CONSUMO SOSTENIBLE

Bene Bono: fruta y verdura fea para ahorrar dinero y emisiones de CO2

La startup Bene Bono presume de reducir un 30% el gasto del cliente con productos "imperfectos"

Camille Martínez, responsable de Bene Bono en Madrid.

Camille Martínez, responsable de Bene Bono en Madrid. / EPE

Irene Juárez

El 17% de los alimentos producidos en todo el mundo cada año se desperdician, según el último estudio de la ONU, de 2021. Además, entre el 8% y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de alimentos producidos y no consumidos. Y es que a nadie se le escapa que en las grandes superficies no se venden productos feos, aunque hayan nacido así de la tierra. En ellos también hay ahora una oportunidad de negocio.

Así lo entiende la empresa francesa Bene Bono, nacida en 2020, que llegó a Madrid a principios de febrero y está a punto de empezar a operar en Barcelona y València. La compañía vende on line cestas de frutas y verduras ecológicas que no aceptan en los grandes supermercados. "Porque tienen manchas, formas extrañas o un calibre [tamaño] que las excluye de venderse allí", explica Camille Martínez, administradora de la compañía en Madrid. La empresa facturó el año pasado dos millones de euros a nivel global.

Bene Bono asegura haber reaprovechado desde su llegada a España unas 55 toneladas de fruta y verdura que se iban a desperdiciar, equivalente a un ahorro de 27,5 millones de litros de agua. Por cada cesta, se economizan unos 2.250 litros. Y, a nivel global, las cifras se disparan. Desde su nacimiento, se han ahorrado 300.000 kilos de emisiones de CO2 y cerca de 490.000 millones de litros de agua, según sus datos.

Comercio de barrio

Mediante una suscripción semanal, los usuarios pueden recibir la cesta en casa o ir a recogerla a los puntos físicos, que suelen ser pequeños comercios. "Queremos vincular a los clientes con las tiendas de barrio, las pequeñas", explica Martínez. En Madrid cuentan con 130 y en Barcelona inician su experiencia con 42. El cliente puede obtener 4,5 kilos de fruta y verdura por 14 euros o 9 kilos por 27. Los productos no se pueden escoger vienen determinados por la compañía, por el momento.

Aunque la empresa prefiere no desvelar cuáles son sus tratos con los productores, reconoce que el precio que les pagan por estas frutas y verduras feas es menor al que le pagarían por las estándar. "Nuestra oportunidad comercial está ahí, efectivamente -afirma Martínez-, pero el agricultor también está recibiendo unos ingresos por un producto cuyo importe de venta iba a ser cero".

Lo que sí tiene calculado es el beneficio para el consumidor. Según la administradora, el cliente se ahorra hasta el 30% de lo que se gastaría en un comercio especializado en producto ecológico.

Relaciones "a largo plazo"

"La relación con los agricultores y las cooperativas es muy estrecha y a largo plazo. Trabajamos mucho tiempo con ellos para que entiendan qué nivel de calidad necesitamos", explica. En España operan con unos 30 productores, repartidos en todo el territorio. Con ellos se pactan las condiciones que tiene del producto, que debe estar "en su punto óptimo de maduración". La compañía sabe "qué hay que comprar exactamente cada semana" y "no tendría sentido adquirir de más porque se desperdiciaría".

Para elegir a los profesionales, Bene Bono pasa filtros tanto de calidad del producto como de empleo responsable, explica Martínez. Y, aunque entiende que hay algunos agricultores que pueden pensar en lanzarse a la aventura solos, considera que "podrían tener dificultades para comercializar estos productos en solitario". Con este argumento, su objetivo es seguir expandiéndose por España y "llevar esta misión de salvamento de fruta y verdura a Europa".

Próximo aterrizaje en Barcelona y Valencia

El próximo lunes, 29 de mayo, Bene Bono empezará a operar en Barcelona y, en junio, en València. Aunque la recepción de los productos continuará haciéndose en Madrid, desde donde se enviarán a estas ciudades. Y ese transporte tiene un coste en emisiones. Pero "está compensado" por el agua y el CO2 ahorrado al no desperdiciar un alimento producido, sostiene Camille Martínez. No obstante, la idea es ampliar el número de almacenes para que haya uno en cada zona en la que operen. "Llevamos muy poco en España y, por el volumen de demanda, todavía no sale a cuenta. Decidiremos en función del crecimiento", afirma.

Hasta ahora, la compañía cuentan con 1.500 clientes que reciben unas 1.000 cestas semanales. Pero la previsión es alcanzar los 4.000 usuarios a final de trimestre. En Madrid trabajan 22 empleados, la misma cantidad que habrá en Barcelona y en València.

De momento, el usuario puede cambiar uno de los productos incluidos en la oferta. Y a partir de finales de año, el objetivo es que pueda confeccionarse su propia cesta. Además, a partir de septiembre, se incluirá también la opción de comprar otros productos como aceite, avena y mermelada.

"Acercamos un producto más beneficioso para la salud y para el medio ambiente, proponiendo un precio más accesible, a clientes que quizá no podrían permitírselo a precio de mercado", resume la responsable de la compañía en Madrid.