Buena parte de los cabezas de cartel que se presentan a las elecciones del 28-A emplean el tiempo de sus intervenciones en llamar a la movilización; en arengar a los suyos para que no se dejen doblegar por la desafección o el hastío y acudan el domingo a ejercer su dereco al voto. "Cada papeleta, cuenta" es una de las frases más recurrentes en el vocabulario de campaña. Sin embargo, el entusiasmo de los candidatos se compadece poco con el ánimo que estos días muchos de los 457.909 electores que residen fuera y que ven sus intenciones sepultadas por la burocracia.

Es el caso de Ana Saa, gallega pero residente en Dublín de manera provisional. Cumplimentó todos los formularios ante la Embajada pero todavía está a la espera de las papeletas de las candidaturas. "Debería haber recibido la documentación el día 8, pero además, viendo el estado de mi solicitud ni siquiera ha salido de la oficina de Correos", lamenta.

El proceso para "rogar" el voto desde el extranjero tuvo una primera fecha límite el día 30 de marzo, cuando los interesados debían solicitar su participación en los comicios. En el supuesto de que los electores estuvieran asentados en el país, debían acreditarse como residentes no permanentes. A partir de ahí, el plazo para recibir la documentación se extendía entre el 2y el 8 de marzo. Para votar, los electores extranjeros tienen a su disposición las oficinas de Correos o, si el voto se quiere depositar presencialmente, las dependencias de los Consulados y Embajadas durante los días 24 y 26 de abril, ambos inclusive.

Hasta aquí el cronograma oficial, pero los testimonios dan cuenta de una realidad más bien"frustrante". "En una sociedad democrática a muchos ciudadanos nos están privando de un derecho", protesta. Incluso piensa en dar la espalda a los próximas comicios locales del 26 de mayo. "Viendo que seguramente no pueda votar en estas elecciones, pues a lo mejor tiro la toalla de cara a las municipales. Saa menciona también el caso de su hermana, que residiendo en Alemania se quedó sin participar en las pasadas elecciones generales de 2016 por el mismo motivo. " Ahora se repite el caso en Irlanda. Ves que vas pasando los años y que no se agilizan los trámites para que tú puedas ejercer un derecho democrático".

Lo mismo opina Cynthia Domínguez, otra gallega que vive a las afueras de Dublín y que ahora ve que su inversión de tiempo puede quedar en mal lugar. "Me he tirado tres horas para ir a la Embajada, esperar, cumplimentar, imprimir fotocopias, y al final para nada". Incluso especula con que detrás de toda la marabunta de trámites y filtros administrativos hay un "motivo político". Pero ella, a pesar de todo, irá a votar en mayo. Irá a contracorriente de una de las frases que escucha entre las personas de su círculo: "Con todo el papeleo que hay que hacer, ni lo intento".