El 82% de los docentes cree que no se les respeta y el 85% piensa que los padres contribuyen a que esto suceda. Pero, ¿qué piensan los padres? ¿Están de acuerdo? El 74% confirma la opinión de los profesores, considera que ellos contribuyen a que esto ocurra. Son datos de una investigación que realizamos hace escasos meses y en la que preguntamos a más de 2000 personas.

Reconozcámoslo, en muchas ocasiones parece que madres, padres y docentes juguemos en equipos contrarios, que tengamos que meter el balón en porterías diferentes. Algo absurdo, es obvio que jugamos en el mismo equipo, con un objetivo común: el desarrollo y bienestar de los niños.

Dice la pedagoga Mar Romera en su libro ‘La escuela que quiero’ que “el éxito del sistema educativo no lo traerán los recursos ni las tecnologías. El triunfo solo llegará a la escuela si viene de la mano de las personas que participan en ella”. La escuela de nuestros hijos no la va a cambiar un ministro de educación, ni una ley. En cambio, sí la podrá cambiar una directora o un director contagiando al resto de la comunidad educativa. O unos profesores luchadores, amantes de su profesión que dan cada día lo mejor de sí mismos a sus veinte o veinticinco alumnos. Una escuela también la pueden cambiar o mejorar unos padres empeñados en que su colegio sea el mejor colegio del mundo. La escuela la cambia un auténtico equipo educativo. Las claves para conseguir formar ese equipo educativo nos las dieron los diferentes expertos que participaron en el programa:

Confianza

“Cualquier relación necesita de grandes dosis de confianza. Nuestro cerebro más primitivo es desconfiado, y cuando dejamos a nuestros hijos con alguien que no conocemos, en este caso los docentes, se activa la desconfianza, pero a base de relacionarlos con ellos, podemos empezar a confiar. La voluntad y el tiempo son los ingredientes fundamentales para ir tejiendo el hilo de la confianza con los docentes. Tenemos que estar predispuestos a confiar y, sobre todo, mostrar a nuestros hijos que confiamos en los maestros. Si nuestros hijos perciben esta desconfianza, no entenderán porque les dejamos en el cole 8 horas con personas en las que no confiamos”, Anna Ramis (maestra, pedagoga y escritora).

La confianza es el ingrediente fundamental en cualquier relación, también la que hay entre familias y escuela

Convertir la profesión de docente en atractiva para las personas más talentosas

“Mejorar la calidad, la eficiencia de la educación depende, en gran medida, de que las personas más competentes quieran ser docentes. Para ello hay que hacer la profesión más atractiva, no solo desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista del prestigio. Este valor se lo da la sociedad. Solo así conseguiremos que las mejores personas se conviertan en profesores”, Andreas Schliecher (Director de educación de la OCDE. Director del Informe PISA).

Comunicación positiva

“Estamos acostumbrados a utilizar las llamadas telefónicas o los emails con los padres para dar malas noticias sobre sus hijos. Una llamada telefónica positiva a casa puede ser una forma muy eficaz de entablar una buena relación con los padres”, Elena Aguilar (maestra).

Familias en el aula

“La educación debe ser tridimensional. Es decir, debe involucrar a alumnos, docentes y familias. Hay que meter a las familias en el aula. De esta forma, nos cogemos de la mano. Cuando familias y escuela vamos de la mano, el éxito de los alumnos se dispara”, Francesc Nogales (2º mejor profesor de España, premios Educa Abanca).

Intercambio de información

“Padres y profesores no tenemos siempre el mismo punto de vista, pero sí la misma meta: el desarrollo y bienestar de los niños. Por eso es tan importante la comunicación tranquila, el intercambio de información. Hay muchas cosas que los docentes detectamos en el aula que podemos contar a los padres y al revés, información que los padres nos pueden dar que puede ayudarnos a entender determinadas cosas de nuestros alumnos. Hablemos, es fundamental”, Carmen Guaita (maestra y escritora).

Confiemos en las nuevas formas de enseñar

“Empecé a utilizar la magia en mis clases cuando detecté un problema: la falta de motivación de los alumnos y alumnas. Y funcionó. Gracias a la magia, conseguí que mis alumnos se sintieran más motivados, desarrollaran su creatividad, estimulasen su aprendizaje, desarrollaran su motricidad fina… A veces sorprende este recurso, pero está demostrado que funciona, y eso es lo importante ” , Xuxo Ruiz (Mago y docente, galardonado en 2019 con el Global Teacher Award).

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