El máximo responsable del PP gallego y presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se agarraba ayer con fuerza a la idea de que la suya es la segunda mejor posición de los populares en una comunidad, en la que obtienen una mayor ventaja respecto al resto de formaciones, únicamente por detrás de Castilla y León. Efectivamente. El partido consiguió el 37% de los votos, por encima de los 600.000. Diez puntos más que la cosecha de la formación en el conjunto del Estado. Pero el 20-D deja un doloroso palo al partido en la comunidad, que se había marcado como objetivo al principio de la campaña no bajar de los 13 diputados y reunir más representantes que la suma del resto. El reto quedó muy lejos. El PP gallego cae en más de 164.000 votos en comparación con las elecciones generales de 2011, prácticamente un tercio de los apoyos, y pasa de los 15 escaños cosechados entonces a 10. Dos de esos asientos los pierde por la provincia de A Coruña.

Es el peor resultado de su historia. Hay que retroceder hasta 1982, en tiempos de Alianza Popular, para encontrar un porcentaje de voto inferior, del 36,9%. Y hasta 2008, cuando el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero se alzó con mayoría absoluta, para hacerlo en número de escaños. 11 fueron en aquel momento. Al PP, que se enfrenta el próximo año al veredicto de las urnas en los comicios autonómicos, le pasa factura la falta de respaldos en la Galicia urbana y especialmente las dos principales ciudades. En A Coruña se repite un empate casi al milímetro con la siguiente fuerza en lidia, En Marea; y en Vigo, donde directamente se queda por detrás.

PSdeG y BNG

Por esa misma razón, el empuje de las zonas urbanas, En Marea sale victoriosa de la lucha con el PSdeG por la segunda posición. La coalición liderada por Anova, Esquerda Unida y Podemos supera los 405.000 votos. Lo que supone más del 25%. Lo que implica que la formación ha sabido arañar apoyos en la tarta del electorado regional, incluido parte de lo perdido por el PP, que se vio afectado también por la irrupción de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera alcanzó alrededor de 147.000 papeletas y 1 escaño.

En Marea captó uno de cada cuatro votos depositados en la comunidad. El doble de lo recabado por Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) en las autonómicas del año 2012. Son seis diputados. Dos de cada provincia atlántica y uno en las de interior. Vigo, la ciudad elegida por la formación para el cierre de la campaña el pasado viernes, les coloca como los más votados, seis puntos arriba del PP y doce por encima de los socialistas.

Desde el PSdeG también intentaban ayer quedarse con el buen sabor de boca que podría dejarles el mantenimiento de los seis diputados que ganaron en 2011. Aunque la letra pequeña de los resultados ahonda en la sangría de votos que vienen padeciendo. Los socialistas gallegos caen a la tercera posición tras perder 112.000 respaldos con respecto a hace cuatro años, hasta los 345.000, el 21,3% del total. El segundo peor cómputo desde el 23% con el que saldaron las generales de 2000, la llegada de José María Aznar a Moncloa.

El 20-D pasará también a la memoria del Bloque por el golpe de abandonar el Congreso de los Diputados tras 20 años con representación. NÓS-Candidatura Galega, la alianza en la que se presentaban, logró únicamente el 4,3% de los votos, unos 70.000. El desplome desde 2011 asciende a más de 114.000 papeletas, el 62%.

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