La imagen arrebató ayer el protagonismo a la palabra en el mitin central del PP en Galicia, celebrado en el Palacio de Exposiciones y Congresos (Palexco) de A Coruña. Todos las miradas se centraban en el rostro del aspirante conservador a presidir el Gobierno, Mariano Rajoy, que llegaba a la ciudad tres horas después de haber sido agredido por un joven de 17 años en Pontevedra, que le propinó un puñetazo durante un paseo electoral Mariano Rajoypuñetazo por las calles de la ciudad.

Sin gafas, rotas en el incidente, y con un visible traumatismo en el rostro, el candidato popular apareció en un abarrotado auditorio que lo recibió con gritos de "presidente" acompañado del líder del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el número uno por la provincia de A Coruña al Congreso, Miguel Lorenzo, y el presidente local de la formación, Carlos Negreira.

Durante su discurso, Rajoy no realizó ninguna alusión explícita a la agresión, a excepción de lo que se entendió como una velada referencia final: "los gallegos somos gente tranquila, gente seria, lo cual no quiere decir que no tengamos eso en lo que están pensando todos los que estamos aquí".

El presidente del Gobierno llamó a "huir del extremismo" y a deshacerse de la visión "tétrica y negra" de España que, a su juicio, defienden los partidos de la oposición. Rajoy dibujó en A Coruña un país con "cosas mejorables" pero que está "mejor que hace cuatro años" gracias a su labor al frente del Ejecutivo. "Hoy ya no somos el enfermo de Europa, hoy la inflación baja, hoy España crece y lo hace de manera sostenida y mucho más que Alemania, Francia y el conjunto de UE", alegó antes de ser ovacionado por los cerca de 2.500 simpatizantes que llenaron el auditorio, el hall y los exteriores de Palexco2.500 simpatizanteshall.

En un optimista discurso, en el que pasó de puntillas por los recortes, Rajoy habló de España como "una gran nación" y presumió de sus kilómetros de Tren de Alta Velocidad, de sus autopistas, de su sistema de pensiones o de su sanidad pública.

"No podemos aceptar que otros hablen mal de España. ¿Por qué somos el segundo país del mundo con mayor número de turistas? Si es un país tan malo y tan oscuro a lo mejor es que alguien los trae obligados", ironizó.

Y hasta aquí llegaron sus referencias a la oposición. No hizo menciones ni a PSOE, ni a Podemos, ni tampoco a Ciudadanos. "No voy a hablar de nuestros adversarios políticos porque, además, me aburre profundamente", remarcó el presidente, no sin antes advertir del riesgo que supondría para el crecimiento económico la presencia en el gobierno de una oposición "con algunas medidas que ponen los pelos de punta".

La estrategia no es nueva, especialmente en lo que se refiere a Ciudadanos. Durante los últimos días de campaña Rajoy ha evitado las alusiones a la formación naranja, consciente de la necesidad que tendría de apoyarse en los de Albert Rivera para repetir como presidente del Gobierno, según apuntan casi todas las encuestas publicadas hasta el momento.

En el apartado de promesas, el candidato conservador fue escueto. Más allá del ya manido compromiso de crear dos millones de puestos de trabajo durante la próxima legislatura, Rajoy habló de introducir la banda ancha en todos los colegios públicos y de financiar con fondos del Estado libros digitales para los estudiantes. En cuanto a impuestos, prometió una rebaja del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). "Ahora las cosas van a ser más fáciles y podremos bajar impuestos como consecuencia de la reactivación de la economía", indicó sobre el escenario, decorado con un plasma de fondo en el que se proyectaban diferentes imágenes de A Coruña.

Rodeado de militantes y simpatizantes, Rajoy hizo un repaso por su carrera política, desde los tiempos en que fue presidente local de los conservadores pontevedreses hasta su llegada al Ejecutivo estatal, para proclamar su "orgullo" de formar parte del Partido Popular. "Me siento enormemente orgulloso de lo que es esta fuerza política que se ha construido desde la base y que no es producto de ninguna operación de marketing ni surgió en ninguna tertulia", arguyó.

Rajoy finalizó su intervención dejando claro que el ritmo de campaña no ha hecho mella en su ánimo: "Me encuentro estupendamente, mucho mejor que hace cuatro años. Estoy más convencido, con más ganas, y necesito que me ayudéis y me apoyéis para ganar las elecciones", sentenció antes de recibir un cerrado aplauso de todos los presentes.

La anécdota final se produjo a la salida del acto, en la entrada del Palacio de Congresos y Exposiciones, cuando miembros de la organización del PP comenzaron a lanzar a discreción y por los aires bolsas con camisetas y mochilas del partido ante una masa de simpatizantes que se apelotonaba para cazarlos al vuelo.