Doda Vázquez.A CoruñaSe fue de Fadesa por su cansancio para atender la empresa como desearía, pero se resiste a la jubilación. A sus 66 años, parece dispuesto a dar todavía mucha guerra. A pesar de ser uno de los pocos españoles afortunados, en el mejor sentido de la palabra, que figuran en la lista Forbes de millonarios, era un gran desconocido hasta hace unos años. De hecho, la prensa madrileña siempre le llama Jové.Como buen coruñés, aunque con orígenes en Xestoso -le gusta presumir de ser "de aldea"-, no ha querido marcharse nunca de su ciudad. Aquí, cuando sólo tenía 17 años, tuvo su primer empleo. Empezó desde abajo, al igual que otro de sus compañeros españoles en el listado de Forbes, Amancio Ortega. Fabricaba puertas en la carpintería de su padre, junto con su hermano Ángel pero pronto empezaron a pensar que había que darle salida al material. Y qué mejor forma para hacerlo que encargarse de poner el marco y las paredes a las puertas. Así, en los años 70, crearon una pequeña constructora, Edificaciones Coruñesas (Edicosa).En 1980, se crea Fadesa, dedicada sobre todo a la construcción de pisos de protección oficial. "Fuimos los que más viviendas de este tipo hicimos", afirma con orgullo. Quienes le conocen aseguran que una de sus preocupaciones es tratar de devolver a la sociedad el beneficio que obtienen sus empresas. Superada una grave crisis financiera, en los 90 comienzan a construir por toda España. Pero el nombre de la inmobiliaria no se haría famoso por figurar en los carteles de las promociones, sino en el pecho de los futbolistas del Deportivo, que empiezan a patrocinar desde el año 2001. Jove, sin embargo, pocas veces se dejaba ver en Riazor, a pesar de que Fadesa poseía un palco en el estadio. Sus alegrías con los triunfos de aquel Superdépor eran dobles; por un lado, porque su publicidad se vería más y, por otro, porque ganaba el equipo de su tierra, algo de lo que, como gallego de pro, le gusta presumir siempre que puede. Consciente, como siempre ha dicho, de que el "empresario es riesgo" siempre intentó llegar a lo más alto. Su sueño, cuando Fadesa salió a Bolsa, en 2004, era llegar al Ibex, una ilusión que ha podido ver cumplida. DiscretoEs un hombre discreto, al igual que Amancio Ortega, aunque no comparte su alergia por las fotografías. Es fácil ver imágenes de Manuel Jove en la prensa, en cualquiera de los actos públicos a los que tenía que asistir, ya fuese como presidente de Fadesa o como representante de algunas de las asociaciones de promotores en las que figuraba. Además, aunque no demasiadas, ha concedido algunas entrevistas, cosa que el presidente de Inditex nunca ha hecho.Sus orígenes humildes le permiten ser un hombre campechano, que no tiene reparos en remangarse la camisa en una reunión de negocios. Ni tampoco en contar chistes, cuando el ambiente es distendido. Quienes le conocen aseguran que no confía en quien no es capaz de firmar un trato con un buen vino.Al igual que el otro milmillonario coruñés, es fácil verle a pie de obra, siempre preocupado por su gente. Su dedicación al trabajo, siete días a la semana, le permitió tener pocos hobbies, con la única excepción de la ebanistería. Mantiene un taller en su casa y, si se pone, termina un mueble en una tarde. El resto de sus aficiones son viajar, el vino -recientemente ha comprado una bodega en La Rioja- y la pintura, con una colección compuesta, fundamentalmente, por autores gallegos, que ha cedido a la fundación creada en honor a su hija mayor, María José, que falleció cuando tenía 37 años. Sus otros dos hijos, Felipa y Manuel, declinaron hacerse con las riendas de una compañía cada día más grande, lo que hizo que Jove empezara a plantearse la venta al no tener sucesión. "Las empresas, cuando son pequeñas, son más manejables", decía hace sólo tres años.La muerte de su hija, hace cinco años, fue el golpe más duro de su vida y no ha ayudado precisamente a su salud, que le ha hecho pasar por el quirófano ya cinco veces.Es difícil encontrar una biografía de Manuel Jove Capellán pero sí está en la Wikipedia, la enciclopedia libre de internet, que, además de su labor como presidente de Fadesa, destaca su trayectoria como presidente de la asociación de promotores de A Coruña, así como su pertenencia al comité ejecutivo de la asociación nacional. Entre sus distinciones se encuentran el premio a la mejor inmobiliaria de 1998, la medalla Castelao, concedida por la Xunta en 2005, y la distinción como Gallego del Año, también en 2005. El año pasado, el rey de Marruecos, Mohamed VI, amigo suyo, le concedió el título de comendador del Uisam Alaui, similar a la Legión de Honor, en reconocimiento a sus méritos por el país, en donde Fadesa ha iniciado ya varias promociones.Hasta que Fadesa salió a Bolsa, en 2004, era prácticamente un desconocido y, años después, pocos acertaban con su nombre. La prensa madrileña se empeñó en cambiarle el apellido y rebautizarlo como Manuel Jové, algo que ni siquiera logró cambiar la venta de la inmobiliaria a Fernando Martín. Con su aterrizaje en el BBVA, el nombre de Manuel Jove empezará a ser más conocido fuera de su tierra. Y es probable que su acento, gallego como él presume, empiece a estar en donde le corresponde.