Los populares gallegos se marcaron dos retos muy concretos al comienzo de la campaña electoral. Ante el cambio en el tablero político por la irrupción de las nuevas formaciones y conscientes de la enorme dificultad para revalidar los magníficos resultados de 2011 -más del 52% de los votos y 15 diputados-, el partido consideraba que salvaría los muebles si aguantaba al menos 12 escaños y superaba a la suma del resto. Pero ni lo uno ni lo otro. El PP gallego se sitúa de nuevo a la cabeza, pero pierde 15 puntos en respaldo y cinco representantes en el Congreso de los Diputados. El peor resultado de la historia.

El partido presidido por Alberto Núñez Feijóo logró alrededor de 595.000 votos, frente a los 864.500 de hace cuatro años. Una diferencia de 270.000, prácticamente un tercio. Del 52,5% de 2011 al 37,11% al cierre del escrutinio de ayer. El partido nunca había estado por debajo del 37%. Fue en 1982, en tiempos de Alianza Popular, y en aquel momento equivalían a 13 escaños. El mínimo en representantes en la Cámara Baja fueron 11, en 2008, coincidiendo con la mayoría absoluta del PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero al frente.

La otra cara del 20-D en Galicia está en En Marea. La coalición liderada por Anova, Esquerda Unida y Podemos se convirtió en la segunda fuerza más votada en la comunidad, con cerca del 28% de las papeletas y 6 escaños, gracias al importante respaldo conseguido sobre todo en las áreas urbanas, y especialmente en los municipios más poblados de la comunidad, A Coruña y Vigo, en este segundo caso como primer partido incluso a seis puntos de los populares y once sobre los socialistas. En Marea se llevó ayer 390.000 votos. Uno de los mejores datos entre las alianzas territoriales que Podemos forjó para estos comicios generales y la posibilidad de formar un grupo parlamentario propio.

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El sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicado a principios de diciembre ya anticipó una lucha fraticida entre En Marea y el PSdeG para ocupar la segunda posición en Galicia. Finalmente, los socialistas gallegos se quedaron casi tres puntos por debajo de la coalición de Anova, EU y Podemos, con 56.000 votos menos. El 21,4% del total. La sangría de apoyos que padecen los de Xosé Ramón Gómez Besteiro, tras un nuevo descenso respecto a 2011 de 122.000 votos, no impide, sin embargo, que la formación conserve intactos los seis diputados con los que se alzó hace cuatro años.

Ciudadanos, el gran perdedor en Galicia en las pasadas elecciones locales, sí cosecha representación. El 9% de los votos depositados en la comunidad (145.000 en la jornada de ayer. Un diputado, concretamente, por la circunscripción de A Coruña.

NÓS-Candidatura Galega no se acerca ni siquiera al 5% de los votos. Lo que, por ejemplo, le hubiera impedido hasta contar para el reparto de sillas en caso de que se trataran de unas elecciones autonómicas. La coalición encabezada por el BNG rompe así con veinte anos consecutivos de representación en el Congreso de los Diputados. El Bloque llegó a tener tres escaños en la legislatura de 2000 a 2004. Únicamente saca 69.000 votos. Son 113.000 menos que en 2011, un recorte del 62%.