La falta de diagnóstico o un diagnóstico equivocado puede marcar una gran diferencia e, incluso, tener consecuencias graves. Un niño o niña que no lea de forma fluida o no comprenda bien lo que lee puede sufrir dislexia, un trastorno del aprendizaje que le acompañará toda la vida. Pero también podría estar aquejado de una disfunción visual que, con el tratamiento adecuado, es posible corregir. Esta confusión no es tan rara: de hecho, sucede en el 20% de los casos que se identifican como dislexia o en el 30% de detectados como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Por eso para Eva García Ramos y Juan Carlos Ondategui-Parra, entre los 100 españoles más creativos en los negocios según Forbes, era importante desterrar de la consulta del optometrista las herramientas manuales con las que se han venido haciendo los testeos hasta la fecha. Su proyecto conjunto, Wivi, es una compañía tecnológica centrada en mejorar la evaluación y tratamiento de los problemas de salud visual. Se centra específicamente en el área neural, esto es, la que tiene que ver con cómo llega la información a nuestro cerebro y con cómo interpretamos o decodificamos esa información. 

"Juan Carlos decía ‘no podemos estar tratando esto con un boli o un papel’", recuerda Eva García. La unión de los conocimientos de esta ingeniera de telecomunicaciones y directiva, que venía de ocupar puestos de responsabilidad en Gamesa o TI Automotive, y Ondategui-Parra, optometrista con tres décadas de experiencia en el sector de la atención visual, les llevó a la conclusión de que había que había que "mejorar la experiencia de usuario, pero también introducir la tecnología. Llevemos el servicio al siglo XXI y universalicémoslo", resume. 

Así, se pusieron manos a la obra para conseguir que "tecnológica y clínicamente todo fuera eficiente". El objetivo de la startup, fundada en 2016, era ofrecer un servicio "diferente", personalizado y no invasivo con el que evaluar más rápidamente, reducir el tiempo de tratamiento, que dura de media 12 meses, y lograr una medida objetiva "que fuera de ayuda para el especialista", enumera la cofundadora. 

Todo esto lo han materializado en Wivi Vision, una solución tecnológica a la que llaman "el Netflix de la visión", porque cuenta con un catálogo de distintos videojuegos que son, en realidad, el material con el que se evalúa y trata al paciente. Basada en tecnología propia apoyada en big data, Inteligencia Artificial, 3D y algoritmos cognitivos, esta plataforma mide hasta 50 parámetros de cinco áreas visuales y averigua si alguien presenta disfunciones visuales. Además, las corrige a través de entrenamientos personalizados que el propio software diseña y va reajustando. "Son dos aplicaciones dentro de una", indica la emprendedora. Para el usuario es "algo sencillo, no se entera de que le están midiendo: es una experiencia visual y tiene que hacer retos". Del otro lado, el profesional óptico tiene acceso a todos los datos. 

Se aplica a las disfunciones que afectan, por ejemplo, a la parte binocular o "cómo haces el enfoque cerca-lejos", explica Eva García Ramos. También a la motilidad, es decir, a cómo se mueven los ojos o por ejemplo al ojo vago o ambliopía. "En vez del parche, no necesitas nada más, y podemos corregirlo", asegura. Por ahora, con Wivi Visión se pueden abordar aproximadamente "el 75% o 80% de las disfunciones visuales" y, según exponen, el 95% de los usuarios que completan su tratamiento solucionan "del todo" sus problemas de visión.

La tasa de efectividad es una de las características en la que inciden, junto con la asequibilidad, ya que aseguran que "resulta 10 veces más barato que un tratamiento convencional". En concreto, según detalla Eva García, recomiendan un precio de 30 euros por sesión para la evaluación, mientras que el coste del tratamiento va de los 300 hasta los 700 euros, en función de la duración (entre 1 y 3 meses, aproximadamente). 

Más servicios, internacionalización...

Ampliar el porcentaje de disfunciones visuales que atajan y desarrollar nuevos servicios es una de las metas que Wivi se plantea para el corto plazo. En 2020 lo que hicieron fue tratar de dar respuesta a las necesidades derivadas de la pandemia y la mayor exposición a las pantallas implementando mejoras de producto. "Nos hemos encontrado casos de gente con treinta y pico años que no puede estar más de 1 hora en el ordenador. Son cosas que no sabes por qué las tienes, pero te impiden hacer vida normal. El adulto asume sus dolores de espalda o sus problemas de visión, pero no debería ser así", comenta la cofundadora. "Hay un fin social -asevera-, que todo el mundo pueda acceder y que la gente salga con un problema resuelto. El fin es mejorar la calidad de vida de la gente". 

También ven margen de mejora en el rango de edad que abarcan, que tienen establecido de 7 a 100 años: la startup quiere llevar su proyecto a edades aún más tempranas, donde el aprendizaje se puede ver afectado y dejar una huella profunda en el desarrollo del menor hacia su vida adulta. para ello, han llevado a cabo recientemente un estudio de validación clínica en colaboración con el Grupo de Investigación en Pediatría del Consorci Sanitari de Terrassa, con la participación de más de 200 niños. "El estudio lo hemos querido hacer con pediatría precisamente porque ellos les hacen la primera evaluación visual", plantea. 

Además de estos dos desafíos, Wivi continuará con su expansión, ya que el proceso de comercialización, que iniciaron a finales de 2019, se vio paralizado por la pandemia. Aunque, ya trabajan con ópticas, optometristas y centros oftalmológicos y hospitalarios en varias ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao o A Coruña, quieren incrementar la red, tanto en España como en otros países. "Dos de los acuerdos que hemos firmado, con cadenas como Natural Optics y Cione, tienen tiendas tanto en España como en Portugal", explica la directiva, que asegura que en el país luso ya tienen todo a punto y "estamos trabajando muchísimo". También tienen en el punto de mira Reino Unido, donde ya están en conversaciones con el sistema sanitario, y Estados Unidos, donde esperan aterrizar en la segunda mitad de este año tras haber superado la auditoría de la FDA, el regulador de medicamentos estadounidense.

Con un modelo de negocio mixto, de Saas para el uso y de hardware para el profesional, la empresa ha levantado financiación por más de 2,5 millones de euros en cuatro años. Wivi espera alcanzar el break even en este ejercicio y cerrar una nueva ronda de inversión con la que consolidar el crecimiento "seguramente para verano".