La victoria que se vislumbraba después de que en las elecciones generales de abril de 2019 el PSdeG adelantara en votos al PP en Galicia se quedó ayer en espejismo. Los socialistas quedaron estancados (según los datos al cierre de esta edición solo un escaño más que en 2016 que fue su peor resultado histórico) y de nuevo en tercera posición. Esta vez adelantados por el BNG que supo capitalizar el voto de izquierda que quedó huérfano tras el desplome de la Marea y Galicia en Común.

El proyecto del PSdeG no cuaja. Ocho candidatos a la Xunta después siguen sin un liderazgo fuerte y ahora el de Gonzalo Caballero queda seriamente tocado.

No es solo que haya quedado en tercera posición. La ventaja que le saca el BNG es grande. En 2016 En Marea le superó en número de votos, pero al menos estaban empatados en escaños. Ahora Ana Pontón se convertirá en la cabeza visible de la oposición y el PSdeG queda relegado a un papel secundario.

Hay que remontarse a 1997 para encontrar una situación similar. Curiosamente en esos comicios el candidato era el tío del actual líder del PSdeG, Abel Caballero, que también quedó en tercera posición con 15 diputados.

Sin embargo, por aquel entonces en España gobernaba el PP, con José María Aznar en Moncloa. En el caso de Gonzalo Caballero el mal resultado se explica peor. No supo rentabilizar el viento a favor de contar en España con un Gobierno presidido por Pedro Sánchez. El desembarco de ministros en campaña electoral no sumó. O tal vez, acusó el desgaste de la coalición PSOE-Podemos. En Ferraz deberán tomar nota de los resultados obtenidos en Galicia.

¿Y qué pasará ahora en el PSdeG? En un partido tradicionalmente vapuleado por guerras cainitas, tal vez no tarden en aparecer de nuevo los cuchillos para exigir responsabilidades a su líder por el mal resultado.

La mayoría de secretarios xerais del PSdeG no duran más de una legislatura, con la excepción de Emilio Pérez Touriño (1998-2009), Antolín Sánchez Presedo (1985-1993) o Francisco Vázquez (1977-1985).