Moderación, justicia social, esperanza. El vocabulario electoral de Pedro Sánchez está repleto de palabras que remiten a un PSOE más centrado y que se enfrentan a los calificativos con los que adornan a la derecha y a su política de "crispación" e "insultos". En Vigo el presidente del Gobierno no cambió el guion. Consciente de la aureola presidencial que le otorga el poder y del hueco que dejan PP y Ciudadanos por intentar taponar el augurado ascenso de Vox, el presidente del Gobierno volvió a colocar a los socialistas como la opción de los jóvenes, los autónomos, el feminismo y también de los pensionistas „un caladero inclinado hacia la estabilidad, numeroso en Galicia y vinculado históricamente a las filas conservadoras„. Un PSOE transversal, pues, que sabe el papel que le otorgan las encuestas como muralla frente a una coalición tripartita en la derecha.

"Cuando escucho a la derecha de las tres siglas que quieren reconquistar España, nosotros vamos a reconquistar la ilusión y la esperanza de los españoles", arengó el jefe del Ejecutivo. Casi 2.000 personas le jalearon en el interior del Auditorio Mar de Vigo y varios centenares se quedaron a las puertas, donde también le aguardaba la protesta de los trabajadores de Ence. Por la mañana, Sánchez compartió almuerzo con militantes en Ourense, capital de la segunda provincia de España con mayor respaldo al PP en las elecciones generales de 2016, y en la que todavía colea la crisis interna por cambios en las listas, dimisiones y bajas en la militancia.

Sin embargo, el recorrido del candidato socialista no se compadeció con grandes propuestas en clave autonómica. No hubo apenas menciones ni promesas que señalaran al AVE, ni planes que remitieran al Corredor o guiños para la transferencia de la Autopista del Atlántico (AP-9). Todo el discurso lo ocupó la política nacional. Y en consecuencia, buena parte de los argumentos giraron alrededor de los principales hilos argumentales de fondos, con Vox y Cataluña como grandes telones de fondo.

"Caminar hacia delante o hacia atrás", resumió Sánchez la disyuntiva de las elecciones del 28 de abril. Y de nuevo blandió la foto de Colón para atizar a las derechas. "Van juntas a la manifestación y juntas las vamos a mandar a la oposición". El presidente también se refirió a una "ultraderecha" que "ha existido siempre" „ya sea de la mano de "un tal Blas Piñar", disuelta "en el PP", o ahora como partido político„ frente a la cual ni el PP ni Ciudadanos tuvieron la "valentía" ni los "principios" suficientes para decirle "por ahí no". "¿Desde cuándo se había puesto en cuestión el sistema público de pensiones o la subida del salario mínimo?", cuestionó.

Porque el presidente no dejó de reivindicar sus diez meses al frente del Gobierno. Desde el comienzo. Desde una moción de censura que Sánchez tuvo que aclarar que no empezó "por Cataluña" sino "por la corrupción" hasta la continuación de un mandato que se vio frustrada por la dificultad para sostener el diálogo con la Generalitat. En ese sentido, el socialista volvió a sacar a la luz un perfil más contundente.

Abogó por el diálogo, sí, pero desde la premisa de que la autodeterminación no va a llegar, "como saben la derecha y los independentistas". "Cataluña tiene que hablar con Cataluña", prosiguió.

Por lo demás, Sánchez agitó las tradicionales bolsas de votantes leales al PSOE y algunas más. Puso a su partido como "el valladar de los derechos y las libertades de las mujeres", presumió de conquistas como el matrimonio homosexual o la ley de interrupción del embarazo, y se acordó también del compromiso por la regeneración.El último: garantizar que los policías que operaron en la tramoya de la "policía patriótica" durante la era del PP "lo van a pagar hasta las últimas consecuencias". Pero hubo otras menciones. Sánchez hizo varias referencias al colectivo de pensionistas el mismo día en que Pablo Casado prometió subir las cuantías hasta un15%.

Y todo ello mezclado con llamadas a la movilización como las que pronunció antes Gonzalo Caballero, líder de los socialistas gallegos. "Nos quedan doce días de campaña) y no podemos perder ni un minuto. Por un voto se decide un gobierno.".

El secretario xeral del PSdeG recalcó que la ciudad viguesa será "la vanguardia de la izquierda" el 28 de abril y atacó a un PP "desnortado" que en Galicia, bajo el mando de Alberto Núñez Feijóo, deja una sanidad "en la UVI". "Todos los gallegos progresistas estamos con ganas de cambiar una Galicia que el PP quiere en blanco y negro", culminó. El cuadro se pintará el 28 de abril.