Xoaquín Fernández Leiceaga, Xocas para sus amigos, es un apasionado del mar. Patrón de barco, hizo dos travesías a las Azores y sueña con cruzar el Atlántico en velero. Pescador y submarinista en su tiempo libre es el hombre que la militancia del PSdeG ha situado al timón de la candidatura del 25-S. Su reto, sortear a En Marea, y que el barco socialista sea el segundo en llegar a puerto el domingo, y si es posible haciendo un boquete al navío del PP gallego. También debe capear el temporal en su partido, con más de un motín a bordo dentro y fuera de O Padornelo.

A favor de Leiceaga, que nació hace 55 años en Noia, juegan sus 30 años de experiencia política, de los que buena parte los pasó militando en el BNG. Siempre ha estado en segunda línea, como edil de Facenda del alcalde Bugallo en Santiago, como colaborador de Touriño o como portavoz parlamentario de Pachi Vázquez, y ahora salta a la primera línea, con el principal aval de su formación académica. Es economista de prestigio con plaza en la Universidade de Santiago. Se presenta como un político socialdemócrata, galleguista y dialogante. Lo último le hará mucha falta si el domingo vence a las encuestas. La alternativa al PP gallego es un tripartito de PSdeG, En Marea y BNG, pero aún no sabemos capitaneado por quién. Leiceaga, casado y con dos hijos, natural de Noia, pero residente en Santiago, tiene en su contra su escaso conocimiento entre el electorado y que su nombre no es sinónimo de carisma. A partir del domingo, desde la Xunta o desde la bancada de la oposición en O Hórreo, el PSOE gallego tiene otra asignatura pendiente: cerrar heridas porque la campaña solo ha servido para aparcar o disimular la crisis abierta con la confección de las listas. ¿Podrá?