Como empezó la campaña del BNG-Asembleas Abertas, acabó ayer, con el candidato, Xosé Manuel Carril, presentándose ante sus vecinos como un "neno" de Monte Alto, como uno de esos críos traviesos que pisaba la hierba que tenían que comer las vacas, que se escapaba y corría y que leía y estudiaba y que escuchaba eso de neno a las personas mayores, tanto, que esa palabra finaliza ya casi todas sus frases.

Así, ante sus vecinos, se presentó Carril en el Campo de Marte, ante mayores que se tapaban la cabeza con un gorro de paja y niños que, durante un ratito, uno nada más, dejaron a un lado balones y bicicletas para sentarse en el suelo y escuchar.

Reivindicó el candidato a la Alcaldía el carácter trabajador y luchador del barrio en el que se crió, en el que estudió y en el que todavía sigue viviendo con su familia. Y arrancó el aplauso de los vecinos cuando les recordó que el Gobierno local había retirado el convenio a la biblioteca de la asociación vecinal Atochas-Monte Alto-Torre de Hércules, y que solo su entrega y su colaboración la habían mantenido abierta, "para leer el periódico", "para poder estudiar", para poder seguir ofreciendo servicio a los demás, sin depender de subvenciones municipales, remando a contracorriente para conseguir sobrevivir.

Carril recordó a los vecinos el carácter participativo del programa del BNG-Asembleas Abertas, que tiene más de 1.200 propuestas y que se fue creando poco a poco con las aportaciones de los vecinos.

Carril reivindicó la ciudad del "arcoíris" que quiere pintar el BNG-Asembleas Abertas frente al "gris del hormigón de la Marina y O Parrote". Y es que el candidato nacionalista reivindicó los colores como patrimonio de la diversidad de los barrios, de las personas que residen en ellos y de todos los vecinos que, sobre todo, reclama "pan, trabajo, techo y bienestar".

"A Coruña que quiere el BNG-Asembleas Abertas es la del derecho a vivir en esta ciudad sin exclusiones y desde la igualdad", la que defiende los servicios públicos, la "gallega y marinera", la de la ética y la emancipación social. Carril explicó a sus vecinos que, en el programa del BNG-Asembleas Abertas, hay un apartado en el que piden un código ético para los cargos públicos. "Y el que lo incumpla, a la calle, por carota y sinvergüenza", dijo Carril. Para el candidato nacionalista, la apuesta por su partido representa la confianza en conseguir "pan", en trabajar sin tener que emigrar y en la ética. Para el BNG-Asembleas Abertas, las papeletas que van para el PP corresponden al "hambre, a a convertirse "en cifras bancarias" a la "corrupción" y a alimentar las fronteras que hay entre ricos y pobres. Y les preguntó a sus vecinos si sus pensiones habían subido, si su calidad de vida había mejorado y si querían algo diferente.

Carril cargó contra las políticas del PP, las aplicadas durante los últimos cuatro años desde el Palacio Municipal de María Pita, y contra "el desierto industrial" en el que se había convertido la ciudad por el encarecimiento de la luz, del agua y del billete de bus urbano.

La número dos de la candidatura nacionalista, María Xosé Bravo, fue la encargada de presentar a Carril ante los que han sido toda la vida sus vecinos y reclamó soberanía para Galicia, para que pueda decidir sobre su pesca, sobre sus recursos naturales y sobre su futuro. Con su ya tradicional "salud, tierra y mar", Carril dio por finalizados los diez días de campaña que, para él, según explicó en este diario, no fueron solo apenas dos semanas, sino cuatro años, los que estuvo en la oposición, "poniendo encima de la mesa los temas importantes" que se discutieron durante esta legislatura.