Hay que ser simpático y el alcalde, Carlos Negreira, lo lleva hasta el extremo. Sonrisa, abrazo, apretón, niño, abuelo, perro. Y muchas buenas palabras, hiperbólicas palabras. Como las que le escucharon los que estaban en un bar por la zona de la calle de la Torre. De paso en un acto electoral, metió la cabeza y dijo: "Esta es la cocinera que mejor fríe las parrochas de Europa". Hubo risas y polémica.