La Opinión de A Coruña

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Los protectores de plantas y cosechas

José Máñez y Enrique Lozano, en las instalaciones de la firma

Cuenta Javier Hervás, director de exportación de Máñez&Lozano, a su vuelta de un viaje que acaba de realizar por Rumanía para el impulso de las ventas de la mercantil dedicada a la fabricación de maquinaria agrícola en aquel territorio y otros países del Este del viejo continente, que la "protección fitosanitaria de los cultivos es ahora, más que nunca, una tarea muy importante. Europa -apunta- necesita garantizar la producción de alimentos básicos en el campo en estos tiempos de tanta crisis por la guerra en Ucrania". El viajero directivo de la firma valenciana, líder en España en la producción de pulverizadores, es el encargado de proyectar la expansión internacional de un negocio que parece no entender de recesión.

La empresa con cuartel general en Alginet (València), controlada accionarialmente por las familias de José Máñez y Enrique Lozano, gerentes que pertenecen a la segunda generación de la compañía, fue fundada en 1961 como un pequeña industria de venta de tratamientos fitosanitarios por Enrique Lozano Blasco y José Máñez Greus. "El problema del campo, entonces, eran los bajos rendimientos y la proliferación de plagas que tenían explotaciones de viñedo, cítricos u otras frutas. La productividad era baja y por tanto, había que evolucionar con nuevas tecnologías", explica Javier Hervás.

Un salto cualitativo

Hace medio siglo Máñez&Lozano dio un salto cualitativo con la fabricación de equipos a través de unas bombas de presión de origen alemán. Todo un éxito. Entre otros hitos, los responsables de la empresa recuerdan su patente de un sistema de detección de plantas que permite a esos pulverizadores tener abiertas las válvulas solo cuando pasan por delante de los árboles de una explotación y no cuando circulan por espacios abiertos. Parece un detalle insignificante, pero eso ahorra muchos costes en productos fitosanitarios a los propietarios de explotaciones.

"Otro salto cualitativo que disparó nuestras expectativas internacionales se produjo hace tres décadas con la integración de sistemas electrónicos en los equipos turboatomizadores. De hecho, fuimos la primera empresa europea en el desarrollo de los mismos", explica Javier Hervás.

El grupo Máñez&Lozano aglutina una plantilla total de 85 trabajadores y posee filiales comerciales en Córdoba, Beja (Portugal) y Manteca (California, EEUU). De la segunda generación de la empresa familiar también forma parte Victoria Lozano, directora financiera, así como Noelia Mañez y María Dolores Estarelles, ambas del departamento de administración. El 40% de su negocio ya procede del exterior al vender en una veintena de países. Después de España, sus principales mercados de ventas son Portugal, Estados Unidos (donde tiene puesto el foco, sobre todo en las explotaciones de almendras de California), México, Chile, Perú y Sudáfrica. En 2021 alcanzó una facturación de 15 millones de euros, lo que representa un incremento del 30 % respecto al ejercicio anterior. "Hemos superado con creces las expectativas de facturación en estos dos años de pandemia", comenta el responsable de expansión internacional de la compañía que fabrica unas 1.300 máquinas al año en sus instalaciones.

Viticultores de Rusia

También quiere llegar a Australia y Nueva Zelanda. "Teníamos pedidos de viticultores del suroeste de Rusia, de la región de Krasnodar, que se han quedado colgados con la guerra, claro", lamenta Javier Hervás. "En nuestro horizonte de expansión existen planes para llegar a nuevos mercados y conseguir crecimientos de dos dígitos en la cifra de ventas del grupo durante 2022 en comparación con el ejercicio anterior", comenta el ejecutivo valenciano.

Consciente del reto de la sostenibilidad y de la necesidad de impulsar prácticas medioambientales en el campo, Máñez&Lozano, de la mano de la Universidad Politécnica de València, ha puesto en marcha un sistema de pulverizadores de ozono eficaz para la conservación de alimentos y muy útil en sus usos como plaguicida en diversos cultivos. Una treintena de grandes explotaciones agrarias de España ya utilizan este sistema ecológico.

"Más vale prevenir que curar. Mantener las explotaciones agrarias en buen estado sanitario resulta básico para obtener una buena cosecha. Además, las interceptaciones en la Unión Europea de importaciones de cítricos con presencia de plagas procedentes de terceros países -concluye Javier Hervás- se dispara, lo que refuerza la necesidad de implantar un mayor control y vigilancia fitosanitaria de las mismas antes de entrar a los mercados comunitarios".

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