Beiras reivindicó ayer Galicia como vanguardia en el nacimiento de nuevas fórmulas políticas, aludiendo al experimento de AGE en 2012, que debutó con nueve escaños mezclando exmiembros del BNG, a través de Anova, con una fuerza estatal como Esquerda Unida. Ese es el camino, insistió, después de emular ese mecanismo en su alianza con un Podemos renuente en un primer momento. La fórmula En Marea, sin embargo, tiene ahora ante sí el reto de no cometer el mismo error que AGE y sumirse en una crisis interna que, en Galicia, acabó con dos escisiones.

Los retos son varios. En primer lugar, el pacto de la coalición establece un sistema rotatorio de portavocías en el grupo parlamentario que conseguirán -siempre que lo autorice la Mesa del Congreso- que debería recaer en Alexandra Fernández, de Anova.

Además, ese acuerdo incluye también la creación de una estructura de grupo propio para que no funcione como una suma de partidos: Podemos cuenta con dos diputados; Anova, con dos; EU, con uno; y Ourense en Común, con otro.

En la generosidad incidió Martiño Noriega, que deslizó que "se está consolidando un lugar de encuentro", en alusión precisamente al mestizaje de alianzas, grandes triunfadoras en Galicia, Cataluña y Valencia. "El proceso de agregación multiplica y multiplica mucho", insistió en el mensaje Riobóo, responsable en Galicia de Podemos