de riqueza en la cúspide. Por otro, comunidades como Castilla-La Mancha, Castilla y León o Extremadura, donde la riqueza está más repartida y la clase media tiene más peso.

El índice de Gini de riqueza, que mide la desigualdad (donde 100 indica máxima concentración), coloca a Galicia en un 69,8, muy cerca de la media española (71,3). Esta cifra la sitúa en una zona intermedia-alta: menos desigual que Madrid o Baleares, pero más que Asturias o Aragón.

Lo llamativo es que Galicia combina una riqueza media inferior a la nacional con una desigualdad alta: una situación desfavorable, porque ni la media es elevada ni el reparto es equitativo.

Los economistas consultados apuntan varias razones para explicar la singularidad gallega. En primer lugar, la estructura productiva y la presencia de grandes fortunas. Corporaciones multinacionales con sede gallega, como Inditex, Reganosa, Copasa o Finsa, o bancos como Abanca, o corporaciones como Hijos de Rivera, Gadis, Vegalsa o Altia disparan los patrimonios de unas pocas familias. La concentración es mayor que en comunidades con un tejido de pymes más homogéneo.

Otro dato relevante es la composición de los activos que conforman la riqueza de los hogares gallegos. La vivienda habitual representa el 25,6% del total, por debajo de la media de muchas otras comunidades y ligeramente superior a Baleares y La Rioja. Las cuentas corrientes constituyen un 18,1% del patrimonio, situándose entre los porcentajes más elevados del país, solo superadas por Madrid y La Rioja. Esta distribución evidencia la relevancia de los activos financieros, especialmente entre los hogares más adinerados, mientras que la mayor parte de la población depende en gran medida de la vivienda como principal forma de patrimonio.

Además, Galicia es una de las comunidades más envejecidas de Europa. Este factor demográfico influye directamente en la concentración de riqueza, ya que las herencias transmitidas en familias con un patrimonio significativo refuerzan la posición del 1% superior. Mientras que la clase media-baja dispone de un patrimonio limitado, la transmisión de grandes fortunas a lo largo de generaciones dentro de las mismas sagas empresariales mantiene la concentración en la cúspide de la distribución.

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