El espacio político de la autoproclamada "unidad popular" busca su cuadratura del círculo en la ciudad. El próximo 20 de diciembre finalizará el ciclo electoral que arrancó con la elección de Mariano Rajoy como presidente en 2011. No por casualidad, esta fecha marcó también el inicio de un nuevo tiempo en la izquierda gallega y coruñesa que tuvo su traducción en alianzas políticas sin precedentes y que, ya sea bajo el nombre de Alternativa Galega de Esquerdas, Podemos o, en las últimas municipales, Marea Atlántica, lograron patear el tablero político coruñés, hasta el punto de hacerse con la Alcaldía, rompiendo con 30 años de monopolio de PSOE y PP.

El deterioro electoral del bipartidismo ha sido constante desde 2011. Populares y socialistas obtuvieron en las pasadas generales un porcentaje de voto superior al 76%, que caería al 59% en las autonómicas de 2012 y que en las europeas y municipales se contraería todavía más, cruzando la barrera simbólica del 50%, con un 48,8 y un 49,23%, respectivamente.

Pese a no tener grandes responsabilidades en la gestación y posterior gestión de la crisis, la emergencia de nuevas fórmulas electorales en la izquierda también ha pasado factura al BNG. Desde las generales de 2011, en las que obtuvieron un 9,74% de los votos de la ciudad, la formación frentista no ha hecho más que descender en apoyos, hasta alcanzar un casi marginal 5,71% en las últimas municipales, lo que les hizo pasar de cuatro concejales a un solo representante.

A diferencia de lo que ocurrió en otras comunidades y ciudades del Estado, el trasvase de sufragios desde los partidos que hasta 2011 venían monopolizando el voto tuvo en A Coruña como únicos destinatarios a las candidaturas de la confluencia de izquierdas. Otras opciones, como la del social liberalismo más renovado de Ciudadanos, apenas lograron canalizar el voto del descontento en los dos últimos comicios a los que se presentaron, obteniendo un 2,96% en las europeas y un 4,89% en las municipales, insuficientes para obtener representación en el Consistorio.

Con este contexto, la candidatura que apoyan los partidos de la autoproclamada "unidad popular", que en Galicia concurren bajo el nombre de En Marea, buscan cerrar el ciclo electoral 2011-2015 afianzando su posición de llave en el mapa de partidos de la ciudad.

Los partidos con representación en María Pita también miran con atención a unos comicios que tendrán su particular efecto resaca en la política municipal. Pese a la distancia puesta por la Marea Atlántica de Xulio Ferreiro con respecto a En Marea -por quien solo se han limitado a pedir el voto, rechazando integrarse en una coalición cuyos candidatos fueron pactados entre las direcciones de los partidos y no elegidos directamente a través de primarias-, el éxito o el fracaso de esta candidatura dentro de dos semanas será interpretado, al menos por la oposición, como un respaldo o un castigo a la gestión municipal del nuevo Gobierno.

En una ciudad en la que las nuevas fórmulas políticas de la izquierda tan buen resultado han dado en los últimos años -AGE dando el sorpasso al PSOE en las gallegas, Podemos en las europeas convirtiéndose en tercera fuerza, y Marea quedando a un puñado de votos del PP en las locales-, las generales serán también un buen momento para comprobar el éxito de la fórmula bajo la que concurre el BNG: la plataforma de NÓS-Candidatura Galega, que eligió a sus candidatos a través de primarias y que integra a otras formaciones minoritarias y prácticamente sin presencia en la ciudad, como son el Partido Comunista do Povo Galego, Coalición Galega o el Partido Galeguista.

La estimación del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hecha pública esta semana muestra un escenario electoral de lo más reñido para la circunscripción provincial. De los ocho escaños que están en juego, el estudio preelectoral apunta a un reparto entre cinco fuerzas: tres diputados para el PP, dos para PSOE, dos para En Marea y uno para Ciudadanos. El BNG, ahora en NÓS, perdería su representación en el Congreso de los Diputados por primera vez en 20 años.