"Guerra sin cuartel contra la corrupción". Luís Villares retomó ayer su vena de magistrado para afilar sus críticas constantes al PP por la corrupción, el mantra diario en sus intervenciones de campaña. Si llega a la presidencia de la Xunta, levantará alfombras y denunciará cualquier corruptela que detecte, aunque ya las da por existentes. "Haremos que devuelvan hasta el último euro de lo robado, del saqueo; haremos todo lo necesario para llevar a la Fiscalía y a los tribunales que robaron y saquearon. Los llevaremos a los tribunales para que los juzguen y los metan en prisión", prometió en un mitin en Narón.

Existe una certeza una vez que la campaña entra en la fase final: el primer Consello de la Xunta de un gobierno de izquierdas será intenso. Villares ha garantizado que el decreto de garantías sociales será su primera medida, como ayer apuntó en el primer lugar de su lista de tareas pendientes de aplicar en el "cambio político".

En un mitin con siete intervinientes en el estrado, Villares cifró en 1.200 millones de euros las pérdidas por la corrupción en el último año, citando datos del Observatorio contra la Corrupción -en España costó 87.000 millones- y vinculó el 90% de casos con la privatización de recursos públicos. "Recuperando servicios descongestionamos los juzgados. ¿Qué mayor eficiencia en la gestión?, bromeó tras censurar que el candidato a la reelección del PP, Alberto Núñez Feijóo, solo lamentase que la corrupción le costase al PP "tres millones de votos". "La preocupación es por qué no pudimos hacer políticas públicas con el dinero que robásteis", espetó. Tras un fin de semana con actos con los alcaldes del cambio, Ada Colau e Íñigo Errejón, el candidato de En Marea atravesó ayer una jornada valle con el anuncio de la recuperación del plan de salud mental aparcado por Feijóo en 2009 cuando el PP tomó de nuevo la Xunta a falta del día fuerte con la visita hoy de Pablo Iglesias, líder de Podemos, a A Coruña, a las 12.00 horas en el Paraninfo de la Universidade da Coruña.

Villares ha ido concretando su política de alianzas a medida que transcurría la campaña. Garantiza un pacto con el PSdeG y el BNG para que no gobierne el PP, pero ayer centró su mensaje en polarizar la alternativa: o los populares o En Marea. "No hay más modelos: Marea o PP. Honestidad o corrupción. Derechos sociales o sufrimiento", enumeró. El 25, la respuesta.