Con mensajes más o menos explícitos, pero fueron precisamente ellas, todas las formaciones que concurrían a los comicios desde Galicia, las que aprovecharon sin excepción la campaña de las generales para colar el futuro político de la comunidad y en eso mismo insistieron los respectivos líderes en sus análisis una vez conocidos los resultados. ¿Próximo destino del fin del bipartidismo o una tendencia que no puede desligarse por el momento del escenario estatal? A la espera de lo que ocurra en Cataluña, la próxima cita con las urnas será aquí. En menos de un año. Y a todos los previsibles oponentes se les acumula desde ya una enorme lista de tareas. Las que también ellos mismos se pusieron durante la noche del domingo. Es la enésima prueba de que la carrera por el timón de San Caetano será un largo sprint.

"Realmente, la ruptura con el bipartidismo se inició en Galicia en 2012", señala Enrique Varela, profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidade de Vigo, en referencia a la entrada de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) en el Parlamento gallego en las anteriores elecciones autonómicas. Una "dinámica diferente" en el sistema político de la comunidad, que, según Varela, se consolidó luego en las municipales gracias a las mareas e incluso en el reparto del voto gallego para las europeas de marzo del pasado 2014. "Si tenemos en cuenta el voto dual, la consideración de que cada nivel de gobierno lleva sus propias claves, lo sucedido el domingo va a influir en Galicia -añade-. Son tendencias". El cambio implica más jugadores y también "un nuevo tablón de juego". "Lo que no sabemos en el grado de esa influencia, cuánta será", señala el docente.

En esa misma idea de Galicia como "paradigma" del giro político incide Fermín Bouza. "Si miramos las cifras de voto y su distribución, la realidad es que no se trata de una zona de voto tan conservador como parece", explica el catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. La izquierda y el nacionalismo suman por encima de los populares, que, pese al relevante descalabro en el resultado -el mínimo histórico en unas generales-, logran en Galicia la segunda mayor ventaja en una comunidad respecto al resto de fuerzas. "No se pueden extrapolar los resultados, la gente vota de diferente forma y falta tiempo", apela Cristina Ares. Entre otras cosas, como destaca la profesora de Ciencia Política en la Universidade de Santiago, porque el PP en Galicia "ocupa una parte del centro político" en la que Ciudadanos pescó en otros lugares. "No está tan derechizado -añade- como en el ámbito estatal". Lo que no implica que la cosecha de los de Albert Rivera en la región no sea un buen resultado "porque tampoco hizo una apuesta por Galicia ni sus candidatos tenían un perfil de conocimiento alto".

La posible repercusión del 20-D en las próximas autonómicas de Galicia va, para Miguel Anxo Bastos, más allá de la noche electoral. "Intuyo que en Madrid habrá un gobierno de izquierdas. Lo contrario sería un suicidio para los que se pasaron la campaña advirtiendo contra el PP -narra el profesor de Política Pública en la Universidade de Santiago-. En función de la estabilidad de las alianzas, de las meteduras de pata o de cómo lleven a cabo el programa, Feijóo puede resistir frente a ellos como un gobierno de moderación y presentarse así".

¿Y la apuesta por seguir renovándose, como el presidente de la Xunta y del PP gallego defendió el domingo para mejorar los resultados? "Ya se renovaron y no puede cambiarse a la gente constantemente. Tienen que coger experiencia", sostiene Bastos.

Debilidades

"No es un problema de caras ni de programa, sino de estilo político -apunta Enrique Varela-. Los partidos tradicionales arrastran dinámicas internas muy difíciles de cambiar, a diferencia de las formaciones nuevas, que no tiene tantos anclajes ni una red clientelar". El profesor de la Universidadede Vigo lo ejemplifica con el deterioro de Izquierda Unida y la hecatombe del Bloque, fuera del Congreso tras casi 20 años, "pese a cambiar las caras y hasta el nombre". "Las elites centrales de los grandes partidos no admiten el cambio, no lo van a conseguir. No es que las formaciones estén anquilosadas, es que lo están las personas dentro de los partidos", opina también Fermín Bouza. "La renovación -insiste- tenían que haberla acometido tanto el PP como el PSOE hace 10 años".

La visión de los expertos sobre la situación de los populares gallegos guarda una gran similitud con la que tienen ante su tradicional enemigo, los socialistas. Los dos "van a tener que trabajar en las ciudades", afirma Cristina Ares. En ellas están las mejores cifras de En Marea. La profesora de la Universidade de Vigo subraya la importancia que tendrá el candidato también en ambas formaciones. "Si será Núñez Feijóo o no y si será Gómez Besteiro, que en este momento no es precisamente el mejor por la imputación", dice Ares. Al actual secretario xeral del PSdeG los politólogos coinciden en señalarle "el gran error" de la noche electoral cuando se presentó "como el segundo partido" de Galicia porque En Marea "es una coalición". "Es -resume Cristina Ares- una muestra de debilidad". "Es como si no se hubiesen enterado de nada -añade Enrique Varela-. Lo de que todos ganan ya no se lo cree nadie. La gente está cada vez más informada".

"El voto joven es básico siempre y seguramente tiene mucho que ver en el resultado de En Marea, entendiéndolo en un abanico amplio, de los 18 a los 40 años. Por encima de esas edades son franjas más cercanas a PSOE y PP", argumenta el sociólogo Fermín Bouza para explicar la meteórica irrupción de En Marea como segunda formación más votada en Galicia gracias al empuje de las áreas urbanas. "Siempre ha sido así, el cambio comienza en las provincias atlánticas, pero eso no significa que no se pueda dar en el resto, aunque sea un proceso más lento. De hecho, la pérdida de votos del PP en Ourense es significativa, al igual que el ejemplo de Vigo, un municipio con mayoría absoluta del PSOE y donde influyó claramente la nacionalización de la política", comenta Enrique Varela ante la victoria en la ciudad.

Alternativa

"La presentación que hacen como la alternativa de gobierno en Galicia es muy hábil", sostiene Cristina Ares. En Marea sedujo a "gente joven, aunque no solo, y se llevaron parte del voto del BNG y el PSdeG con perfiles muy diferentes y ahora su futuro dependerá de que hagan creíble el proyecto". Su resultado, según Bastos, es "sorprendente". "Un caldo de cultivo", califica, para lo que pueda pasar en la lucha de las autonómicas de 2016, aunque con un doble reto por delante: la búsqueda de candidato y "su capacidad para ponerse de acuerdo y repartir las listas". "Claro que son una alternativa real, como lo fue el Bloque que en dos ocasiones dio el sorpasso al PSOE", esgrime el profesor de Política Pública, que recuerda que el PP gallego logró sus mejores resultados cuando el contrincante directo no eran los socialistas, sino el Bloque.