Para algunos de los votantes, depositar su papeleta en la urna fue una tarea titánica. Uno de los inscritos al que le tocaba ejercer su derecho a voto en el colegio instalado en el Fernando Wirtz no pudo pasar a las instalaciones, ya que las dos puertas que dan acceso a las personas con movilidad reducida estaban cerradas, por lo que, finalmente, le acercaron la urna a la puerta. No fue el único que se encontró con dificultades, varias mujeres con muletas tuvieron que pedir ayuda para poder salvar el escalón que había en la única entrada habilitada en el centro y llegar a la urna.

También hubo quejas de las personas con movilidad reducida que vieron cómo su colegio electoral de ocasiones anteriores, la plaza de Lugo, había sido sustituido por un bajo en las instalaciones portuarias, un local social en el que no había habilitadas rampas accesibles y las mesas en las que debían votar los electores estaban señalizadas con un folio escrito con un rotulador pegado en un corcho.

En el instituto de Monelos y en el de Adormideras también se produjeron problemas para acceder a las urnas.

En el apartado de las incidencias entra también la tardanza en la constitución de una mesa en el colegio Grande Obra de Atocha, ya que el segundo vocal no llegó a tiempo y sus suplentes no se presentaron. La Junta electoral mandó a otra persona para que lo sustituyese y poder abrir la mesa.