"Las startups foodtech han recaudado 20.000 millones de euros a nivel mundial durante el primer semestre de 2021, valor que casi iguala el generado en todo el año anterior", aseguró el CEO de KM ZERO, Raúl Martín, durante la tercera edición de ftalks Food Summit celebrada en Valencia. Una cifra que en su opinión, pone de manifiesto el “drástico” cambio en las preferencias de los consumidores en 2020, que se ha mantenido durante este año. 

La pandemia ha contribuido a que se le preste más atención a la digitalización, el comercio electrónico o la robótica, pero también ha hecho que la salud pase a un primer plano. En opinión de Beatriz Jacoste, directora de KM Zero, el consumidor es más consciente ahora de la importancia de cuidar su sistema inmune, "de dietas más saludables y optar por alimentos respetuosos con el medioambiente y con menor impacto". 

A este nuevo enfoque del consumidor se suma un contexto global en el que habrá que "proporcionar dietas saludables de sistemas alimentarios sostenibles a una población mundial en crecimiento", señala Jacoste. Los desafíos pasan por cambiar toda la cadena, desde la forma en que se producen los alimentos hasta cómo se distribuyen, se consumen y se reaprovechan. 

Según prevén los expertos de Schroders, el sistema de alimentos y agua se verá sometido a una intensa presión en los próximos años. En atención a cubrir las necesidades de los 8.000 millones de personas que se espera que habiten el planeta en 2030, Mark Lacey, responsable de materias primas en la gestora, y Felix Odey, analista de Energías renovables, identifican tres cambios estructurales que deben producirse para garantizar la sostenibilidad del sistema alimentario y del agua: una mayor producción agrícola y una mayor eficiencia, un cambio en la dieta y los patrones de alimentación, y una importante reducción de los residuos y las emisiones. Cada uno de estos cambios está relacionado entre sí y dará lugar a una gran cantidad de oportunidades desde el punto de vista de la inversión, opinan los analistas. 

En la actualidad, ya hay "muchos emprendedores" que llevan años observando estos cambios y buscando soluciones con modelos de negocio que ya son sostenibles y escalables, expone Jacoste. Y la lista de ámbitos con margen de mejora es amplia: mejorar la trazabilidad de los productos, reducir el desperdicio alimentario, disminuir el uso de plástico, así como "la seguridad alimentaria, la nutrición personalizada o la creación y producción de nuevas proteínas complementarias que generen un menor impacto en el entorno", enumera la directora de KM Zero. 

Una muestra pueden ser las tres startups de alimentación premiadas por sus propuestas en sostenibilidad e innovación en la ftalks Food Summit: Nadie Sin Su Ración Diaria, Anina y Baïa Food. O también casos de éxito como el de Heura Food, que cerró una ronda de inversión de 16 millones en junio; MOA Foodtech, que ha levantado 1,6 millones, o Venvirotech, que ha recaudado 11 millones en otra ronda de financiación. 

El foodtech atrae sobre todo a fondos de capital riesgo e inversores privados, fundamentalmente, de Estados Unidos. Pero también a ‘family offices’, inversores institucionales y empresas de la industria agroalimentaria que están apostando por startups “para resolver sus necesidades de innovación abierta, seguir siendo competitivos y mantenerse a la vanguardia”, explica Beatriz Jacoste.  

Corrobora este punto Josep Segarra, Investor Manager en la gestora europea de inversión de impacto Quadia. "Hay un apetito creciente de empresas grandes que están entrando en el sector, ya sea para posicionarse en nuevos productos, nuevas soluciones, que por una parte tiene mucho potencial de amenaza a esos negocios más tradicionales pero también con mucho futuro en cuanto a business development", plantea.

Quadia tiene en torno al 40% de su portafolio invertido en alimentación, lo que equivale a unos 200 millones de euros. Y engloba apuestas en toda la cadena de valor, no solo agritech y foodtech, sino también empresas más tradicionales en el sector agrícola y transformador, sobre todo en orgánico", detalla Segarra, que añade que también están presentes en empresas y proyectos de desperdicio alimentario o distribución alternativa, "que están creciendo mucho". 

En general, considera que las temáticas asociadas al sector de la alimentación están en crecimiento y que "es un buen momento para entrar". "Y lo será durante los próximos 5 o 10 años porque hay mucho que hacer", asevera. Y ante la pregunta de qué tendencias destacan, habla de las proteínas alternativas, tanto para consumo humano como animal; o de nuevas tecnología aplicada a la agricultura para incrementar la eficiencia de los cultivos o reducir el uso de fertilizantes. También hay nichos como la fabricación de biofertilizantes o la monitorización del campo, “con drones, por ejemplo”, que están despuntando

"Pensamos que la regulación jugará un papel muy importante. Evidentemente la tendencia de la sostenibilidad y de resolver un challenge que está ahí, al final da un valor intrínseco a la solución de la empresa", concluye el Investor Manager de Quadia.