Carreras, comparecencias, encuentros con vecinos, mítines, reuniones de equipos, entrevistas. De la ceca a la meca en doce días de infarto para arañar el mayor número de votos posible. Y al décimo tercer día, reflexión. Reflexión y, sobre todo, descanso.

Los candidatos se rodearon de familiares y amigos en las horas previas a la cita con las urnas, en las que está prohibido pedir el voto. Tanto los candidatos del PSOE, Javier Losada, como el del PP, Carlos Negreira, se levantaban temprano para asistir a dos compromisos matinales. El primero se puso el uniforme de alcalde, casi por última vez, y acudió a inaugurar la feria matemática en Palexco. No pudo articular palabra, entre las consecuencias de la gripe de inicio de campaña y el agotamiento, no tenía prácticamente voz.

El cabeza de lista popular y futuro regidor optaba por desayunar con dos centenares de interventores y apoderados del Partido Popular en el hotel Meliá María Pita. Liquidadas sus obligaciones, ocupaban el resto del día para estar con los suyos.

Tanto el líder socialista como el popular asistieron por la noche al partido del Deportivo, que consumaba el descenso. En el campo también estaba, como casi todos los fines de semana, César Santiso, veterano socio que conseguiría un día después un escaño histórico para Esquerda Unida. El cabeza de lista de EU, de paseo por Riazor, confesaba que por la mañana se le habían pegado "las sábanas" y que había trabajado, "pero muy poquito", en su huerta de Carral.

El candidato del BNG a la Alcaldía coruñesa, Xosé Manuel Carril, hacía una de las cosas que más goza y que había que tenido que dejar aparcada por el trajín electoral: salir a correr. Por el entorno de la Torre de Hércules el nacionalista respiró aire fresco, acompañado por la "amiga más grande del mundo mundial", tal y como definió el político en las redes sociales. "Hay salud, tierra y mar", escribía.